Geólogos romanos y alemanes supusieron que la diferencia en la propagación de las ondas sísmicas en diferentes partes de nuestro planeta se debe a que la esfera más interna de la estructura de la Tierra podría no estar justo en su centro.
El núcleo de la Tierra es su esfera central, la más interna de las que conforman la estructura del planeta. Consta de un núcleo interno sólido, que está integrado en un 70% de hierro, tiene un radio de unos 1.200 kilómetros y está a una profundidad de unos 5.200 kilómetros, mientras que el núcleo externo es líquido. Según las ideas modernas, el núcleo interno terrestre va creciendo muy lentamente al absorber el hierro fundido del núcleo externo líquido, aproximadamente 1 milímetro por año.
El hecho de que en los hemisferios oriental y occidental las ondas sísmicas que se utilizan para el estudio de las capas internas de la Tierra se propaguen con diferentes velocidades, es una paradoja científica muy conocida. En particular, en el hemisferio oriental estas ondas se mueven más rápidamente.
Este efecto era explicado mediante una hipótesis que indica que el núcleo sólido de la Tierra rota más rápidamente que el núcleo líquido que lo rodea, lo que provoca la diferencia de las temperaturas y consecuentemente diferentes velocidades de ondas.
Otro modelo, ofrecido por científicos franceses, sugiere que el núcleo interno se solidifica en el oeste y se funde en el este; es decir, la parte oriental lentamente se reduce y la parte occidental acumula más hierro. Este proceso también podría tener influencia en la velocidad de propagación de las ondas sísmicas.
En el marco del nuevo estudio, los científicos supusieron que el núcleo metálico del planeta se aleja a una distancia de varias decenas de kilómetros del centro terrestre. Sería por eso que en un hemisferio las ondas sísmicas pasan una menor distancia que en otro, lo que provoca un falso efecto de diferencia de velocidades. Podría ser que las ondas no viajen más rápidamente en el hemisferio oriental, simplemente tengan menos distancia para recorrer.
Sin embargo, una posición descentralizada del núcleo terrestre provocaría importantes consecuencias en las características mecánicas, termales y magnéticas de la estructura interna de la Tierra, lo que necesita nuevas investigaciones y comparaciones con los índices conocidos.
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