Dentro de la gran cantidad de artefactos que el ser humano ha construido, el teléfono como ninguno pudo hacer tanto por mejorar sus condiciones de vida, ha salvado vidas, ha permitido que a diario nos podamos comunicar con nuestros seres queridos, que se hagan miles de transacciones comerciales y ha permitido que las personas se acerquen unas a otras.
La historia del teléfono es bien singular porque hasta no hace mucho tiempo dábamos como inventor de este artefacto a Alexander Graham Bell, pero había una controversia, porque en forma simultanea había estado en la discordia por la patente, Elisha Gray, parece que en dos sitios distintos y sin contacto estas dos personas inventaron el mismo aparato, aunque para agregarle más dramatismo, ya existía alguien que había experimentado con el teléfono en su casa para aliviar las penas de su mujer, Antonio Meucci a quien el Congreso de Estados Unidos el 11 de junio del 2002 le reconoció formalmente como el inventor del teléfono. Tal como lo han afirmado por décadas los libros de texto en Italia, el inventor italiano Antonio Meucci es el verdadero inventor del teléfono.
En 1860 el invento de Meucci fue publicado en un periódico para la comunidad italiana que circulaba en New York y para 1862 ya tenía más de treinta modelos de su “teletrofono” y había instalado unos en su casa, para facilitar la comunicación con su esposa que padecía de artritis y difícilmente podía desplazarse.
Con el fin de recolectar dinero para materiales, Meucci vendía sus prototipos a $6 dólares. Pero no le fue posible conseguir $250 dólares para patentar su “Telégrafo Parlante”. Lo único que pudo hacer con el dinero que tenía, fue dejar una notificación de patente pendiente renovable a un año y tristemente tres años después, no consiguió $10 dólares para renovarla. Pensando en un patrocinador o en una gran compañía que comprara su invento. Meucci envió un prototipo mejorado con planos, documentos y todos los detalles técnicos a Western Unión Telegraph Company, pero nunca fue posible arreglar una reunión con tan ocupados ejecutivos. En 1874, en vista de la falta de interés regresó a las oficinas reclamando el material dejado y curiosamente le contestaron que se había perdido. Dos años después, Alexander Graham Bell, quien había compartido un laboratorio con Meucci por largo tiempo, llenó la forma de la patente del teléfono, se convirtió en una celebridad y logró un fabuloso contrato con la Western Union.
Quien iba a pensar que el teléfono evolucionaria de tal manera que ahora es un artefacto del cual la comunicación no se puede pensar de otra manera, es común de ver a centenares de gentes caminando por la calle o manejando un vehículo hablando a solas, ver en una mesa a los papás y a sus hijos compartiendo la mesa en una comida o en una cena sin comunicarse entre ellos pero haciéndolo con amigos distantes, ver a una dama entrar a un restaurante con el celular y las llaves del auto en la mano izquierda y en la mano derecha el bolso de mano.
Maravillas Modernas Historia del Teléfono Celular
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