Especialmente desde que genomas han sido decodificados, incluyendo el humano, el origen de los seres vivos comenzó a desplegarse. Comenzamos a entender las recetas proteínicas del ADN, sus papeles en la estructura del cuerpo y en la conducta, las moléculas que lo rodean, que afectan su funcionamiento y nuestra forma de ser.
Por: Glenys Álvarez* Editora Neutrina
También iniciamos la lectura de nuestro pasado y nuestra relación con los demás animales, los resultados obtenidos de estos análisis han sido tan sorprendentes que hasta nos han regalado pistas sobre nuestra relación con los neandertales.
Pero la gran meta se encuentra en la erradicación de enfermedades a través del conocimiento preciso y completo de los genes y sus proteínas.
Hay que conocer lo que hacen, cómo lo hacen y qué ocurre cuando lo dejan de hacer; hay que saber distinguir sus funciones y la forma en que se expresan; hay que comprender bien cómo manipularlos, reemplazarlos y arreglarlos.
Hay que conocer lo que hacen, cómo lo hacen y qué ocurre cuando lo dejan de hacer; hay que saber distinguir sus funciones y la forma en que se expresan; hay que comprender bien cómo manipularlos, reemplazarlos y arreglarlos.
Ahora, un equipo internacional en las universidades de Tufts, Estados Unidos, del País Vasco en España y otros centros de investigación, ha descubierto una proteína cerebral que regula la expresión genética y que tiene que ver con la aparición de un desorden mental. Se trata de la bipolaridad o la enfermedad maniaco-depresiva que se presenta como cambios extremos de energía, humor, niveles de actividad y de habilidad. No se trata de cambios regulares de humor expresados por la norma, sino síntomas que impiden que la persona lleve una vida habitual. El desorden bipolar exhibe un sinnúmero de emociones que varía enormemente, como tener una creencia irreal de lo que se puede hacer o pensar constantemente en el suicidio; la característica en todos estos humores es la impulsividad.
Pues bien, el equipo de investigadores ha descubierto que la proteína en cuestión es conocida como SP4 (especificidad proteínica 4) y bajos niveles fueron encontrados en ciertas partes del cerebro en exámenes post mortem en pacientes bipolares.
“Nos enfocamos en la corteza prefrontal y en el cerebelo porque estudios con resonancia magnética sugerían que el desorden bipolar está asociado a cambios en la estructura de esas regiones cerebrales. Muy poco es sabido sobre los cambios moleculares y celulares que ocurren en el desorden bipolar, especialmente en el cerebelo. Nuestros resultados sugieren que actividad reducida de la proteína SP4 puede ser muy común en la enfermedad psiquiátrica”, explica una de las autoras, Belén Ramos, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) en Barcelona, España.
Estudios anteriores habían mostrado papeles importantes de esta proteína. No sólo tiene que ver con la expresión de genes cerebrales sino que es esencial en regular la estructura de las células nerviosas durante el desarrollo. En otras palabras, las bajas dosis de proteína 4 en el cerebro pueden contribuir a la aparición de patrones alterados de las neuronas en el cerebro.
“Demostramos que la destrucción de SP4 por enzimas en el cerebro era inhibida por el litio, una droga que es usada ampliamente como un estabilizador del humor para personas con desorden bipolar. Cuando añadíamos litio a las células en estados inactivos, niveles de SP4 eran estabilizados y aumentaban. Estos resultados sugieren que los efectos terapéuticos del litio pueden estar relacionados, por lo menos en parte, a cambios en la expresión genética que llevan, a su vez, a cambios en la estructura y la función celular”, expresó Grace Gill, otra de las autoras del departamento de anatomía en Tufts.
Los equipos anuncian que también analizaron a otra proteína, SP1, que ha sido reportada como responsable en la aparición de la esquizofrenia. Igual que la proteína ‘4’, bajas dosis en el cerebelo también fueron encontradas en la ‘1’ en pacientes bipolares, lo que sugiere que ambos factores pueden ser relevantes en la aparición de problemas mentales graves.
“Los resultados subrayan los complejos mecanismos involucrados en la especificidad funcional de la familia del factor de transcripción SP”, asegura Ramos.
Los resultados del estudio fueron publicados en el diario Bipolar Disorders:
Universidad de Tufts: http://www.tufts.edu/
Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM): http://www.cibersam.es/opencms/opencms/cibersam/
Universidad del país Vasco: http://www.ehu.es/
Editora NEUTRINA
*Periodista científica fundadora y directora de Editora Neutrina
editoraneutrina@gmail.com
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