Todos sabemos que sumergirse en una bañera con agua caliente y sales perfumadas es un placer para los sentidos que contribuye a relajarnos. No obstante, ahora investigadores de la Universidad de Yale afirman que tomar un baño de este tipo también tiene sus efectos sociales. ¿Cómo? Simplemente actuando como un factor compensador del aislamiento social.
Los investigadores analizaron a un total de 51 estudiantes y apreciaron que aquellos que se sentían más solos también tendían a tomar un baño en agua caliente con más frecuencia y a demorarse más en este ritual. Los resultados fueron tan curiosos que ampliaron la muestra con 25 hombres y 16 mujeres pero los resultados no variaron sino que confirmaron la correlación inicial: mientras más solas se sentían las personas, no solo tomaban más baños relajantes sino que estos eran más largos y preferían el agua más caliente.
Obviamente, en este punto muchos pueden pensar que las personas solitarias simplemente disponen de más tiempo por lo que pueden darse estos pequeños caprichos. Por esta razón, a los investigadores lo que les resultó más interesante fue el hecho de que el aislamiento social se relacionase con la temperatura del agua.
Así, se puso en práctica otro experimento. En esta ocasión a las personas se les hacía pensar que participaban en un estudio sobre los efectos terapéuticos del agua (contenida en una pequeña bolsa que debían sostener en la palma de su mano con agua caliente o fría). Posteriormente cada participante debió rellenar un cuestionario donde se evaluaba el grado de soledad que sentían. Asombrosamente, aquellos que habían sostenido por algunos minutos la bolsa de agua fría referían sentirse más solos, en comparación con quienes habían estado en contacto con el agua caliente.
Para eliminar toda duda posible, los investigadores realizaron otro experimento. En esta ocasión le pidieron a los participantes que recordasen situaciones donde se habían sentido excluidos socialmente. Después se les pidió que sostuvieran la bolsa de agua fría o caliente, según fuera el caso. Luego, respondieron a un cuestionario donde se evaluaba su necesidad de socializar, preguntando cuán dispuestos estarían para ir a una fiesta o de compras con los amigos. Al final, pudo apreciarse que quienes habían sostenido la bolsa de agua caliente mostraban una necesidad mucho menor de socializar y se sentían menos solos. ¿Por qué? Los investigadores explican que el calor disminuye la sensación de distrés provocada por el aislamiento y la soledad.
Probablemente estos psicólogos solo han descubierto el “agua tibia” ya que en nuestro argot popular la importancia de la temperatura se demuestra en muchas frases como: “una sonrisa cálida” o “un hombro frío”. De hecho, existe una investigación anterior que demostró que las personas entrevistadas en una habitación cálida eran más extrovertidas y dispuestas a colaborar mientras que una habitación fría promovía el aislamiento y la apatía.
No obstante, lo interesante del estudio radica en cómo, sin ser conscientes de ello, tendemos a mostrar una suerte de mecanismo compensatorio ante la soledad y el aislamiento involucrándonos en una serie de actividades tan cotidianas como tomar un baño. En el mientras, ya sabes que cuando te sientas solo, tomar un baño caliente puede ser de ayuda.
Fuente:
Bargh, J. & Shalev, I. (2011) The substitutability of physical and social warmth in daily life. Emotion.
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