Luciérnagas a control remoto realizando coerografías tridimensionales y el futuro del polvo inteligente... un hombre ofrece el sucedáneo electrónico a una noche mágica de verano.
El vuelo dirigido de la luz para diseñar sobre el espacio, la ilusión de un pequeño ejercito estético e inteligente… el sueño de dibujar con estrellas.
Investigadores de MIT trabajan en una serie de luciérnagas mecánicas -o micro helicópteros con luces LED- que son controladas a control remoto capaces de ser coreografíadas electrónicamente en el aire. Co-vuelo o copula electromecánica de telefotonautas.
El proyecto se llama Fly-Fire y aunque esta en sus primeras étapas, los investigadores de MIT de SENSEable City Lab creen que e la mejor forma desplegar una imagen tridimensional compuesta de píxeles inteligentes.
“Cada uno de los helicópteros actúa como un píxel inteligente”, dice E Roon Kang, el líder del proyecto. “Al controlar su movimiento podemos tener píxeles volando en el aire”.
Este proyetco apunta al futuro del llamado “polvo inteligente” que supone que en el futuro los aparatos computacionales serán muy pequeños, autocontenidos y casi ubicuos.
Se dice en el budismo que “en el aire hay innumerables budas”. Es posible que en un centímetro cúbico de aire en el futuro tengamos la inteligencia artificial de varias microcomputadoras. Científicos japoneses han descubierto que una mólecula de iodo calcula miles de veces más rápido que una PC. La tecnología substituye al espíritu.
Por el momento los científicos de MIT se encuentran diseñado los pixelicópteros que permitirán posible este tipo de espectáculos los cuales podrían tener un uso militar. Fly-Fire with Me
Otro proyecto un poco menos hi-tech pero más accesible son las luciérnagas elctrónicas para jardínes de Tom Padula. Ligeras, baratas, alimentadas por el sol, luciérnagas. En la noche flashean un par de horas y en el día se recargan con la luz solar.
Padula las construyó porque extrañaba las luciérnagas de su casa en la infancia. Cuestan 10 dólares cada una y exhiben un patron de “fades” el cual puede sincronizarse para que se prendan y apaguen juntas. La brisa hace que se mueven y crea un efecto realista.
“Todo el trabajo está en el código, en determinar el nivel de la luz del ambiente, a controlar la intensidad del LED y registrar cuánto tiempo el patrón ha estado activo para que se apaguen después de dos horas como hacen las luciérnagas verdaderas”, dice Padula.
Sin duda un juego de luciérnagas electrónicas es un buen regalo para los ciudadanos de las grandes manchas urbanas.
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