La inteligencia de decidir que llevan a cabo las neuronas está asociada con el proceso que tienen las abejas para construir sus colmenas.
Hay gran semejanza entre la manera en que pensamos y el sistema de asociación de una colmena de abejas.
En un artículo publicado recientemente en la revista Science por el Dr. Thomas Seeley, profesor en neurobiología en la Universidad de Cornell, se retrató una investigación que Seeley y sus colegas hicieron para describir la profunda similitud entre las decisiones de nuestro cerebro y el sistema de una colmena de abejas. Tanto nuestro proceso mental para tomar acciones como la resolución de problemas internos en una colmena se guían a través de un consenso de muchas posibilidades de acción.
En las observaciones del equipo de Seeley, las colmenas instauran una estructura de acción que mejor se adapte a sus posibilidades. Así, las abejas recolectoras eran mandadas para buscar nuevas opciones para instalar una colmena. Al retornar, por medio de una danza de meneo en forma de un ocho que refiere la dirección y distancia de otros lugares a las otras abejas, cada recolectora abogaba por lo que cada una pensaba era la mejor opción. Había oposiciones, pero al final cierto grupo de comité de abejas tomaba una opción y la ejecutaban. Esto indicaba que había un factor inhibidor, a pesar que los grupos opositores fueran diferentes en tamaño y por lo tanto en imponencia, que hacía posible llegar a una acción acordada.
Identificar el por qué no llegan a un conflicto de intereses en donde la acción fuera obstaculizada por la oposición, ayudaría a encontrar formas de ayudar a personas con daños en el lóbulo frontal. Se podría integrar un mecanismo de pensamiento para que las personas con este daño puedan volver a balancear opciones, ya que pierden este signo inhibidor que elimina la posibilidad menos factible:
Cada decisión que se toma es esencialmente un acto consensuado por un comité, que en este caso vendría siendo la densa sociedad de neuronas en nuestra cabeza: Las campanas suenan, las opciones son sopesadas para que eventualmente una simple propuesta de acción sea aprobada.
Y es que este consenso es una sutil forma que nuestras neuronas tienen para que la oposición que rondaba por nuestras cavilaciones fuese silenciada.
Nuestro cerebro no sólo trabaja generando una serie de ideas correctas para después ejecutarlas como acciones, sino a través de la representación de muchas otras posibilidades paralelas, suprimiendo las menos factibles una por una. Cuando esta acción se pierde, como sucede en las personas con el lóbulo frontal dañado, estas múltiples posibilidades pasan a ser una carga, lo que conlleva a desarrollar un comportamiento de utilización, conducta que presentan las personas que indiscriminadamente, sin variación alguna, buscarán y recogerán todo objeto que esté frente a ellos y lo usarán, incluso fuera de su contexto, para resolver su problema en cuestión.
El equilibrio entre las emociones y la razón es fundamental para nuestra salud / Créditos: Cortesía
¿Qué es lo que permite que se dispare el efecto placebo en nuestra mente y cuerpo?
El placebo es típicamente una píldora de azúcar que, en una alta proporción de las personas, alivian diversas condiciones, incluyendo úlceras, herpes y acné. El efecto es especialmente potente en enfermedades en las que no existe un diagnóstico preciso, en condiciones como la depresión y en el caso del dolor.
En un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Michigan en Ann Arbor, se examinó el efecto placebo en un grupo de 14 hombres jóvenes a los que se les dijo que ”se estaba evaluando el potente efecto analgésico de un nuevo medicamento”, que en realidad eran gotas de solución salina.
A todos los participantes se les provocó un intenso dolor a través de inyectar una solución en un músculo de la quijada. Para cuantificar los efectos los participantes calificaron la intensidad del dolor en una escala del 1 al 7 y se comparó la intensidad del dolor con y sin “el supuesto potente medicamento”.
No me puedo concentrar Encontraron que bajo los efectos del placebo, a pesar de que se mantuvieron niveles altos de estimulación en los músculos de la quijada, los participantes reportaron “no sentir dolor”, de hecho en cinco sujetos, fue necesario interrumpir la estimulación dolorosa por riesgo a dañar el músculo.
Lo interesante de este estudio es que se utilizó la técnica de Tomografía por Emisión de Positrones para observar lo que sucedía en el cerebro durante la fase de dolor y durante la fase de dolor más placebo. Encontraron que durante la fase de dolor más placebo, los sujetos liberaron grandes cantidades de endorfinas que son analgésicos naturales muy parecidos a la morfina.
¿Qué sucede en el cerebro?
El estado mental que permite que se dispare el efecto placebo aún se desconoce y aparentemente el estar convencido de que va a resultar es un ingrediente necesario. ¿Qué sucede en el cerebro? El funcionamiento corporal está regulado y dirigido desde ahí: desde el sueño hasta la presión arterial.
La salud y el bienestar sólo son posibles si estos tres sistemas se entienden y se ajustan entre sí. Un pensamiento mantenido con persistencia, el recuerdo de un agravio, por ejemplo, influye en el sistema límbico, que producirá un sentimiento de cólera sorda.
Y, muy coherentemente, a través del hipotálamo, el mismo sistema límbico preparará al cuerpo para entrar en combate. La lección es que el equilibrio entre las emociones y la razón es fundamental para nuestra salud.
Se llama efecto placebo al fenómeno por el cual los síntomas de un paciente pueden mejorar mediante un tratamiento con una sustancia placebo, es decir, una sustancia inerte a los fines de lo que estaría causando (etiología, conocida o no) los síntomas del paciente en un primer lugar. La explicación fisiológica postulada para este fenómeno sería la estimulación (no por parte de la sustancia placebo, de lo contrario no entraría en la definición) del núcleo accumbens situado en el cerebro que daría como resultado la mejoría del cuadro sintomático del paciente que afirma estar aquejado por un mal a su salud. Hay gran variabilidad en la presentación de este efecto y la aparición del mismo esta determinada por factores del individuo, de la sustancia (incluida su forma de administración) y del medio en el que se realiza el tratamiento, sin embargo la cuantificación de este fenómeno es muy útil en determinar la utilidad y seguridad de fármacos y otras sustancias en la terapéutica.
""Por absurda que hoy parezca, esta proposición tiene un carácter científico, en la medida en que es verificable y propone un principio unificador. Empédocles de Agrigento (s. V a. C.) propuso la teoría de los cuatro elementos, que recuerda los principios de la tabla periódica que hoy se usa en Química.
Otro protocientífico célebre fue Aristóteles (s. IV a. C.), que consideraba que el mundo obedece ciertas leyes que pueden descubrirse. En Biología, se recuerda su clasificación de los animales –que en algunos aspectos coincide con la actual- y también sus intentos de desentrañar el desarrollo de las aves observando dentro del huevo.
Arquímedes (s. III a. C.) es recordado por el principio de su nombre sobre lo que le sucede a un cuerpo cuando se sumerge en un líquido. Fundó la estática y estudió las leyes que rigen el funcionamiento de las máquinas.
Tolomeo (s. II a. C.) nos legó un sistema astronómico que hasta hace poco se usaba en la navegación.
Todos eran griegos y todos vivieron a partir del período de esplendor de la democracia. Es cierto que recogieron muchos conocimientos de Babilonia y de Egipto, pero estos conocimientos eran puramente prácticos y asistemáticos. Fueron los griegos quienes los sistematizaron, les dieron unidad, los generalizaron y extrajeron de ellos consecuencias no previstas por babilonios y egipcios.
A diferencia de la tecnología, la ciencia tuvo un origen único. Por qué se dio en Grecia y no en Babilonia, en Egipto o en Perú, no se sabe bien, pero se puede adelantar que no fue porque en Grecia hubiese muchas personas liberadas del trabajo debido a la esclavitud, puesto que Roma fue una sociedad masivamente esclavista y en ella no hubo ningún desarrollo del embrión legado por Grecia. Y en China, Egipto o Perú también hubo amplias clases liberadas del trabajo y no surgió nada parecido a la ciencia. En estas sociedades hubo una tecnología muy poderosa, pero no ciencia. La diferencia entre la sociedad de la Grecia clásica y esas otras está en un conjunto de factores que influyen en la concepción del mundo: costumbre de discutirlo todo públicamente, ausencia de dogma religioso, religión no ligada estrechamente al Estado, no consideración del ser humano y del resto del universo como una unidad inseparable en que uno es la imagen del otro,… Todo ello resultado de unas condiciones sociales, en sentido amplio, que diferenciaban a Grecia de esas otras sociedades. Como veremos, esto continuó, como toda la tradición griega, en la sociedad occidental. Sólo en ésta se desarrolló la ciencia, y de ella ha pasado a otras sociedades, a medida que –más por fuerza que de grado- se han ido occidentalizando.
Los primeros siglos de la Edad Media parece que fueron realmente oscuros, en cuanto a lo que nos ocupa, en la sociedad cristiana. Pero la tradición científica griega fue continuada y desarrollada por los árabes. Entre ellos hubo tradiciones de tolerancia y de discusión pública y una cierta separación entre teología y filosofía, que permitieron ese desarrollo.
Hacia el siglo XII, tuvo lugar un pequeño renacimiento en la Europa cristiana. A la vez que circulaban ampliamente traducciones de las obras árabes, unos cuantos pensadores, como Guillermo de Conches, Adelardo de Bath y Hugo de Saint Victor, propugnaban el estudio de las Escrituras "según la física", es decir, considerando la naturaleza como un encadenamiento de causas y efectos inteligibles, sin interpretaciones simbólicas. Aunque recurrieron a la experiencia en menor grado aún que los griegos, le concedieron una mayor importancia teórica, pese a confiar fundamentalmente en la razón.
Este giro correlaciona con las transformaciones que sufrió la sociedad medieval desde el siglo X: avances tecnológicos como la collera de las caballerías, el arado pesado o el molino de viento; aumento demográfico con crecimiento de las ciudades; aparición en éstas de universidades, es decir, asociaciones de maestros y estudiantes que luchaban por su autonomía; nueva actitud de realismo respecto a la naturaleza... Nuevamente encontramos las condiciones sociales, en sentido amplio, en la raíz del espíritu científico.
En el Renacimiento, Leonardo da Vinci aplicó su arte a la anatomía y realizó experimentos con ballestas y flechas donde colocaba pesos bien determinados para ver la altura a que llegaban y la profundidad a que se clavaban. En ese período se geometrizó el espacio. En vez de un espacio-agregado táctil y muscular, como se concebía previamente y como vemos muy bien en las pinturas románicas y góticas, un espacio-sistema visual, homogéneo, tridimensional, isótropo e infinito, como vemos en las pinturas renacentistas. También se uniformizó y linealizó el tiempo. Ambas cosas tuvieron posteriormente una importancia fundamental en la física clásica.
En el siglo XVII, Galileo culminó todo esto dando nacimiento a la ciencia moderna, que es experimental y tiende a ser cuantitativa. Aunque parece claro que no realizó muchos de los experimentos que describió, también parece verdad que realizó algunos de los más importantes. Galileo, además de dar una gran importancia a la experimentación y a la observación controlada –no tanta como se le suele atribuir, pero mucha más de la que concede el historiador idealista Koyré-, aplicó sistemáticamente el lenguaje matemático a la física.
Estos hitos responden, una vez más, a las transformaciones que había sufrido la sociedad occidental. Las ciudades bullían de ingenieros, artilleros, artistas, terratenientes, banqueros y comerciantes, para quienes la aplicación de la matemática era fundamental, igual que la geometrización del espacio y la linealización del tiempo: para que sus ingenios fuesen eficaces, para que sus plantaciones fueran productivas, para representar con más realismo, para comerciar, pagar jornales o especular,… Además, se había asentado una visión más favorable del trabajo manual, herencia de algunas órdenes religiosas, lo que favorecía el recurso a la experimentación.
Como se puede ver por todo lo anterior, los orígenes de la ciencia no se puede decir que sean independientes de la sociedad, pero tampoco se puede decir que se deban a la influencia directa de fuerzas sociales, sino a través del intermediario de las visiones del mundo que se van difundiendo debido a las condiciones sociales. Y esto no vale solamente para los orígenes, sino también para lo que ocupa a la ciencia en cada momento y para la concepción de las teorías científicas.
Sinopsis:Los colorantes, conservantes y edulcorantes que aparecen en las etiquetas de las comidas como números ¿E¿ tienen mala prensa.
Los riesgos para la salud que entrañan algunos aditivos artificiales ha derivado en la percepción pública de que cualquier número E es potencialmente dañino. Pero, ¿merecen los aditivos ¿E¿ su horrible reputación? ¿o pueden, incluso, ser beneficiosos para la salud? El aventurero culinario Stefan Gates se embarca ahora en un viaje para descubrir si verdaderamente los números E son tan negros (E151) como los pintan.
Gracias al uso de tecnología punta, visitará diferentes países y conocerá a esos genios de los químicos culinarios que consiguen que el Bacon sea rosa y que las galletas se desmigajen. Además, ¿cómo serían los alimentos sin los números E? Gates descubrirá cómo de mal sabría nuestra comida, la horrible apariencia que tendría o lo potencialmente mortal que sería en algunos casos. No se pierdan esta curiosa serie documental que desvelará, al mismo tiempo, cómo algunos números E son imposibles de evitar (incluso el aire que respiramos está lleno de números E) o cómo algunos otros deberían ser celebrados (como la penicilina que salva millones de vidas)
Con el propósito de fomentar una información adecuada acerca del uso de los sustitutos de azúcar, la doctora Ruth Pedroza Islas, investigadora del Programa de Ingeniería de Alimentos de la Universidad Iberoamericana (en la Ciudad de México) recomendó terminar con la creencia de que estos suplementos alimenticios son malignos para la salud.
Pedroza Islas refirió que debido a deficientes campañas informativas algunos sectores poblacionales tienen la creencia de que el consumo de sustitutos de azúcar (también conocidos como edulcorantes), como sucralosa, aspartame, ciclamato o el acesulfame-k, es causa de daños en el organismo porque son procesados químicamente. Al respecto, la doctora mencionó que “lejos de causar daños, la química alimentaria representa una alternativa para el cuidado de la salud”.
La experta aseguró que el uso de edulcorantes redunda en diversos beneficios. “Son auxiliares en el control de peso, impiden la aparición de caries provocadas por un consumo excesivo de azúcar y debido a que no contienen calorías y a su baja respuesta en glúcidos (moléculas orgánicas de carbono, hidrógeno y oxígeno) son una opción para que las personas que padecen diabetes tipo II no renuncien al sabor dulce”, dijo.
En la opinión de la doctora Pedroza Islas, el “verdadero” peligro en el consumo de productos con edulcorantes es creer que por tratarse de alimentos que proporcionan menos calorías se pueden aumentar sus raciones.
La experta manifestó que diversos estudios han puesto al descubierto que algunos endulzantes al ser ingeridos producen otras sustancias, que de presentarse en cantidades elevadas pudieran ser malignas. Sin embargo, esto no se presenta en ninguno de los productos “light”, ya que la cantidad que se adiciona es muy pequeña dado que tienen un elevado poder endulzante.
Uno de los edulcorantes que ha causado más polémica es el aspartame, constituido por dos aminoácidos iguales a los que tienen las proteínas. Al ingresar al organismo, estos dos compuestos se separan y producen una molécula de metanol, sustancia incolora que en altas cantidades puede resultar tóxica. No obstante, los alimentos adicionados con este suplemento no producen daño al organismo debido a que su concentración resulta muy baja.
“Por ejemplo, si se compara una ración de 355 mililitros de refresco light (el equivalente a una lata) que puede contener 0.024 gramos de metanol, con el contenido de esta misma sustancia en otras bebidas consideradas saludables tenemos que un vaso con jugo de tomate tiene hasta 0.114 gramos, uno con jugo de manzana tiene 0.021 gramos y uno con de jugo de uva tiene 0.046 gramos de metanol”, refirió la experta.
El ciclamato es otro de los sustitutos del azúcar sobre el que hay desinformación; éste puede llegar a ser hasta 40 veces más potente que el azúcar y su ingesta recomendada es de 7 miligramos por kilogramo de peso corporal; de tal manera que, por ejemplo, una persona que pesa 64 kilogramos podría consumir de manera segura 448 miligramos de ciclamato por día, durante toda su vida. Esto equivale a tomar seis litros de bebida endulzada con ciclamato cada día, cosa que se ve difícil de lograr. Es por ello que este endulzante cuenta con la aprobación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por otra parte, los edulcorantes que se usan para disminuir el aporte de calorías de los productos alimenticios están aprobados por los organismos de regulación de los diversos países del mundo, y en todos los casos hay una recomendación de uso que se llama la Ingesta Diaria Admisible (IDA), que se refiere a la cantidad segura que se puede consumir del edulcorante a diario, sin producir daño a la salud.
Finalmente, Pedroza Islas puntualizó que el uso de edulcorantes en los alimentos está permitido y es seguro, ya que se encuentra regulado por las normas oficiales. En México, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios reglamenta la comercialización de estos productos. Sin embargo, la experta recomendó fomentar la divulgación de la información científica acerca de su uso, repercusiones y beneficios.
Métete esto en la cabeza, la regla de oro de tu propia economía es el ahorro. El dinero que guardas al final del día es solo para ti. Aquí ideas para que tus recibos empiecen a llegar más económicos.
Mito: Guardar alimentos calientes en la nevera puede dañarla.
Falso. No daña la nevera pero si hace que ésta consuma más energía intentando mantener la temperatura baja. Por eso, los alimentos siempre se deben guardar en la nevera cuando estén a temperatura ambiente. Por cierto, algunos alimentos como el tomate y la papa se fermentan si tienen cambios bruscos de temperatura y se tapan cuando está calientes.
Mito: Usar más jabón del indicado para la lavadora puede fundir el motor.
Cierto. Si usas más jabón del necesario se genera más espuma y el motor debe esforzarse el doble para eliminarlo. El consumo de energía se incrementa y además, el esfuerzo al que sometes la lavadora puede fundir el motor.
Con respecto al uso de la lavadora, para ahorrar energía debes siempre lavar la carga completa. De lo contrario estarás usando la misma cantidad de energía y de agua para lavar menos ropa.
Mito: Cuando los electrodomésticos están apagados siguen consumiendo energía.
Cierto. Generalmente, electrodomésticos como reproductores de DVDs, televisores y microondas, al apagarse con un botón, solo reciben la orden de quedar en espera o stand by. Por eso los puedes prender con el control remoto y vuelven a iniciar su proceso. Generalmente, estos tienen un indicador, como un led (una lucecita) que avisa el estado del mismo. Si desconectas los electrodomésticos que no están en uso evitas el flujo de corriente y ahorras energía.
Mito: El horno microondas es dañino para la salud.
Falso. El microondas usa ondas electromagnéticas que se vuelven calor en el alimento. En realidad cualquier comida cambia de estado cuando se cocina y dependiendo del tipo de cocción pierde nutrientes. El uso del microondas sí ahorra energía porque consume el 50% menos de la usada por el horno convencional. Aunque no es peligroso de ninguna manera, es recomendable evitar los recipientes de plástico, ya que al calentarse, estos liberan pequeñas cantidades de dioxinas que pueden ser perjudiciales para la salud. Como no está de más prevenir, cuando calientes alimentos en el microondas usa recipientes de cerámica o de vidrio.
Mito: Los electrodomésticos viejos consumen más energía.
Cierto. Esto obedece a un principio básico, el correcto funcionamiento de estos requiere menos energía para lograr su tarea. Por eso, debes recordar limpiar incluso los lugares que no ves. Las rejillas de la nevera, los empaques de la puerta y las resistencias de la estufa deben mantenerse limpias y en perfecto estado. Inclusive tener ollas que tengan el fondo uniforme y tapas que sellen bien evita las pérdidas de calor en la estufa y así mismo se ahorra energía.
Sobre el mito del ahorro de agua:
Cualquier mito que hayas escuchado a cerca del desperdicio de agua en el mundo es cierto, y todos los actos conscientes para aportar al ahorro del agua son un granito de arena incalculable. Se trata de hacer actos sencillos diarios. Acá una lista de consejos que te ayudarán al bolsillo y aportarán al planeta:
Una llave abierta gasta un promedio de 5 a 10 litros de agua por minuto. Por eso siempre debes usar el agua solo para lo que se necesita.
Cierra la llave mientras de enjabonas en la ducha, te lavas los dientes o mientras limpias los platos.
En todas las tiendas de cadena existen aireadores para los grifos que, no solo mejoran la potencia con la que sale el agua del grifo sino que te ayudan a controlar la cantidad que sale. Es buena idea hacerte a un par para baños y cocina.
Si tienes jardines, piensa en reciclar el agua de la ducha o del lavaplatos. Después puedes usarlo en tus plantas.
Las aguas grises también pueden ser usadas en las cisternas para hacer las descargas de agua. Los inodoros nuevos ya tienen incorporados sistemas de ahorro. Si vives en una casa de más de 5 años de construida, es mejor que cambies todos los baños.
Debes vigilar los grifos y cisternas constantemente. Una fuga de agua, por más pequeña que sea, puede desperdiciar hasta 60 litros por minuto de agua.
Un consejo adicional
El agua del acueducto es limpia, pero no siempre tiene todas las condiciones óptimas para su consumo. El reciclaje y el ahorro es una cadena. Así que, para evitar gastos innecesarios, guarda en tu nevera una jarra de agua hervida. Una sola ebullición es suficiente para eliminar todos los microorganismos y tendrás agua lista para su consumo siempre.
Video que demuestra lo importante que es apagar las luces cuando no las estemos utilizando para ahorrar asi energía eléctrica y dinero. Citamos este archivo del programa "CAZADORES DE MITOS" que se transmite por Discovery Channel. Esperamos que sea un aporte para todos.
Hay algo que no es tan conocido, y es que los aparatos en "led out" o "modo ahorro de energía" no ahorra tanta energía como creen algunos... Para ahorrar energía hace falta apagar los aparatos de verdad. un televisor consume tanta energía durante 3 horas encendido, como las 21 restantes del día si las pasa en modo "led out"