Un estudio sobre el diseño inteligente, esa creencia en que la vida en la Tierra y otros rasgos del universo pueden explicarse merced a la presencia de un "ser inteligente" que guía el proceso, revela que el apoyo que recibe está relacionado con el miedo a la muerte.
Según la autora principal del estudio Jessica Tracy, de la Universidad de la Columbia Británica: "las personas quieren ver en la ciencia algo que aporte un mayor significado a sus vidas, y el diseño inteligente logra eso mientras que la evolución no. Eso podría explicar el por qué del intenso apoyo que encuentra esta creencia".
Según la autora, a pesar de que el diseño inteligente no cuenta supuestamente con matices religiosos ni afirma la existencia de la vida después de la muerte, la idea de que existe un creador que guía la vida es suficiente para ayudar a aliviar el miedo a la muerte.
"La razón por la que tenemos religiones es porque aportan confort y el diseño inteligente hace algo muy similar. El objetivo de la ciencia tradicional no es dar confort, su única razón es la de ayudar a comprender".
El diseño inteligente es la idea de que algunas partes del universo y de los seres vivos se explican mejor mediante la presencia de una causa inteligente, y no de un proceso indirecto tal como la selección natural y la evolución.
Es similar a la idea del creacionismo, la idea de que Dios creó la Tierra y todos sus habitantes, aunque no menciona qué es esa "causa inteligente", tampoco hace referencia a la vida después de la muerte, y no expone explícitamente una ideología religiosa.
A pesar de que sus defensores la enmarcan a menudo como una teoría científicamente válida, no se basa en la ciencia.
En 2010, una encuesta realizada en Estados Unidos indicó que el 40% de los consultados creían literalmente en el creacionismo bíblico. Un 38% de los norteamericanos creía que los humanos eran "guiados inteligentemente" por un creador, mientras que solo el 16% aceptaba la evolución.
En el estudio liderado por Tracy, se hizo pensar a los más de 1.600 participantes en la muerte, y tras ello, se les hacía leer pasajes de textos escritos por el defensor del diseño inteligente Michael Behe, o bien del biólogo evolutivo Richard Dawkins.
Después, se les hacía una serie de preguntas acerca de sus sentimientos sobre el diseño inteligente, la religión, la evolución, y los autores de los pasajes leídos, anotando su grado de aceptación con cada una de las teorías.
Algunos de los participantes leyeron también unos párrafos de Carl Sagan sobre el naturalismo, la creencia de que incluso sin un creador, la vida humana merece la pena y tiene significado.
En general los investigadores descubrieron que cuando se enfrentaba a los participantes con la idea de la muerte, parecía existir un ligero sesgo, pequeño pero estadísticamente significativo, a valorar más positivamente el diseño inteligente (o lo que es lo mismo, a valorar de peor forma a la evolución).
Los investigadores descubrieron también que este efecto se podía revertir si después de leer los pasajes sobre diseño inteligente o evolución, se les hacía leer el texto de Carl Sagan. Incluso para aquellas personas que mostraron una aceptación más fuerte por el diseño inteligente en las lecturas anteriores, el efecto se desvanecía después de leer el texto de Carl Sagan.
El único grupo que no mostró este "efecto corrector" fue el de los estudiantes de ciencias naturales, que respondían a los pensamientos sobre la muerte incrementando su apoyo a la teoría de la evolución.
"Lo que sostiene explícitamente el diseño inteligente es que la vida tiene un propósito... que estamos aquí por alguna razón y que hay un gran intención para todo esto", comenta Tracy. "Esta es una idea increíblemente distinta a la evolución".
Si la gente teme el vacío de un mundo basado en la idea de la evolución, tal vez sea importante acentuar la opción naturalista cuando se habla sobre ella.
Tracy cree que: "enseñar a la gente que la ciencia, o una visión naturalista, puede estar llena de significado, podría ayudar a que las personas se interesaran por la única teoría que de hecho tiene validez científica (la evolución), incluso aunque se encontrasen en estado de ansiedad existencial".
El estudio se publicó en la edición de marzo de 2011 de la revista PLoS ONE.
No hay día en que se oiga en un medio de comunicación la letanía “se están perdiendo los valores” o “los jóvenes de hoy ya no respetan nada”, un mantra que todo el mundo parece aceptar y que sirve, entonces, para introducir toda clase de falacias estadísticas: como que los jóvenes de ahora son más violentos que los de antes, o que la sociedad en general está sumida en decadencia moral.
Basta con echar un ojo a los índices de homicidios de cualquier país civilizado para comprobar que las personas tienden, cada vez menos, a matar al prójimo. Si bien es cierto que en 1960 hubo un repunte brutal de homicidios en Estados Unidos y Europa, la curva, en general, siempre ha sido descendente.
Los jóvenes de antes, pues, eran más violentos y faltos de empatía que los de ahora. Y, bueno, siempre han existido voces que hablaban de la decadencia moral, sobre todo de las nuevas generaciones: Aristóteles decía “Los jóvenes de hoy no tienen control y están siempre de mal humor. Han perdido el respeto a los mayores, no saben lo que es la educación y carecen de toda moral.” Platón abundaba en ello: “¿Qué está ocurriendo con nuestros jóvenes? Faltan al respeto a sus mayores, desobedecen a sus padres. Desdeñan la ley. Se rebelan en las calles inflamados de ideas descabelladas. Su moral está decayendo. ¿Qué va a ser de ellos?”. Incluso podemos ir 4.800 años atrás en el tiempo y leer las siguientes inscripciones de una tablilla asiria: “En estos últimos tiempos, nuestra tierra está degenerando. Hay señales de que el mundo está llegado rápidamente a su fin. El cohecho y la corrupción son comunes”.
A esto se suma la dificultad que implica definir qué son los valores. Si asumiéramos esta supuesta pérdida de valores, ¿a qué valores nos estaríamos refiriendo? Tal vez se estén sustituyendo unos valores por otros, ¿sabemos a ciencia cierta que los de antaño eran mejores que los de hogaño? Si partimos de la base de que los valores correctos no deben sustituirse por otros valores, ¿entonces habría existido alguna clase de evolución en los valores vigentes de cualquier época? ¿Dejar de tratar a los negros o a las mujeres como infrahumanos no supuso la pérdida de determinados valores?
Además, los expertos de ciencias sociales (con demasiadas variables que controlar) que afirman que los jóvenes de ahora son más violentos que los de antes aducen causas ambivalentes y poco concretas: porque son muy mimados, porque no tienen suficiente atención de los padres, porque viven en familias desestructuradas, porque viven en familias acomodadas que se creen superiores a quienes mortifican, etc. Todo vale, tanto una cosa como la contraria. Pero nadie alcanza a dar una razón unívoca y estadísticamente significativa. Tal vez porque no es verdad que los jóvenes de ahora sean más violentos que los de antes.
Hay un factor que no es causa, pero sí que es poéticamente significativo. Ya que científicamente no pueden aclararse los motivos del repunte de violencia en determinados jóvenes (sí es cierto que hay jóvenes más violentos y descarnados, pero no ocurre de forma generalizada… y tampoco antes había tanta cobertura mediática para denunciarlo), asumiendo eso, digo, que haya un repunte de violentos,entonces podríamos acogernos a la poesía para reflexionar de otro modo sobre el problema: la infancia nunca fue de los niños, la infancia siempre fue de quienes la perdieron.
Determinados colectivos han luchado y sangrado para obtener su cuota de protagonismo en la historia. Las mujeres a fin de recibir el mismo trato que los hombres. Los negros, tanto de lo mismo. Todos ellos ambicionando más libertad. Una vez obtenida ésta, los efectos secundarios pueden ser nocivos…pero nunca debemos olvidar lo obtenido en primera instancia. Bajo esta misma lógica, quizá ha llegado el momento de que niños y jóvenes empiecen a reclamar también su pequeña cuota de protagonismo que siempre les fue negada. Y también su pequeña cuota de poder. De esos niños, que les ha llegado su momento de rebelión como tantos otros colectivos, hay unos, una minoría que mediáticamente tiene mucho eco, que manifiestan su frustración a través de la violencia.
Porque, a pesar de que los videojuegos violentos son ya un pasatiempo esencial, que disponemos de pornografía bizarra a través de Internet, que determinado cine es más explícito que nunca con la hemoglobina y el cuestionamiento moral y religioso, la violencia real no ha hecho más que disminuir.
Los seguidores de música punk, heavy o hip hop, con pintas que producen miedo cerval, botas militares, piercings, mirada fría y demás aditivos, son personas que pueden ser perfectamente educados, ecologistas, veganos y hasta tímidos y reflexivos, tal y como os expliqué en Dime qué música escuchas y te diré cómo eres. En Bobos en el paraíso, un libro publicado por el periodistaDavid Brooks en el año 2000 ya se observaba que muchos miembros de la clase media se han transformado en “bohemios burgueses” (BOurgeois BOhemians), que fingen el aspecto de personas situadas en los márgenes de la sociedad mientras viven un estilo de vida totalmente convencional.
Una sociedad con valores es aquélla que evalúa continuamente cuáles son los aspectos de las normas de una cultura a los que merece la pena atenerse y cuáles ya resultan obsoletos, no una sociedad monolítica e intocada.
Cierto es que la gente es más desinhibida que antes, que los alumnos son más descarados con los profesores que antes, que las normas en general no se siguen con tanta inflexibilidad. Pero ello precisamente revela que vivimos en una sociedad con más valores que nunca: antes, dichas normas,no se seguían porque la gente alumbrara más valores sino por miedo (tanto punitivo como social). No enseñar escote porque todo el mundo te llamará puta por la calle no es tener más valores. No cuestionar al profesor porque éste te dará un reglazo en la mano (y al que luego no podrás denunciar por agresión) no es tener más valores.
Lo explica así el psicólogo cognitivo Steven Pinker en su libro Los ángeles que llevamos dentro:
"Hace siglos, quizá nuestros antepasados tuvieron que reprimir cualquiera señal de espontaneidad e individualidad con el fin de civilizarse, pero ahora que las normas de la no violencia están consolidadas, podemos ceder un poco ante inhibiciones concretas que acaso parezcan obsoletas. Según esta línea argumental, el hecho de que las mujeres enseñen mucha carne o que los hombres suelten tacos en público no es señal de decadencia cultural. Al revés, es señal de que viven en una sociedad tan civilizada que no han de temer que, en respuesta a ello, vayan a sufrir hostigamiento o agresión. Como dijo el novelista Robert Howard, “los hombres civilizados son más descorteses que salvajes porque saben que no les van a partir el cráneo por ello”. Quizás haya llegado incluso la época en que yo pueda usar el cuchillo para empujar los guisantes hasta el tenedor."
Redes - El Declive de la violencia - Steven Pinker
La idea de que los seres humanos son pacíficos por naturaleza y corrompidos por las instituciones modernas nos hizo soñar durante mucho tiempo con un pasado idílico. Pero los científicos sociales nos llaman al desengaño: no todo tiempo pasado fue mejor, sino lo contrario. En este capítulo de Redes, el profesor de psicología de la Universidad de Harvard Steven Pinker le explica a Eduard Punset que las sociedades de nuestros antepasados fueron enormemente más crueles y violentas que las de la actualidad.Ambos se encontraron en la ciudad de Boston, en los Estados Unidos, el 19 de abril del 2011.Quienes consigan que creas en lo absurdo pueden conseguir que cometas atrocidades.
Visionario de la ciencia ficción como pocos, el recientemente fallecido Ray Bradbury hizo en su obra algunas predicciones que resultaron cumplidas, sobre todo en lo que se refiere a las tecnologías desarrolladas años posteriores: desde los audífonos hasta el teléfono portátil.
Si de por sí es posible imputar a los grandes escritores una especie de sexto sentido que les permite ver lo que para la mayoría es invisible, en el caso de los autores de ciencia ficción esta característica adquiere manifestaciones sorprendentes por el nivel de detalle que alcanzan predicciones que, sin serlo originalmente, después se revelan tales por la confirmación que adquieren en la realidad.
Tal es el caso del recientemente fallecido Ray Bradbury, quien seguramente posee una especie de récord en cuanto a pronósticos cumplidos se refiere, especialmente para dispositivos tecnológicos que, sugeridos en algún lugar de su obra, delineados con precisión o sumariamente, al final aparecieron en la realidad misma, como un germen brotando de las páginas de sus libros.
En el infográfico que presentamos se enumeran dichas predicciones —que van de la videovigilancia callejera al teléfono móvil, finalizando en la pantalla plana— emparejadas con el título donde se les puede encontrar. Un trabajo meticuloso y encomiable —aunque no podemos saber si todavía incompleto.
Uno de los aspectos de la física que más nos llaman la atención siendo niños es el electromagnetismo. Regálale a un niño un par de imanes y lo tendrás entretenido durante horas.
El asistente de investigación de origen chino Jinha Lee parece no haberse recuperado de esta primera impresión infantil, y ha seguido jugando con imanes bien superados los 20.
Claro que él tiene la suerte de tener juguetes mucho más sofisticados que los de nuestros hijos, como corresponde a alguien que tiene la suerte de trabajar en el instituto tecnológico más conocido del mundo: el MIT.
Tal y como podéis ver en el vídeo, Lee y sus colaboradores Rehmi Post e Hiroshi Ishii ha creado un prototipo llamado ZeroN que funciona como un interface táctil.
Básicamente, ZeroN es una esfera que desafía la gravedad y puede quedar suspendida en el aire gracias a las fuerzas electromagnéticas controladas por computadora. Lo que más sorprende es que este dispositivo recuerda las posiciones que la bola recorre cuando el operador la mueve con la mano, de modo que cuando el humano suelta la bola el ordenador puede reproducir los movimientos.
Tal y como se observa en el vídeo que el MIT ha realizado, ZeroN es fantástico para reproducir las órbitas de los planetas, aún en sistemas estelares binarios. También se le puede emplear como una cámara virtual que muestra en la computadora el aspecto de las estructuras 3D que se ubican bajo la esfera.
Por todo ello, ZeroN puede tener grandes aplicaciones en campos como la animación con prototipos, la enseñanza de la física, y el diseño de estudios en 3D.
Desde luego el vídeo logra que te quedes con la boca abierta y vuelvas a sentirte maravillado como un niño que descubre por primera vez el magnetismo. Eso sí, a tenor de la escasa velocidad de la bola al moverse, no le veo mucho futuro como vídeojuego de ping-pong en 3D, al menos en esta primera versión.
Estas son las formas en que la ciencia cree que llegaría el final... en cientos o miles de años.
Lo han dicho y repetido científicos de todo el mundo, y la Administración Aeroespacial de Estados Unidos (Nasa) lanzó una ofensiva en redes sociales para gritarlo a los cuatro vientos: el mundo NO se acaba este 21 de diciembre, y hay quienes ponen en duda, incluso, que ese sea el sentido de las profecías mayas.
Lo que sí es cierto es que la humanidad -o incluso el planeta- no va a estar aquí para siempre y cuando el fin llegue, hay escenarios que resultan posibles aunque, por fortuna, también remotos e improbables.
Desde accidentes cósmicos como el impacto de un asteroide hasta eventos biológicos o geológicos, sin descartar algunos ocasionados por el hombre, estas son cinco maneras en que, según la ciencia, el mundo -como lo conocemos- podría llegar a su fin.
El impacto de un meteorito
Es el escenario más familiar, gracias a películas como 'Armageddon'. En el pasado ha habido 'encuentros cercanos': en septiembre de 2012, un asteroide pasó a 2,5 millones de km de la Tierra, unas siete veces la distancia a la Luna. En febrero de 2013, una roca de 45 metros de diámetro pasará tan cerca que podría impactar un satélite. Aún así, las probabilidades de que ocurra un choque fatal en el lapso de una vida humana son de una entre 700.000.
Una guerra nuclear
Pasada la Guerra fría, más que los enormes arsenales de Estados Unidos y Rusia -que comprenden un 90 por ciento de las armas nucleares en el mundo- el problema es la proliferación, es decir la entrada de nuevos países al 'vecindario nuclear'. Que los conflictos entre las Coreas, o entre India y Pakistán escalen hasta un enfrentamiento nuclear es hoy un escenario más probable, así como el de un ataque terrorista. Más allá de las víctimas iniciales, una guerra nuclear podría matar a una quinta parte de la población mundial en 10 años y generar un invierno nuclear.
La explosión de una supernova
Cuando una estrella gigante estalla en lo que se conoce como una supernova, puede liberar más energía que la que el Sol emitirá en toda su existencia. Semejante cantidad de radiación aniquilaría la vida de cualquier planeta en su camino.
Pero las explosiones de supernovas son raras y lejanas. La última observada en la Vía Láctea ocurrió en 1604. Pero incluso las ubicadas a miles de años luz pueden tener efecto en la Tierra. Se cree que hace 440 millones de años una supernova extinguió el 60 por ciento de la vida marina en el planeta.
Una pandemia global
En 1918, la gripe española cruzó el mundo y dejó una estela de destrucción entre 20 y 50 millones de muertos. Si hoy se presentara una pandemia similar, podría extenderse con mucha mayor rapidez y efectividad gracias a la red global de rutas aéreas. Sin embargo, también los medios para combatir epidemias han mejorado. Aunque un brote global de influenza o Sars es una posibilidad, y crearía una emergencia sin precedentes, no es probable que un virus pueda matar a absolutamente todos en el planeta.
La erupción de un supervolcán
Ni el Krakatoa ni el Vesubio merecieron ser llamados 'supervolcanes'. Este tipo de volcán -que no tiene forma cónica- puede abarcar kilómetros bajo tierra y sus explosiones no tienen rival. Por dar un ejemplo, el supervolcán ubicado bajo el parque Yellowstone, en EE. UU., tiene la capacidad para expulsar a la atmósfera 2.000 millones de toneladas de materiales tóxicos que causarían el equivalente a un invierno nuclear. Su última supererupción ocurrió hace 640.000 años.
En 54 años de historia, la NASA ha tenido muchos momentos clave. Aquí hay algunos.
El Curiosity podría sumarse a las misiones de la NASA que han cambiado los libros de historia.
Curiosity (2012)
Un hallazgo que “cambiará los libros de historia”. La NASA no ha dudado en calificar así el último descubrimiento que el Curiosity ha hecho en Marte. ¿Qué tiene de especial el 'Mars Science Laboratory'?
El vehículo tipo Rover es tres veces más pesado que los usados en la misión a Marte de 2004, y es que cuándo termine su viaje de 1 año marciano el Curiosity tendrá que volver a la Tierra con las muestras que está tomando. Foto: NASA.
Un miembro de la NASA fue uno de los primeros en entrar en la Estación Espacial Internacional para una estancia de larga duración.
Los rusos Sergei Krikalev y Yuri Gidzenko y el estadounidense William Shepherd fueron los primeros vecinos espaciales. Foto: NASA.
Chandra (1999)
¿Un telescopio espacial que usa rayos X? La Tierra absorbe casi todos los rayos X a su alrededor, por lo que un telescopio normal no puede captarlo bien desde la superficie terrestre. El telescopio Chandra fue la carga más pesada que el Columbia había puesto nunca en órbita. Las lentes de Chandra sirven para tomar imágenes que como ésta, que muestra la nebulosa Crab. (La zona azul es la información recogida por el satélite). Foto: NASA / ESA
Generación Mars (1997)
En la década de los 90 comenzó la 'Mars Exploration Rover', un conjunto de misiones de la NASA al Planeta Rojo. Curiosity es la tercera y última parte del proyecto, que desde 1997 ha enviado a Marte a otros dos robots, Spirit y Opportunity. En la imagen, dos ingenieros observan a las tres generaciones del 'Mars Rover'. Foto: NASA.
Hubble (1990)
El telescopio espacial Hubble permitió que la NASA diera las primeras imágenes nítidas del espacio. Hasta entonces sólo se tenían fotografías tomadas desde la Tierra. La órbita de Hubble está a 593 kilómetros del nivel del mar. Gracias a que puede ser visitado por los astronautas, la misión sigue activa gracias a las misiones de mantenimiento (cinco por ahora). Foto: NASA.
Columbia (1972)
En plena carrera espacial contra la URRS, el presidente de EEUU anunció en 1972 que la NASA crearía el primer transbordador reutilizable. Su primer lanzamiento se produjo 9 años más tarde, y sirvió a la agencia espacial durante 22 años. Aunque su final fue un drama (los siete tripulantes fallecieron durante el último lanzamiento), el Columbia demostró que viajar al espacio podía ser más barato. Foto: NASA.
Y el Apolo XIII volvió (1970)
El objetivo era alunizar por tercera vez, pero un fallo en un tanque de oxígeno provocó que la misión fuese abortada. De hecho, la vuelta a casa de los tres pilotos fue toda una odisea. Durante seis días, James A. Lovell y sus compañeros malvivieron en la cápsula racionando al máximo el oxígeno y la energía. La imagen muestra el primer contacto del Apolo XIII en el mar. Foto: NASA.
Apolo XI (1961)
“Un pequeño paso para un hombre,un gran salto para la humanidad.” Una de las frases más repetidas de la historia es suficiente para explicar el que, posiblemente, fue el mayor hito en la historia de la NASA. Neil Armstrong fue el primer humano en poner un pie en la Luna, aunque algunas teorías de la conspiración afirman que todo fue un montaje dentro de la carrera espacial. Foto: NASA.
Explorer 1 (1958)
El primer satélite artificial de EEUU fue la respuesta a los lanzamientos soviéticos del Sputnik I y Sputnik II. El evento fue considerado el comienzo de la carrera espacial entre los estadounidenses y la URRS. Aunque estuvo en órbita durante 12 años (58.000 vueltas alrededor de la Tierra), el Explorer 1 solo envió información durante cuatro meses.
Tres semanas después de que Yuri Gagarin realizase el primer vuelo orbital, el astronauta de EEUU Alan Shepard, repitió la gesta. A diferencia de Gagarin que realizó el viaje en total automatismo, Shepard sí tuvo algún control sobre la nave, aunque tampoco era mucho: controlaba la altura del Mercury Redstone 3. Foto: NASA,
Los males y pandemias desarrollados con propósitos oscuros por los científicos, un argumento de los creyentes en teorías especulativas
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Un científico analiza una muestra en un laboratorio
Aunque los creyentes en teorías especulativas suelen mostrarse escépticos hacia los argumentos científicos, la pregunta merece ser contestada. Los primeros humanos infectados con el VIH no fueron los hombres homosexuales de la década de los ochenta, sino miembros de poblaciones humanas del centro y centro-oeste de África que se infectaron en las primeras décadas del siglo XX. Y las infecciones por hantavirus en el Parque Natural de Yosemite en California son otro caso típico de zoonosis o enfermedad infecciosa que se transmite de manera natural y eventual de animales a humanos.
Respecto al sida y el síndrome pulmonar por hantavirus (SPH) la respuesta es contundente: los respectivos agentes patógenos que causan estas enfermedades tienen como huéspedes originales o naturales los primates o roedores, respectivamente, desde antes de que los laboratorios y las teorías conspiratorias existieran. Y aún más antiguo que el hombre es el fenómeno evolutivo que diversos agentes patógenos y parásitos, en el que se enmarcan estas dos eficaces zoonosis, y que es conocido como salto entre especies huéspedes.
El VIH no fue creado en ningún laboratorio. Variantes del virus muy similares a las que iniciaron la pandemia de VIH en humanos conviven sin causar ninguna enfermedad aparente a los primates infectados desde tiempos inmemoriales donde este tipo de virus recibe el nombre de VIS (virus de inmunodeficiencia de los simios). Parece que esta convivencia pacífica entre el pariente del simio del VIH y los primates se debe a un largo proceso de co-evolución virus-huésped. Durante este proceso los simios han desarrollado mecanismos moleculares de control sobre el virus que preservan su sistema inmune. El contacto de sangre infectada de ciertos simios con mucosas o sangre humana facilitó este salto de especies por parte del VIS/VIH. De hecho, muchos saltos de estos y otros virus de una especie huésped a otra se encuentran bien documentados y demostrados en la literatura científica desde los tiempos de Louis Pasteur y su vacuna antirrábica. Pero, desafortunadamente, a diferencia del virus de la rabia y los hantavirus cuando infectan humanos, en el caso del VIH la infección en humanos es persistente, cursa de manera silenciosa durante años y su transmisión entre humanos es eficaz. Estos son a grandes rasgos las claves de la pandemia de VIH.
Podemos hablar de enfermedades emergentes o reemergentes, que son aquellas que parecían prácticamente erradicadas y han reaparecido. Pero de momento no se han documentado, hasta donde yo puedo llegar, enfermedades o pandemias relacionadas con propósitos oscuros y causadas por agentes infecciosos inventados en laboratorios. Con los que existen de manera natural ya tenemos suficientes quebraderos de cabeza.
Maria A. Bracho.
Investigadora del Miguel Servet. Centro Superior de Investigación en Salud Pública. Generalitat Valenciana.
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El cerebro, el gran desconocido de
nuestro organismo, es una estructura cuya complejidad dificulta el estudio de su
funcionamiento conllevando graves limitaciones en cuanto al descubrimiento de
nuevas técnicas de diagnóstico y tratamiento se refiere. Una situación que lo ha
convertido en objeto de mitos que han pretendido
vana y equívocamente argumentar, entre otras cosas, la repercusión de
determinados hábitos y sucesos extendidos en la sociedad. Gracias a la
entrañable labor de nuestros científicos la realidad del cerebro empieza a
adquirir dimensiones veraces constatables científicamente desmitificando ideas
preconcebidas que únicamente han propagado conceptos erróneos y han generado
desconcierto.
José Manuel García-Verdugo es un científico mundialmente reconocido por descubrir que en el
cerebro tenemos células madre, existiendo la posibilidad de que en un futuro no
muy lejano se pueda establecer una relación entre éstas y las que mueren por
envejecimiento o traumatismo para tratar anomalías que hoy en día carecen de
solución.
Escuchemos los
razonamientos del Dr. García acerca de sus investigaciones y la repercusión
futura que pueden tener:
Lo cierto es que se trata de un avance que demuestra fehacientemente que las neuronas se regeneran y ofrece esperanzas irrevocables de prosperidad en el estudio de enfermedades neurológicas que, actualmente, tan sólo disponen de tratamientos paliativos. No obstante, se trata de un descubrimiento cuyos frutos se obtendrán en un futuro. El Dr. García afirma claramente que “sólo conocemos algunas sílabas y nos falta mucho para unirlas, formar palabras y llegar a un diálogo con la célula”.
Desde aquí no puedo hacer más que felicitar y agradecer al Dr. Garcíay a su equipo de trabajo por su dedicación, por su perseverancia y por no permitir que la adversidad reduzca sus esfuerzos a nada dando esperanza y sosiego a personas que ayer veían la vida con pesimismo y frustración pero que mañana la pueden ver de otro color.
Las neuronas dañadas se regeneran con tratamiento, ejercicio físico diario y nuevos fármacos
Antes se creía que el hombre terminaba su vida con una embolia o un ataque parecido. Hoy, la neurobiología, ciencia casi desconocida, nos dice que no. Las neuronas se cultivan, se regeneran y viven también en edad adulta.
Hasta el siglo pasado se creía que quien sufría una hemiplejía o un ataque similar estaba condenado de por vida a sufrir la consiguiente pérdida de neuronas. Para siempre…
Después, ya en el siglo XX, se halló que tal cosa era inexacta y que tanto en los adultos como en todos los primates y en las ratas era posible el nacimiento de neuronas nuevas especialmente en el hipocampo, la región cerebral dedicada a la memoria. Un equipo de neurobiólogos del Hospital Universitario de Erlangen (Alemania) ha estudiado a 23 pacientes que sufrían epilepsia grave, de los cuales once conservaban la memoria normal y a otros doce la memoria se había deteriorado considerablemente.
Se sometió a estos pacientes a un tratamiento, y como se les practicó la ablación de ciertas partes del cerebro, los investigadores pudieron sacar muestras de células llamadas "precursoras" de su hipocampo y cultivarlas in vitro. Resultado: las células de los once pacientes con la memoria no dañada habían proliferado y se habían transformado masivamente en nuevas neuronas, sellando el lazo directo entre la memoria y la creación de nuevas neuronas.
O sea que las neuronas se puede decir casi que, como los viejos soldados, “nunca mueren”. A no ser que les dejemos morir. Hay siempre una esperanza hoy para los hemipléjicos, los epilépticos, los asaltados por el fantasma del Alzheimer…
Todo esto lo ha corroborado la importante revista Science, en un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Auckland, y de la Academia Sahlgrenska de Goteborg que ha confirmado que el cerebro humano adulto produce nuevas neuronas. Hasta la fecha se conocía que otros mamíferos eran capaces de hacerlo, pero no se había comprobado en humanos. La zona concreta donde se regeneran es en el bulbo olfatorio.
Este fenómeno, conocido como neurogénesis, continúa a lo largo de la vida en el sistema nervioso central de la mayoría de mamíferos, y se ha descubierto haciendo uso de múltiples herramientas, que incluían la microscopía de transmisión de electrones y las imágenes de resonancia magnética de alta resolución, hasta conseguir identificar esta actividad neuronal en humanos.
El ejercicio físico, un salvavidas en el océano de las neuronas
Los efectos beneficiosos del ejercicio físico sobre la función cerebral han quedado demostrados en la rata, como animal de experimentación, y en los seres humanos; “La actividad física, cuando es aeróbica y disciplinada, beneficia al cerebro”, (Blog del profesor Cristóbal Pera, 28 septiembre, 2009). Durante la última década el interés se ha centrado en averiguar cuáles son los mecanismos que transforman la actividad física en mejora de la función cognitiva cerebral.
En un texto publicado en el “New York Times”, bajo el título “Your Brain on Exercise” Gretchen Reynolds se pregunta:
“What goes on inside your brain when you exercise?” (“¿Qué sucede dentro de tu cerebro cuando haces ejercicio?”), una pregunta similar a la que se formulaba Cristobal Pera en su blog el pasado año.
Los resultados de un trabajo publicado en la revista “Cell Stem Cell” por un grupo de investigadores encabezados por Fred H Gage, del Salk Institute for Biological Studies (Instituto Salk de Estudios Biológicos), La Jolla, California, científicos especialmente interesados por las células madre neuronales, resultaron revolucionarios en el campo de las neurociencias. Daban respuestas a la pregunta sobre los mecanismos moleculares de la relación entre el ejercicio físico y la mejora de la función cerebral.
Participaban en el estudio distinguidos investigadores de Institutos, centros de biología celular y universidades de Madrid, Valencia y Barcelona.
Este estudio permitía afirmar que la mejora de la función cognitiva cerebral asociada con el ejercicio físico parecen depender de la activación de las células madres neuronales, hasta entonces “quiescentes”, localizadas en el hipocampo del cerebro de los adultos, una activación que da pie al desarrollo de nuevas neuronas. Lo cual coincidía con el estudio de los científicos alemanes del Hospital Universitario de Erlangen.
Hasta que en el año 1998, el propio Fred H. Gage, en colaboración con Peter Eriksson del University Hospital de Göteburg, descubrieron que el cerebro humano produce nuevas neuronas en su vida adulta, se consideraba, casi como un dogma, que los seres humanos en el momento de nacer tenían ya en sus cerebros todas las neuronas de las que podrían disponer a lo largo de sus vidas. El ritmo de esta neurogénesis adulta sería regulado por el estilo de vida de la persona, hasta el punto de que éste podría modelar la estructura del propio cerebro.
Hoy sabemos que en el cerebro de las personas adultas las células madres neuronales se encuentran “durmientes”, sin dividirse, en un estado que ha sido calificado como de “sopor”, debido a la acción inhibidora sobre la neurogénesis de la proteína BMP (bone morphogenetic protein), una citoquina que se fija en receptores apropiados situados en la membrana de las células madres.
La proteína Noggin bloquea la antiproliferación de las células madres
Lo que ha sido demostrado ahora, por Fred H. Gage y su grupo, es que el efecto beneficioso del ejercicio físico regular sobre la función cognitiva cerebral se debe a que estimula la liberación de otra proteína, denominada Noggin (NOG), que actúa como antagonista de la BMP, ya que bloquea su efecto anti-proliferativo sobre las células madres.
Ante la presencia de la proteína NOG, las células madres, liberadas de la acción inhibidora de la BMP, se “despiertan” y comienzan a dividirse, generando nuevas neuronas. Se pone en marcha la neurogénesis, que es intermitente a lo largo de la vida adulta.
Esta intermitencia de la neurogénesis parece ser la consecuencia de un equilibrio inestable entre las acciones de ambas proteínas: mientras que la señal inhibidora de la BMP protege al cerebro de una producción excesiva de nuevas neuronas, la acción antagonista de la NOG, sin el freno de la BMP, tiende a agotar, antes de tiempo, el escaso fondo disponible de células madres en el cerebro adulto.
El ejercicio físico diario es la base de la rehabilitación personal y neuronal. La constancia y la voluntad juegan su papel y, en última instancia, están los nuevos fármacos
Es posible que se trate, además, de mantener un equilibrio entre el ejercicio, el envejecimiento y la formación de nuevas neuronas, ya que la circunvolución del hipocampo, área cerebral donde asientan la mayoría de las células madres neuronales, es especialmente vulnerable al deterioro de la vejez.
Estos interesantes hallazgos sobre los mecanismos moleculares que transforman lo que es una conducta –el ejercicio físico regular- en un beneficio biológico -la generación de nuevas neuronas en la vida adulta -, son muy relevantes cuando se apuesta por la cultura de la salud como un proyecto pedagógico.
Para que las recomendaciones y consejos que, día a día, se transmiten, acerca de como vivir una vida saludable, sean asumidas en la práctica por la población a la que van dirigidas, deben estar fundamentadas en datos obtenidos mediante una exigente metodología y publicadas en revistas de prestigio científico, y no en frívolas notas de prensa, en su mayoría cargadas de conflictos de interés.
No cabe duda que si la recomendación de hacer ejercicio físico regular para mantener la mejor función cerebral posible se hace con el fundamento de hallazgos científicos como los que hemos relatado, la probabilidad de ser aceptada y aplicada por aquellos a quienes va dirigida se incrementa de manera significativa.
Sustancias químicas que estimulan el nacimiento de nuevas neuronas
Científicos de la Universidad Suroeste de Texas, en EE.UU., identificaron una sustancia química (P7C3) que provoca el nacimiento de neuronas nuevas en el cerebro actuando, de forma específica, sobre la región del cerebro en la que se alojan el aprendizaje y la memoria.
El hallazgo, reportaba la revista "Cell Stem Cell", se logró tras probar 1.000 sustancias distintas en el cerebro de ratones. Eso daba la esperanza de crear nuevos fármacos para Alzheimer y otras demencias. Según el investigador de Texas Steven McKnight, "en realidad este equipo de investigadores no sabía si estos ensayos iban a resultar en una sustancia útil o no. Tuvieron suerte: la respuesta fue “Sí”
Para Andrew Pieper, otro de los investigadores de esta universidad, "tenían pocas opciones pero sabían que si encontraban algo tendrían la prueba de que la sustancia valía también para animales vivos".
McKnight y Pieper se inspiraron para realizar este estudio en el hecho de que el cerebro de los mamíferos continúa introduciendo nuevas neuronas en la etapa adulta. La cuestión era si había alguna forma de incentivar el crecimiento de estas células para conseguir beneficios para el organismo.
Desarrollo de una complicada investigación
Los investigadores probaron primero en ratones ocho compuestos que parecían ayudar a la formación de neuronas en una región cerebral específica -denominada circunvolución de giro- conocida por generar nuevas neuronas en adultos. De estas ocho sustancias químicas, eligieron para focalizar su atención la denominada P7C3, en base al resto de sus propiedades beneficiosas conocidas.
Para asegurarse de que funcionaba, la probaron en ratones portadores de una mutación que les hacían casi totalmente incapaces de producir nuevas neuronas en la importante región de circunvolución de giro.
"Estos ratones eran malos fabricando neuronas. La cuestión era saber si eso se podía arreglar y resultó que "Sí".
El P7C3 no sólo consiguió la formación de nuevas neuronas, sino que los registros electro fisiológicos demostraron que este proceso fue restablecido en la región de circunvolución de giro. "Así, ya tenemos pruebas de que es posible crear nuevas neuronas que funcionen", añadió McKnight.
Un tratamiento prolongado con P7C3 en ratas mayores también consiguió aumentar el nacimiento de nuevas neuronas. Según Pieper, "las ratas mayores normalmente experimentan una reducción de la neurogénesis asociada con una incapacidad para formar nuevos recuerdos y aprender a realizar nuevas tareas". Las ratas tratadas con P7C3 a diario mostraron evidencias de un aumento en la formación de nuevas neuronas y mejoras significativas en su habilidad para nadar, un test estándar de aprendizaje y memoria usado en ratas.
La clave del éxito de este tratamiento fue sobre todo proteger a las nuevas neuronas, según indicaron estos investigadores. El proceso normal por el que las nuevas neuronas son incorporadas al cerebro como células maduras es largo y arriesgado. "Pasa mucho tiempo -entre dos y cuatro semanas- desde que nace una nueva neurona hasta que se convierte en una neurona en funcionamiento", señaló McKnight, quien recuerda que "muchas mueren en el camino". El P7C3 parece, básicamente, dar mejores posibilidades a las neuronas recién nacidas. Los investigadores apuntaron que otros dos compuestos -dimebon y compuestos serono- de estructuras similares a la del P7C3- también ayudaban a la generación de nuevas neuronas.
Como vemos, siempre hay esperanza. Es lo último que hay que perder.
La producción de nuevas neuronas tras el nacimiento fue negada hasta bien avanzada la segunda mitad del siglo XX. Hoy día se sabe que tanto las neuronas como las células gliales se siguen produciendo por la diferenciación de células madre durante toda la vida de los organismos.
La neurogénesis fue detectada por primera vez por el científico y biólogo español José Manuel García-Verdugo en lagartos. A partir de este descubrimiento se detectó en mamíferos como los humanos. Además también descubrió junto al investigador Arturo Álvarez-Buylla, de la Universidad Rockefeller, las células responsables de dicha neurogénesis.