La ciencia trabaja en el desarrollo de inmunizaciones contra enfermedades no infecciosas como el cáncer o el alzhéimer, contra la obesidad e incluso contra adicciones como el tabaco
Un prototipo de vacuna contra el sida y una vacuna contra la malaria han superado recientemente, y con éxito, diversas pruebas previas a su comercialización. Pero una vacuna no necesariamente debe dirigirse contra un agente infeccioso. La ciencia moderna también está desarrollando inmunizaciones que buscan aprovechar nuestras propias defensas para luchar contra todo un abanico de diferentes enfermedades no infecciosas. La ciencia trabaja ahora en las vacunas del futuro, que lucharán contra el cáncer, el alzhéimer, el tabaquismo, la obesidad o los infartos.
01 Cáncer: Una nueva terapia
Hay virus que se asocian con el desarrollo de algunos tipos de cáncer, como el del papiloma humano o el de la hepatitis B, para los que ya existen vacunas. Se trata de inmunizaciones preventivas, porque se administran para evitar la infección. Pero hay muchos tumores que no tienen que ver con ningún virus y de los que el sistema inmunitario puede defender al organismo.
Existen ensayos clínicos con vacunas de hasta 15 tipos de cáncer.
Una prueba de ello es que en los pacientes inmunosuprimidos como, por ejemplo, tras el trasplante de un órgano, la probabilidad de desarrollar diversos tipos de cáncer es bastante mayor. Para ello, nuestras defensas son capaces de reconocer como extrañas ciertas partes de los tumores y reaccionar atacándolos. El cáncer, por su parte, puede hacerse el sigiloso y usar mecanismos para pasar desapercibido, y por eso conviene estimular las defensas, entrenarlas. Si se logra crear una vacuna que luche contra las células cancerígenas sería, en general, terapéutica. Es decir, se administraría una vez que la enfermedad hubiera comenzado; se diseñaría adaptándose a cada tumor.
Las ventajas serían muy diversas, entre ellas su especificidad y duración, su bajo coste y la posibilidad de combinarlo con los tratamientos actuales. De hecho, otra opción que se investiga es administrar directamente anticuerpos, pero tiene los inconvenientes de su alto precio y de actuar durante cortos espacios de tiempo.
No es un camino sencillo. Hasta el momento sólo hay aprobada una vacuna contra el cáncer de próstata extendido, y sus beneficios son todavía modestos. Pero su existencia demuestra que es plausible, y de hecho probable, que en los próximos años algunas más vean la luz. Así lo afirma Martín Villalba, director de un grupo de investigación en bioterapias en el Instituto de Genética Molecular de Montpellier, y que ya ha patentado una técnica de vacunación tumoral. "Uno de los campos donde se han conseguido avances más importantes es en el del tratamiento de cánceres sanguíneos, donde células de donantes escogidos pueden generar una respuesta defensiva en el paciente", explica el experto.
En los tumores sanguíneos se puede triplicar la esperanza de vida
Existen ensayos clínicos en marcha con vacunas de hasta 15 tipos diferentes de cáncer. Villalba afirma que en los tumores sanguíneos se puede llegar a triplicar la esperanza de vida del paciente "si se seleccionan convenientemente los donantes. Ya se están desa-rrollando varios ensayos clínicos, y diversos equipos estamos intentando avanzar con un tratamiento del que se pueda beneficiar la mayoría de los pacientes", explica.
El experto cree que "no es ingenuo" pensar que en dos años estas vacunas habrán alcanzado la fase de experimentación clínica. Su desarrollo como tratamiento de primera línea "dependerá de su precio y efectividad, que son los parámetros principales para su comercialización por las grandes empresas famacéuticas", añade.
Otro tipo de tumor, el cáncer de páncreas, también está de actualidad.
Este tipo de cáncer, de muy difícil detección, ha sido el responsable de la muerte del fundador de Apple, Steve Jobs, y también de la del propio premio Nobel de Medicina 2011 Ralph Steinman, descubridor de las células dendríticas, claves en la defensa del organismo. De hecho, Steinman probó consigo mismo hasta ocho tratamientos experimentales, la mayoría fruto de sus investigaciones. No se sabe ni se sabrá si fue gracias a ello, pero sobrevivió cuatro años y medio a un tumor cuya supervivencia media es de semanas o meses.
02 Alzhéimer: La vacuna contra el alcohol es más difícil que contra otras adicciones
Esperanza en ratones
Aunque existen varios fármacos para tratar el alzhéimer, su eficacia es modesta, en el mejor de los casos. Por eso hay grandes esperanzas depositadas en el desarrollo de una vacuna que permita prevenirlo o tratarlo de forma más eficaz. En el alzhéimer tiene lugar una acumulación en el cerebro de la llamada proteína beta-amiloide, la cual parece ser la responsable de la enfermedad. Por eso, la mayor parte de las vacunas ensayadas buscan que el organismo reaccione frente a ella y la elimine.
La del alzhéimer podría servir en otras enfermedades neurodegenerativas
El camino tampoco es sencillo. Cuando la vacuna más estudiada hasta la fecha se usó en ratones se pudo observar que lograba producir una respuesta se producían anticuer-pos, que el amiloide se reducía y que los animales mejoraban.
Sin embargo, cuando se usó en humanos, el ensayo debió interrumpirse antes de tiempo, porque algunos de los voluntarios sufrieron problemas como encefalitis o pequeñas hemorragias cerebrales.
La investigación, en todo caso, no cesa. Se siguen probando nuevas alternativas y en este momento hay más de 15 ensayos clínicos en marcha en todo el mundo. "Aunque los resultados de estos ensayos no se sabrán hasta dentro de un par de años, las nuevas vacunas han demostrado ser seguras sin los problemas de las iniciales", explica el doctor Alberto Lleó, neurólogo y jefe clínico de la Unidad de Memoria del Hospital de Sant Pau, en Barcelona. "De hecho", prosigue, "este enfoque ha supuesto una nueva aproximación para tratar el alzhéimer y, de confirmarse su eficacia, es posible que se extienda su uso a otras enfermedades neurodegenerativas."
03 Infartos u obesidad: Contra el colesterol
La lista de nuevas vacunas en estudio es muy amplia. Hay esperanzas puestas en conseguir una que resulte eficaz para la arteriosclerosis, principal responsable de la obstrucción de las arterias y, por tanto, de los infartos de corazón y de cerebro. En este caso suelen dirigirse contra el colesterol malo, el LDL y, de momento, parecen funcionar en animales. Otro tipo de vacunas serían las que permitirían frenar la diabetes de tipo 1, la que suele darse en los niños. En este caso el fin es diferente, porque se trata de una enfermedad autoinmune, donde las defensas atacan ciertas células del páncreas, por lo que la vacuna trata de evitar esa reacción.
La vacuna contra el alcohol es más difícil que contra otras adicciones
Incluso se están ensayando vacunas contra la obesidad, como la dirigida contra una hormona llamada grelina. La grelina actúa sobre el cerebro aumentando la sensación de hambre y ahorrando energía. Científicos portugueses han conseguido que las defensas de los ratones secuestren esta hormona e impidan su llegada al sistema nervioso; los animales no sólo comían menos, sino que gastaban más calorías.
04 Adicciones: Tabaco y alcohol
Desde hace años se están probando vacunas contra las adicciones a un sinfín de drogas. Lo que se pretende es generar anticuerpos que se unan a ellas y, como en el caso de la grelina, eviten su llegada al cerebro. Así se conseguirían evitar los efectos buscados por el consumidor y minimizar su toxicidad.
Se han realizado estudios contra la heroína, el cannabis o el alcohol, entre otras muchas. Las vacunas contra este último parecen más difíciles de conseguir, porque la molécula del alcohol es muy pequeña y, a pesar de unirse a un anticuerpo, sigue siendo capaz de atravesar la barrera que separa la sangre y el cerebro. De hecho, las más avanzadas parecen ser contra la cocaína y la nicotina. Para esta última existen varios prototipos en ensayo actualmente. Los resultados son dispares, pero algunos de ellos muestran datos alentadores.
Fuente: publico.es
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