¿Tiene el universo un propósito? Tremenda pregunta, de supuesto gran calado filosófico. El sentido, el fin, la meta, el propósito. Los filósofos y pensadores especulativos acostumbran a plantearse preguntas de este tipo, y suelen también señalar que tales cuestiones marcan un ámbito inalcanzable para la ciencia y la investigación empírica del mundo natural. Por su parte, los físicos, o la mayoría, suelen eludir la cuestión. Argumentan que la pregunta no “tiene sentido” (justamente!) desde una óptica científica, o prefieren dejar la cuestión en manos de los profesionales del sentido.
Razones del “rasgo”
Desde un punto de vista rigurosamente materialista y fisicalista, podríamos argumentar que las preguntas existenciales y de gravedad filosófica tienen significado solo para las peculiares criaturas que somos (homo sapiens, según nos clasifican los zoólogos), y ello porque hay un rasgo de nuestro cerebro que así lo determina. El proceso evolutivo y sus mecanismos nos ha otorgado dicho rasgo (la búsqueda de sentido o propósito) por razones de eficacia y supervivencia, pero qué razones son esas es algo que no hemos conseguido establecer, o no del todo. Es fácil imaginar porqué la evolución nos ha dotado, por ejemplo, en un contexto de supervivencia, de manos capaces de sujetar con firmeza y precisión. Agarramos armas y herramientas con asombrosa destreza, lo cual fue devastador en su dia para los otros animales: nuestra alimentación pasó de las bayas a los bistecs. Pero ¿ qué pasa con cosas como el sentido artístico y sus ensoñaciones, rasgos radicalmente humanos, y que no logramos entender que propósito pueden tener cara a la eficacia de la transmisión de los genes egoístas?
El tubo recoge un debate de casi dos horas sobre el difícil asunto del propósito del universo. Ahí es nada. Intervienen, entre otros, pesos pesados del pensamiento escéptico como Richard Dawkins o Michael Shermer. El debate no va a resolver la cuestión, que es irresoluble, pero aporta chorros de ideas y argumentos.
"En la Teoría de la Relatividad, la posibilidad de viajar a la velocidad de la luz es equivalente a la de viajar al pasado", dice a ELMUNDO.es Álvaro de Rújula, físico teórico del CERN. El padre de la Teoría de la Relatividad, Albert Einstein, que hoy ha sufrido un 'susto' importante, ya había aventurado que si somos capaces de enviar un mensaje más rápido que la luz, entonces "podremos enviar un mensaje al pasado". El sobresalto no es más que una medición del tiempo que ha tardado un neutrino en cubrir los 730 kilómetros que separan el CERN del laboratorio subterráneo de Gran Sasso.
Este es uno de los 'dogmas' aceptados por la física teoría y que ha permanecido invariable desde 1905, cuando Einstein enunció su Teoría de la Relatividad Especial. No es que nada pueda ir más rápido que la luz. Los físicos teóricos creen que en el inicio del universo, instantes después del Big Bang sí se produjeron velocidades mayores que la de la luz (300.000 kilómetros por segundo). Lo que significa el enunciado del genial físico alemán es que ningún 'mensajero', ninguna partícula (o señal como se denominan en la física teórica), puede hacerlo.
"Si se confirmase el resultado significaría una nueva revolución en Física con implicaciones en la teoría de la información", explica desde el CERN José Bernabéu, catedrático de Física Teórica de la Universidad de Valencia y reciente ganador del Premio de la Física convocado por la Real Sociedad Española de Física y por la Fundación BBVA. "Si se confirmase sería inceíblemente revolucionario, supondría un batacazo, pero los batacazos son buenos", resume De Rújula.
Una ventana al pasado
Esas implicaciones en la teoría de la información llegan hasta el punto de que los neutrinos, y dicho desde un punto de vista didáctico, supondrían un atajo en la dimensión espacio tiempo, una ventana al pasado.
En 1987, los físicos de todo el mundo vieron en directo la explosión de una supernova llamada 1987-A. En aquella ocasión, los neutrinos -un tipo de partículas subatómicas presentes en el universo como radiación presente desde el Big Bang o que también pueden producirse en las centrales nucleares o como desintegración beta de algunos isótopos radiactivos- llegaron a la vez. La medición tuvo en aquel año una precisión 100.000 veces mayor que la tomada en el CERN.
Y esa es la sensación general en la comunidad científica: no es posible que este resultado sea correcto. "La pregunta a hacerse es: ¿dónde se han colado? Porque cabe esperar que se comprobará que esto es falso", dice Álvaro de Rújula.
Partículas con la señal muy débil
Los neutrinos apenas tienen masa y no tienen carga, de manera que su señal es tan débil que podrían atravesar la Tierra sin sufrir variaciones en su número o en su dirección. Y esa es una parte fundamental en la metodología del experimento realizado en el CERN. Al no tener carga, los neutrinos no pueden acelerarse en un acelerador de partículas como el LHC de Ginebra. Sino que hay que acelerar una fuente de neutrinos para que estos se generen y poder enviarlos en la dirección deseada.
Los neutrinos no viajan por ningún conducto científico que una el CERN con el laboratorio subterráneo del Gran Sasso. Una vez producidos en el acelerador, los científicos han de ser muy precisos para enviar los neutrinos en la dirección correcta. Tienen que atravesar 730 kilómetros bajo la superficie terrestre y alcanzar un detector masivo (con un gran volumen y de gran precisión) de cerca de 10 metros para que éste sea capaz de detectar estas partículas subatómicas.
Según los expertos consultados por ELMUNDO.es, cabe el error tanto en la parte experimental, que define los parámetros del experimento, como en la explicación de los resultados, trabajo que recae en los físicos teóricos. Será el escrutinio de los colegas el que diga si el resultado es válido o no. Los cimientos de la física moderna están en juego.
"Los neutrinos han dado muchas sorpresas en los últimos años. Pero, de confirmarse el resultado, sería la mayor sorpresa de todo el siglo, desde que se enunció la Teoría de la Relatividad Especial en 1905, desde que se estableció como paradigma de la física", explica José Bernabéu.
Contacte con el autor del artículo vía Twitter. @miguelgcorral
Según las leyes de la física, nunca podremos viajar a una velocidad superior a la velocidad de luz... ¿o quizás sí? La velocidad de la luz nos permite ver cosas de forma instantánea aquí en la Tierra y nos muestra la historia completa del universo remontándose casi 14.000 millones de años. Descubriremos todo sobre la velocidad de la luz, la constante por excelencia del universo, y también descubriremos de qué manera los científicos prevén que romperán la "barrera de la luz", la cual podría ser la única forma en la que el viaje a las estrellas de nuestra imaginación pueda convertirse alguna vez en realidad.
Se han anunciado los diez descubrimientos más importantes de la física en 2011, seleccionados por la revista Physics World. Los diez avances más importantes identificados en la lista fueron compilados por el equipo editorial de Physics World, quienes revisaron más de 350 artículos de noticias y avances en las ciencias físicas publicados en physicsworld.com en 2011.
Veamos los seleccionados para 2011:
1er lugar: Cambio de la medición cuántica
El trabajo de Steinberg destacó porque desafía la noción generalizada de que la mecánica cuántica nos prohíbe tener conocimiento de los caminos tomados por los fotones individuales a medida que viajan a través de dos ranuras muy próximas entre sí para crear un patrón de interferencia.
Esta interferencia es exactamente lo que cabría esperar si pensamos en la luz como una onda electromagnética. Pero la mecánica cuántica también nos permite pensar en la luz como fotones - aunque con la consecuencia extraña de que si se determina que los fotones viajan a través de hendiduras individuales, entonces el patrón de interferencia desaparece. Mediante el uso de mediciones débiles, Steinberg y su equipo, fueron capaces de ganar un poco de información acerca de los caminos tomados por los fotones sin destruir el modelo.
En el experimento, la doble rendija se sustituye por un divisor de haz y un par de fibras ópticas. Un solo fotón golpea el divisor de haz y se desplaza por la derecha o la izquierda de la fibra. Después de salir de los extremos muy próximos de las fibras paralelas, se crea un patrón de interferencia en una pantalla del detector.
2do lugar: Medición de la función de onda
El segundo lugar va a otro grupo dirigido por Jeff Lundeen del Consejo de Investigación Nacional de Canadá en Ottawa - un ex colega de Steinberg - quien ha utilizado la medición débil para trazar la función de onda de un conjunto de fotones idénticos sin tener que destruir ninguna de ellas. La función de onda normalmente desaparece cuando se busca obtener su información. Para calcular una función de onda, los científicos normalmente recopilan grandes cantidades de medidas indirectas usando una técnica conocida como tomografía de estado cuántico.
3er lugar: Encubrimiento en el espacio-tiempo
Llegando al tercer lugar están los dos equipos - uno en la Universidad de Cornell en los EE.UU. con Alexander Gaeta a la cabeza, y el otro en el Imperial College de Londres, dirigida por Martin McCall. A principios de 2011 el equipo de McCall publicó un análisis teórico de cómo un acontecimiento en el espacio y el tiempo puede ser encubierto. Unos meses más tarde, Gaeta y sus colegas construyeron un dispositivo que utiliza dos "lentes de tiempo parcial" para hacer precisamente eso.
4to lugar: Medir el universo usando agujeros negros
El cuarto lugar en la lista va a Darach Watson y sus colegas de la Universidad de Copenhague, Dinamarca, y la Universidad de Queensland, Australia, que han encontrado una forma de utilizar un agujero negro supermasivo como "candelas estándar "para hacer mediciones precisas de distancias cósmicas. El trabajo es importante porque estos agujeros se pueden encontrar en casi todo el universo; a diferencia de las supernovas (que se utilizan actualmente como candelas estándar), la luz de un agujero negro permanece por largos períodos de tiempo.
5to lugar: Convertir la oscuridad en luz
Christopher Wilson y sus colegas de la Universidad Tecnológica de Chalmers en Suecia, junto con los físicos en Japón, Australia y los EE.UU. se embolsaron el quinto lugar, por ser los primeros en ver el efecto Casimir dinámico en el laboratorio. El efecto se produce cuando un espejo se mueve muy rápidamente a través de un vacío haciendo que los pares de fotones virtuales - que siempre aparecen y luego se aniquilan - se separen para crear fotones reales que pueden ser detectados. Así como también arroja nueva luz sobre el efecto Casimir, el uso de un dispositivo superconductor de interferencia cuántica (SQUID), como el espejo usado en el experimento, es un hecho extremadamente inteligente que merece ser tomado en cuenta.
6to lugar: Tomando la temperatura de los inicios del universo
Justo después del Big Bang, el universo era una sopa complicada de quarks y gluones libres que finalmente se condensaron para formar los protones y neutrones que vemos hoy en día. El sexto lugar en nuestro top 10 va a un equipo de físicos en los EE.UU., India y China, que ha hecho el mejor cálculo hasta ahora de esta temperatura de condensación: dos billones de grados Kelvin. Además de proporcionar importantes conocimientos sobre el universo en sus inicios, el trabajo también avanza nuestra comprensión de la cromodinámica cuántica, que describe las propiedades de los neutrones, protones y otros hadrones.
7mo lugar: Capturan el sabor de una oscilación de neutrinos
El séptimo lugar es otorgado al equipo internacional de físicos que trabajan en el experimento Tokai a Kamioka (T2K) en Japón. Los investigadores dispararon un haz de neutrinos muón 300 kilometros bajo tierra a un detector, donde se encontró que seis neutrinos habían cambiado (oscilado) en neutrinos electrón. La medición no es suficiente para reclamar el descubrimiento de la oscilación neutrino muón a electrón, sin embargo es la mejor prueba de como un "sabor" de los neutrinos pueden oscilar en otro.
8vo lugar: láser de vida trajo a la vida
En un hecho fascinante de la biofísica, Malte Reúna y Seok Hyun Yun de la Harvard Medical School en EE.UU. lograron hacer un láser a partir de una célula biológica de vida. Para ello utilizaron el resplandor de una luz azul intensa sobre las moléculas de proteína en el interior de una célula del riñón embrionario, provocando asi que las moléculas generaran una luz verde intensa, direccional y monocromática. Este asombroso fenómeno podría ser utilizado para en un futuro distinguir las células cancerosas de las sanas.
9no lugar: Ordenador cuántico hecho en un solo chip
El noveno lugar corresponde a Matteo Mariantoni y sus colegas en la Universidad de California en Santa Bárbara por ser el primero en implementar un procesador cuántico (con arquitectura von Neumann) cuya memoria podría ser utilizada para almacenar datos e instrucciones, y hacer posible la realización de cálculos complejos que están mucho más allá del poder de las computadoras convencionales. Este avance en la computación cuántica marca un hito similar al ocurrido en el diseño de la computación convencional en los años ’40. Su desarrollo nos acerca a la creación de ordenadores cuánticos prácticos que resolver problemas reales.
10mo lugar: ver las reliquias puras del Big Bang
Michele Fumagalli y Xavier Prochaska, de la Universidad de California, Santa Cruz y John O'Meara de la Universidad de Saint Michael en Vermont se quedaron con el lugar 10 para ser los primeros en avistar nubes de gas que son reliquias puras del Big Bang. A diferencia de otras nubes en el universo distante (que parecen contener los elementos creados por las estrellas) estas nubes contienen sólo el hidrógeno, helio y litio creado por el Big Bang. Este hecho, además de confirmar las predicciones de la teoría las nubes del Big Bang, proporcionan una visión única de los materiales de los que fueron hechas las primeras estrellas y galaxias.
En ocasiones vamos a un lugar concreto de casa, por ejemplo a la cocina, y al llegar se nos olvida completamente lo que queríamos hacer. Yo por lo menos me indigno conmigo mismo una barbaridad y me pregunto si sería algo verdaderamente importante o no. Pues bien, imaginaos que eso nos ocurriese todos los días y a cada momento de nuestra vida. Quiero inaugurar este blog escribiendo sobre un documental que me impactó bastante llamado "El hombre con 7 segundos de memoria".
Clive Wearing, nacido en 1938, es un antiguo director de orquesta inglés que en 1985 sufrió una encefalitis que le dañó el hipocampo. Esta estructura cerebral está implicada en la formación de nuevos recuerdos reteniéndolos temporalmente hasta que puedan ser transferidos a la memoria a largo plazo. Las lesiones hipocampales pueden producir una amnesia anterógrada, es decir, la perdida de memoria desde que ocurre la lesión en adelante. Para que nos entendamos, es igual que cuando no recuerdas lo que pasó después de beber demasiado alcohol una noche.
Al pobre Clive la encefalitis le causó una amnesia anterógrada severa en la que solo puede retener por 7 segundos sus recuerdos actuales. Su memoria a largo plazo es inexistente. En el documental se ve como pregunta una y otra vez a los entrevistadores quiénes son. Sabe que están ahí por alguna razón pero no la consigue recordar. Y eso no es todo, sino que también padece amnesia retrógrada, ha olvidado completamente su vida anterior a la enfermedad. Es un hombre sin recuerdos y sin conciencia del presente, ¿se puede vivir así? Gran parte de su tiempo lo pasa angustiado, se da cuenta de que algo no va bien pero no puede hacer nada, esta totalmente indefenso. En sus propias palabras: "Se lo que se siente al estar muerto. Día y noche es lo mismo. No tengo sentidos, mi cerebro esta completamente inactivo". Únicamente dos cosas parece que consigue mantener en su memoria: sigue tocando cojonudamente el piano y sabe que ama a su mujer. Poco más.
Imágenes de una muestra de grafeno crecido sobre un substrato de oro mediante el método desarrollado.| UAM
Científicos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) han conseguido hacer crecer grafeno, un material extremadamente fino, resistente y flexible, sobre cristales de oro, lo que facilitará su incorporación en los dispositivos tecnológicos futuros, permitiendo, entre otros, ordenadores mucho más rápidos.
Los científicos Antonio Javier Martínez Galera, Iván Brihuega Álvarez y José María Gómez Rodríguez han publicado los resultados de este trabajo después de un año de investigación en la revista 'Nano Letters'.
Existen varias fórmulas para fabricar grafeno, entre ellas por deposición química en fase vapor, una técnica en la que se expone una superficie metálica a altas temperaturas a un gas con carbono, por ejemplo el metano.
La superficie metálica favorece que se produzcan reacciones químicas que dan lugar a la descomposición del gas en carbono e hidrógeno.
Los átomos de carbono resultantes se ordenan sobre la superficie metálica formando una red periódica con forma de panal de abeja y de un solo átomo de espesor.
Esta es una de las fórmulas tradicionales, según Martínez-Galera, quien ha indicado a Efe que este método no funciona en todas las superficies, entre ellas aquellas inertes (incapaces de favorecer reacciones químicas) como el oro.
Hacer grafeno sobre cristales de oro
Esto es lo que han conseguido los investigadores de la UAM, hacer crecer grafeno sobre cristales de oro.
Las propiedades eléctricas del grafeno, entre otras, dependen del sustrato en el que está apoyado, según Martínez-Galera, quien ha detallado que la principal ventaja del sustrato de oro es que éste preserva las extraordinarias propiedades electrónicas que tendría "una capa de grafeno ideal".
Y son precisamente esas propiedades eléctricas tales como la elevada movilidad de sus electrones las que permitirán en un futuro hacer, por ejemplo, ordenadores muchísimo más veloces que los actuales, según este investigador.
Para obtener grafeno sobre cristales de oro se utiliza un método distinto al tradicional.
En la fórmula tradicional por deposición química se expone una superficie metálica (de cobre, por ejemplo) a un gas, que se descompone dejando el carbono en el citado material y eliminando el hidrógeno.
En esta ocasión, al ser el oro un material inerte, el gas no logra ni si quiera pegarse a la superficie de oro y por tanto tampoco puede descomponerse sobre ella.
Un nuevo modo de producir grafeno
Para subsanar este problema, los investigadores de la UAM han usado un cañón para ionizar el gas y lanzarlo contra la superficie de los cristales de oro, consiguiendo así que éste quede adherido a la superficie de oro.
El grafeno, a caballo entre un metal y una sustancia semiconductora como las usadas en transistores, chips y derivados, fue dado a conocer al gran público cuando los rusos Andre Geim y Konstantin Novoselov, que llevaban trabajando una década en este material, fueron distinguidos con el Premio Nobel de Física 2010.
Puede llegar a ser el sustituto del silicio en chips de los sistemas informáticos y tiene potencial para impactar a corto y medio plazo en las tecnologías de la información y comunicación.
Dilucidando el origen del universo surge una serie de paradojas: por un lado, desde la perspectiva de la física, la nada deja de existir y se reformula como una potencia cuántica, y por otro lado el acto divino de la creación se distribuye en el universo mismo, como una propiedad fundamental del vacío que permea todo lo que existe.
Or say that the end precedes the beginning,
And the end and the beginning were always there
Before the beginning and after the end.
And all is always now.
-T.S. Elliot
El tema de hoy es el tema de siempre. La vieja pregunta que atraviesa la historia del hombre y más allá y que genera todo tipo de paradojas, fascinaciones y frustraciones… la pregunta sobre el origen del universo (que es en el fondo la misma pregunta que ¿quién soy?). Evidentemente una respuesta cabal a esta pregunta trasciende los alcances de nuestra comprensión actual, y aunque la ciencia o la religión crean que ya han obtenido verdades objetivas y hasta absolutas, estas “verdades” son sobre todo reflejos, más o menos claros, de su propia mente: el aparato con el cual el hombre ausculta la profundidad del cosmos —un aparato cuyo potencial no conocemos del todo y que podría no tener límites. Estamos, como el pez que busca conocer la naturaleza del océano, en un planeta dentro del universo, nadando en la inmensidad, preguntándonos sobre algo de lo cual somos (juez y) parte indivisible. Estar dentro del universo puede hacer más difícil las cosas —ya que no tenemos una perspectiva externa, un ojo arquimídeo de las cosas— o más fáciles —ya que toda la historia del universo y en cierta medida la decantación de sus secretos están enraizados en nosotros. Y, entonces, tal vez sea posible ver todo el bosque en un solo árbol.
Saber que no sabemos no significa no querer saber y no maravillarse ante el misterio: salir a jugar en la noche a aprender a ver en la oscuridad. En este espíritu lúdico cuya piedra de toque filosofal es la capacidad de asombro (tomada del niño interior cuya primera infancia se remonta a la formación de las estrellas), retomamos la ancestral pregunta, aprovechando la sincronía de que tanto el sitio New Scientist como el canal Discovery acaban de lanzar ediciones especiales abordando esta temática.
La versión más aceptada actualmente es que el universo surgió del Big-Bang y que antes de esta “gran explosión” no había nada. Lo que evidentemente hace preguntarnos, ¿cómo algo —el universo todo— pudo haber surgido de la nada? Esto lógicamente hace pensar que esa “nada” en realidad era algo. Para la religión necesariamente debe de existir un ser capaz de crear de la nada, de operar sobre el vacío e infundir el Ser en el universo. Esto equivale a decir que ese algo que era la nada es Dios. La causa de que algo sea.
La física en cambio considera que el problema de la nada es en realidad un problema semántico. Hemos creado el concepto de la nada a partir de nuestra experiencia del espacio como vacío, pensando que en ese espacio entre la materia nada sucede, nada se genera. Pero la “nada” como tal no existe. Esto es algo que puede observarse en el espacio vacío, del cual surgen inevitablemente lo que se conoce como partículas virtuales, las cuales constantemente se crean y se destruyen y pese a que no son observables directamente, los efectos que generan sí lo son. En este sentido la física curiosamente se alinea con la etimología de la palabra nada, la cual proviene de la palabra nacer (en latín). Esta interesantísma identidad entre la nada y nacer nos sugiere, en otro plano, que la nada es nacimiento, el proceso de nacer. O, en otras palabras, una perenne potencia de ser.
“Puedes formar un estado que no tenga quarks y antiquarks en él, y es totalmente inestable. Espontáneamente empieza a producir pares de antiquarks y quarks”, dice el físico Frank Wilczek de MIT. Wilczek cree que esto podría aplicarse también al origen del universo. “No hay barrera entre la nada y un rico universo lleno de materia”. Según esta perspectiva, el universo es lo que ocurre naturalmente con “la nada”. En cierta forma tú, yo, esta pantalla, el Sol, la Luna y todo lo demás solo somos fluctuaciones que emergen del vacío cuántico. Patrones, coherentes por un momento, que regresan al mar insondable del vacío-nacimiento.
Debido a la extrañeza inherente a la mecánica cuántica, “la nada” se transforma en algo constantemente. El principio de incertidumbre de Heisenberg señala que un sistema nunca puede tener exactamente cero energía y como la energía y la masa son equivalentes —dos caras de la misma moneda—, pares de partículas se pueden formar espontáneamente siempre y cuando se aniquilen rápidamente.
La incertidumbre cuántica sostiene que hay una compensación entre energía y tiempo: entre menos energía tiene un sistema, más tiempo puede mantenerse (de la misma forma las supernovas, con mayor energía, viven menos). Para explicar cómo nuestro universo ha durado miles de millones de años, el tiempo suficiente para formar a partir del vacío cuántico galaxias, sistemas solares y formas de vida complejas, su nivel de energía debe de ser extraordinariamente bajo.
En los primeros instantes del universo se llevó a cabo una breve explosión expansiva, conocida como inflación, la cual llenó el universo de energía. Pero según la teoría de la relatividad de Einstein, la expansión del tiempo-espacio también significa más gravedad. La atracción gravitacional representa energía negativa que cancela la energía positiva de la inflación —esencialmente construyendo un cosmos de cero. “Uno puede mostrar que esta energía gravitacional negativa exactamente cancela la energía positiva representada por la materia. Así que la energía total del universo es cero”, dice Stephen Hawking.
Alan Guth, el físico que desarrolló la teoría inflacionaria, bromea diciendo que aunque se cree que no existe tal cosa como un almuerzo gratuito, “el universo es el máximo almuerzo gratuito”. Y con esta misma ligereza reconforta: “en realidad no es riesgoso crear un universo en tu sótano, no desplazaría al universo alrededor, aunque sí crecería enormemente”.
El problema de la creación del universo parece violar la ley de la conservación de la energía pero, si hay cero energía total que conservar, ese problema desaparece y un universo que simplemente surgió de la nada —fluctuaciones cuánticas— es algo que ocurre con cierta probabilidad. “Tal vez una mejor forma de decirlo es que ese algo es nada”, aclara Guth.
Que algo pueda ser nada parece un contrasentido, una aberración lógica. Sin embargo, el universo no tiene que necesariamente ajustarse a nuestra lógica y, según hemos visto antes, la “nada” es sobre todo un concepto construido bajo la lógica aristotélica que ha creado la impronta en el cerebro humano de que las cosas son o no son, y al ser algo no son todo lo demás. ¿Pero puede algo ser y no ser? ¿Ser algo y nada?
La física cuántica, al igual que la filosofía oriental, es profusa en paradojas. Un fotón es tanto una onda como una partícula y puede estar en estado de superposición —en todos los lugares (o en ninguno) a la vez— hasta que no se le apliqué una medición. De tal manera que en muchas ocasiones se ha jugado con la idea de que una partícula no existe hasta que es observada.
El Tao habla de un nombre que no puede ser nombrado y de un camino que no puede ser recorrido —y que es, sin embargo, el nombre eterno y el camino eterno.
Diferentes corrientes dentro del budismo detectan esta identidad entre algo y nada, entre el ser y el no ser. El concepto de Sunyata sugiere que en el fondo todos los fenómenos —y la misma materia— están vacíos y no tienen realidad independiente, interpenetrados como están en una dinámica de flujo, como las nubes en el cielo o como una onda en la superficie de un lago.
En el Sutra del Corazón se dice:
«Escucha, oh Sariputra, la vacuidad es forma; la forma vacuidad. Aparte de la forma, la vacuidad no es; aparte de la vacuidad, la forma no es. La vacuidad es aquello que es forma, la forma es aquello que es vacuidad. Justo como son la percepción, la cognición, la construcción mental y la conciencia».
La materia está compuesta de átomos; más del 99% de un átomo consiste de espacio vacío. Lo cual, aunque nos cueste trabajo asimilar, significa que nosotros estamos casi completamente vacíos, somos básicamente nada. Pero, como estamos descubriendo, esa nada puede ser algo, es más, puede ser lo que sea.
El brillante físico estadounidense David Bohm, influenciado por la filosofía de Krishnamurti pero sin alejarse del rigor científico, teorizó que el mundo que experimentamos es una manifestación superficial de un proceso energético profundo, como una ola que surge de un mar de energía infinita. Y nuestra percepción de un fenómeno o de nuestro propio ser es algo ilusorio, ya que en el vacío toda la materia es una misma energía. Esto fue lo que llamó “la totalidad del orden implicado”. Su biógrafo Will Keepin explica:
«El entendimiento de Bohm de la realidad física trastoca la noción ordinaria de ‘espacio vacío’. Para Bohm el espacio no es un vacío gigante a través del cual se mueve la materia; el espacio es tan real como la materia que se mueve a través de él. El espacio y la materia están íntimamente interconectados. De hecho, cálculos de la cantidad conocida como energía del punto cero sugieren que un centímetro cúbico de espacio vacío contiene más energía que toda la materia en el universo conocido».
Aquí se empieza a dibujar sobre la espuma cuántica el que tal vez sea el secreto de la creación —de algo de la nada—, la potencialidad inherente e ilimitada de ser en todo. Como hemos visto, incluso en un espacio herméticamente cerrado en el que no haya “nada”, espontáneamente se generan pares de partículas de energía. Esto sugiere que la “nada” tiene en ella el n(h)acer embebido. O, en otras palabras, todo tiene la potencia de crear un universo —ya que una de las posibilidades del arreglo de átomos que surgen del vacío es ordenarse para formar un universo.
Este universo que puede formarse como resultado de su propia naturaleza está lleno de vacío y este vacío cuántico está en un proceso de creación y destrucción permanente. Es decir, en cada parte de su inmensidad se están creando y destruyendo partículas que podrían ser otros universos (¿y cómo saber que no lo son?). Como si en cada parcela microinfinita del espacio habitara un Shiva y un Vishnu, llevando a cabo su batalla fractal cosmogénica.
Desde un punto de vista de psicología práctica esto puede llevarse a cada una de las experiencias que vivimos, recordando que cada fenómeno está esencialmente vacío y tiene la potencia de ser cualquier cosa, incluyendo quizás la creación de un universo. Si somos de cierta forma, y nos mantenemos así, esto probablemente se debe a que constantemente llenamos el potencial de nuestras experiencias del mismo contenido, nos repetimos, creándonos igual —al contarnos. Bajo esta noción de que todas las cosas están vacías y por lo tanto están constantemente siendo creadas, naciendo de la nada, podemos entender por qué nuestra descripción del mundo (“somos lo que pensamos” dice Buda en el Dhammapada) se convierte en el mundo que experimentamos.
De alguna forma constantemente estamos reproduciendo aquel acto atribuido a Dios de separar las tinieblas para hacer la luz con la palabra y hacer surgir al mundo. O lo que es equivalente, colapsar la función de onda y establecer un estado de coherencia de entre las fluctuaciones cuánticas.
Al sostener que el universo está compuesto en su enorme mayoría de vacío, en un estado de energía cinética cercano al cero (en un estado profundo de no-dualidad), pero de energía potencial casi infinita, se sientan las bases para que el universo funcione como una incesante máquina de creación (según Henri Bergson el universo es un máquina de crear dioses). Pero esto no resuelve el origen de la creatividad del universo. La pregunta tal vez ya no sería qué o quién creó el universo, ya que la creación es una propiedad fundamental embebida en el telar del universo, sino ¿cómo surgió esa creatividad o cuál es el origen de lo que origina?
«Nuestro entendimiento de la creación recae en la validez de las leyes físicas, particularmente de la incertidumbre cuántica. Pero eso implica que las leyes de la física de alguna manera fueron codificadas al engranaje de nuestro universo antes de que existiera. ¿Como pueden existir las leyes físicas por fuera del tiempo y el espacio sin una causa propia? O poniéndolo de otra forma, ¿por qué existe algo en vez de nada?», escribe Amanda Gefter en la edición especial sobre el origen del universo de New Scientist.
En otras palabras, esto podría reformularse diciendo que aunque al parecer el programa funciona solo, sin necesidad indispensable de que alguien lo hubiera programado, de cualquier forma exhibe un programa: una serie de leyes o un código que debe de haber preexistido al programa.
Descubrir por qué el universo es como es supera ampliamente los alcances de este artículo. Más que intentar responder a algo así, que sería como intentar hackear la mente de Dios, más allá de leer el código fuente, decodificar la intención del programa, lo mejor que podemos hacer es dejar nuevas interrogantes como semillas creativas en el abismo cuántico.
¿Es satisfactorio pensar que la creación es una propiedad fundamental de todo lo que es y que como tal simplemente existe, sin causa ni causante, desde siempre para siempre, el universo es? ¿O acaso esto no nos remite también, ad infinitum, a un nuevo misterio, inaccesible para nuestro entendimiento actual? Y, por otra parte, ¿acaso la física al erradicar de la creación a un creador no, inadvertidamente, infunde de las propiedades creativas generalmente exclusivas de la divinidad a la totalidad del universo? ¿Flotando entre cada átomo yace latente algo que participa en las cualidades de lo divino, haciendo del cosmos entero un holograma de dios?
«Una pequeña partícula de la Piedra Filosofal, si se vierte sobre la superficie del agua, según un apéndice sobre la sal universal de Herr von Welling, inmediatamete empezará un proceso de recapitulación en miniatura de la historia del universo, ya que instantáneamente la tintura —como los Espíritus de los Elohim— se agita sobre el cuerpo del agua. Un universo miniatura se forma, el cual, según afirman los filósofos, en verdad surge del agua y flota en el aire, en el que pasa por todos los niveles de desarrollo cósmico y finalmente se desintegra». Manly P. Hall, The Secret Teachings of All Ages.
Un universo desde la nada por Lawrence Krauss AAI 2009
Lawrence Krauss da una charla sobre nuestro actual panorama del universo, cómo éste terminará y sobre todo cómo es que se produjo desde la nada. Krauss es autor de muchos libros best seller sobre física y cosmología, incluyendo "Física de Star Trek."
Instalaciones del acelerador de partículas del CERN. | Reuters
A principios de este año, el común de los mortales no tenía ni idea de lo que significaba la palabra 'neutrino'. Pero hoy, no hace falta tener un doctorado en Física para conocer el nombre de la partícula que se convirtió el pasado 23 de septiembre en la gran estrella mediática de la ciencia en 2011, tras (supuestamente) superar la velocidad de la luz, poner en tela de juicio la 'sagrada' Teoría de la Relatividad del mismísimo Albert Einstein y alimentar la fantasía utópica de los viajes en el tiempo.
Hace una semana, la revista 'Science' presentó su tradicional lista de los'Hallazgos del año', y el famoso experimento de los neutrinos realizado en el CERN de Ginebra y el Laboratorio Nacional de Gran Sasso en Italia no apareció por ninguna parte. Esto es perfectamente comprensible, ya que buena parte de comunidad científica ha puesto en duda la validez de sus resultados, y la inmensa polémica que sigue rodeando a todo este asunto no podrá zanjarse hasta que otro centro de investigación los verifique de manera independiente.
Sin embargo, aunque para muchos científicos la idea de que los neutrinos viajen más rápido que la luz no sea de momento más que una hipótesis dudosa, es incuestionable que el experimento presentado a bombo y platillo por el CERN ha sido el acontecimiento científico de mayor impacto social en 2011.
Repercusión mediática
Recordemos, sin ir más lejos, lo que ocurrió en este mismo periódico. La primera información que publicó ELMUNDO.ES sobre la velocidad de los neutrinos no sólo se mantuvo durante toda la jornada como la más leída del día, sino que fue recomendada por 5.000 usuarios de Facebook, y más de 800 de Twitter.
Además, otras cuatro informaciones que publicó la sección de Ciencia de nuestra web sobre el mismo tema a lo largo del día también escalaron a las primeras posiciones de las noticias más populares. Por si esto fuera poco, la narración en vivo de la presentación de los resultados del experimento que ofreció nuestra web, incluyendo una conexión con la retransmisión del seminario en Ginebra, tuvo una audiencia masiva.
Pero quizás lo más significativo de todo fue que la edición impresa de EL MUNDO abrió su portada a cuatro columnas con el titular: "Un experimento impulsa el sueño de los viajes a través del tiempo". Muchos otros periódicos en todo el planeta también apostaron en sus portadas por la espectacular noticia de los neutrinos, impulsando así a la física de partículas a un inusitado puesto de honor en el altar mediático de la aldea global.
Otros hallazgos
Pocas semanas después, este mismo campo de la ciencia (y una vez más con el CERN de por medio) volvió a hacer mucho ruido al anunciarse que se habían encontradoindicios (aunque de nuevo sin confirmación definitiva) del bosón de Higgs. Aunque tendremos que esperar hasta finales de 2012 para saber si la llamada 'partícula de Dios', tan crucial para sostener el edificio teórico de la física moderna, existe o no, el primer 'rastro' potencial del famoso bosón detectado por el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) también se convirtió en otra de las noticias científicas más populares de 2011.
Además, también tenemos que dar la bienvenida a un nuevo ancestro en el cada vez más enmarañado árbol de la evolución humana: ese' Australopithecus sediba' hallado cerca de Johannesburgo (Sudáfrica), que podría ser la base del género 'Homo'.
Nada, sin embargo, ha podido competir con el extraordinario impacto de esos neutrinos que han sido los indiscutibles protagonistas de un año que ha vuelto a demostrar una vez más la fascinación cada vez mayor de la ciencia en nuestra sociedad, ese fenómeno que Eduardo Punset ha definido acertadamente como "la irrupción del conocimiento científico en la cultura popular". Feliz 2012 a todos los lectores que siguen la actualidad científica a través de esta ventana digital.
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¿Qué tienen en común un judío ultraortodoxo, un talibán afgano, un musulmán radical, un cristiano integrista, un budista o un hindú recalcitrante? No es su creencia en Dios ni en la vida eterna; no es la oración ni la congregación; no es el sentido de la culpa y de la redención sino su profundo odio a la libertad de las mujeres. A todos les da por lo mismo.
No importa el origen mítico de la creación que cada religión recrea, si el ser humano nació del barro, de las nubes o del humo. No importan los ritos que se les consagren ni el nombre con el que los invocan: Yahvé, Alá, Dios, Ngai o Popol... Todas las religiones, especialmente las monoteístas, comparten un intenso rechazo a la igualdad de las mujeres y, en sus lecturas más extremistas, una brutalidad sin límites para castigar a las que se atreven a poner en cuestión la supremacía masculina.
Por supuesto que hay grados, escalas, matices que no se pueden pasar por alto. De todas ellas, el cristianismo es la religión que ha convivido más tiempo con sociedades que han separado el poder de la Iglesia y del Estado y, aún a regañadientes, ha ido aceptando los pasos de las mujeres hacia la igualdad. No obstante, su teoría sigue inmune a los cambios sociales como nos recuerdan con frecuencia las declaraciones de obispos y de representantes religiosos sobre violaciones, pederastia, aborto o igualdad de las mujeres.
Esta semana hemos conocido que los judíos ultraortodoxos de Israel escupen a las niñas por su vestimenta, determinan en qué acera de la calle debe caminar cada sexo, segregan en los autobuses a las mujeres, las casan sin su consentimiento y las privan de toda capacidad de decisión. Todo esto en una sociedad avanzada y ante el silencio cómplice, hasta ahora, de las autoridades. El judío ultraortodoxo es intercambiable con el talibán, con el extremista islámico, con el jefe de las tribus africanas más feroces y con algún obispo español.
Frente a estas manifestaciones ultrarreligiosas, están triunfando en el mundo árabe versiones algo más edulcoradas y laxas del poder religioso. En Egipto, las mujeres que salieron a la calle en demanda de democracia, fueron detenidas y humilladas. Unas autoridades que no se consideran a sí mismas integristas, sino moderadas, las sometieron a pruebas de virginidad. Pero el mundo todavía no ha comprendido que no se puede llamar democracia a ningún sistema político que no contemple, sin restricciones, la total igualdad de hombres y mujeres. Y todavía más, que no hay prácticamente ningún sistema político confesional al que pueda llamarse auténtica democracia.
Sin embargo, nuestros gobernantes se sientan y departen alegremente con regímenes que condenan y lapidan a las mujeres, que las torturan y las esclavizan, que las privan de sus derechos más elementales como personas, desde Arabia Saudí a los nuevos gobiernos afganos. Llaman democracias a gobiernos discriminatorios y saludan avances de regímenes que tienen como costumbre segregar a las mujeres.
Hay una internacional genocida que nadie denuncia. Diariamente en el mundo son asesinadas miles de mujeres por el simple hecho de pertenecer a este género; por haber infringido las normas públicas o privadas de la supremacía masculina. Lapidadas en la plaza por haber sido infieles o apuñaladas en el hogar por el mismo motivo. Víctimas de una misma religión: la que consagra al hombre en un lugar superior al de las mujeres. Por eso, queridos lectores, no se puede reducir la violencia contra las mujeres a casos particulares, a un conflicto familiar, a fallos en la aplicación de una ley, ni cambiar el nombre del delito. Se trata de un crimen cargado de ideología, de supremacía masculina, de venganza contra la libertad de las mujeres. Las palabras importan tanto que nos definen y, en este caso, trazan una línea divisoria. De un lado, la mayoría de la sociedad, incluidos la mayor parte de los hombres, que han comprendido el horror de la barbarie; del otro lado los bárbaros y los nostálgicos de los viejos tiempos.