Ya desde hace algunos años venimos escuchando que en los países desarrollados están aumentando los casos de infertilidad y esterilidad.
Se considera que un 15% de la población en edad fértil se verá afectada por trastornos de fertilidad.
Las causas pueden ser muy diversas, pero es cierto que en la actualidad el ritmo de vida y el retraso de la maternidad pueden estar influyendo de forma significativa.
La dificultad o incapacidad para tener un hijo puede ser un verdadero trauma para algunas personas, ya que en general tendemos a pensar que la reproducción es un hecho natural al que se llega como una parte más de la vida. Para una pareja que desea tener un hijo propio y no lo consigue, asumir que se necesita ayuda es el primer paso, pero enfrentarse primero al posible veredicto de ser estériles y posteriormente llevar a cabo todos los tratamientos necesarios, a veces muy largos y costosos, puede ser un proceso muy traumático.
Todos tienen en mente que la recompensa es grande y probablemente una vez conseguido el objetivo, se olvidará todo lo demás, pero mientras ese objetivo no llega se suceden los casos de depresión, ansiedad y estrés, lo cual podría dificultar más si cabe el propio éxito del tratamiento. Ahora ya es habitual que las clínicas de reproducción asistida incluyan gabinetes de psicólogos que ayuden a conducir y eliminar ese estrés, pero en los últimos años algunas de ellas utilizan además la acupuntura como método eficaz para aliviar las emociones negativas. De esta forma, la medicina tradicional china se compagina con la medicina occidental para poder llevar a cabo el sueño de ser padres de muchas personas.
Las causas de la esterilidad-infertilidad
En ocasiones los términos esterilidad e infertilidad se mezclan. De forma general se define esterilidad como la dificultad para conseguir un embarazo tras un año de relaciones sexuales frecuentes sin protección. Pero se distinguen dos tipos de esterilidad, primaria y secundaria. La primaria es cuando la pareja nunca ha tenido un embarazo por métodos naturales. La secundaria sería cuando tras un primer embarazo, no se consigue una segunda gestación. La infertilidad primaria por su parte es cuando la pareja consigue un embarazo de forma espontánea pero no lo lleva a término. Se considera infertilidad secundaria cuando la pareja ya tiene un hijo anterior pero no consigue que una nueva gestación llegue a término con un recién nacido normal.
Según datos de IVI España (Instituto Valenciano de la Infertilidad) fuentes se considera que el alrededor de un 30% de los casos de infertilidad serían por causas masculinas, otro 30% por causas femeninas, quedando un 20% debido a causas mixtas. Las causas pueden ser físicas, como endometriosis u obstrucciones en los conductos espermáticos. En otras ocasiones puede ser por exposición a tóxicos, medicaciones, factores ambientales o infecciones.
En cuanto a los tóxicos, no pensemos sólo en productos alejados de nuestra vida diaria, en un recienteestudio realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Asiut en Egipto observaron, tras el análisis de 130 varones, que particularmente los hombres infértiles fumadores presentaban en el semen niveles más altos de marcadores de apoptosis (muerte celular). La infertilidad tanto masculina como femenina puede venir dada también por factores fisiológicos como diabetes, problemas inmunológicos o endocrinos.
Se considera que la obesidad afecta de forma muy negativa a la fertilidad femenina, en tanto en cuanto puede alterar su regulación hormonal. Los desarreglos hormonales en las mujeres, que impiden la correcta y periódica ovulación, llegan a ser la causa de hasta un 25% de los casos de infertilidad femenina. Por supuesto, no podemos olvidar el factor de la edad en la mujer, a partir de los 35 años disminuye su capacidad reproductiva sustancialmente y en mujeres de más de 40 años la posibilidad de embarazo por mes baja de un 25%, dato tomado para mujeres sanas de entre 20 y 35 años, hasta un 10%.
A estas causas estamos más o menos acostumbrados, pero en ocasiones nos olvidamos que el ritmo de vida actual tampoco favorece una buena salud reproductiva. La ansiedad y el estrés afectan a factores como la regulación hormonal, que en las mujeres puede llegar incluso a situaciones de anovulación o en el hombre derivar en problemas de calidad espermática.
El factor psicológico en la mujer es fundamental porque no sólo puede afectar a su ciclo menstrual, además se considera que podría tener un efecto negativo en la implantación del embrión. Cuando tras unos meses de intento, no llega el embarazo, los niveles de estrés suben en la pareja y suele ser la mujer quien más los acusa, pudiendo afectar a su relación y al normal desarrollo de las relaciones sexuales. No es raro oír frases como “te quedarás embarazada cuando menos te lo esperes”.
Los profesionales en tratamientos de reproducción aseguran que focalizar toda la atención en el embarazo y en las relaciones sexuales en ocasiones puede ser contraproducente. No es raro el caso de pacientes que al poco de empezar en los tratamientos de infertilidad, cuando ya consideran que están en buenas manos o bien han desistido, se quedan embarazadas por medios naturales.
En la clínica de reproducción asistida, la ansiedad por ser padres
Cuando la pareja decide acudir a una clínica de reproducción asistida, es sometida a un examen médico que valora su situación física, tanto del hombre como de la mujer y se toma la decisión de llevar a cabo un tratamiento u otro. Estos tratamientos pueden ser simplemente hormonales, para regular el ciclo menstrual de la mujer y favorecer la ovulación. En otros casos es necesario complementarlos con técnicas de inseminación artificial (IA), fecundación in vitro (FIV) o microinyección espermática (ICSI). La IA consiste sencillamente en depositar de forma artificial el semen en el tracto reproductor de la mujer. La FIV y la ICSI consisten en fecundar en el laboratorio ovocitos obtenidos mediante estimulación ovárica, en el primer caso no se realiza selección espermática, en el segundo se inyecta la cabeza de un espermatozoide seleccionado en el óvulo. Tras la fecundación se cultivan los embriones al menos durante 48 horas y se transfieren hasta un máximo de 3, según la legislación española, al útero de la mujer.
Desde que se llega a la clínica hasta que la pareja se somete al primer tratamiento pueden pasar meses, sin contar los que la pareja lleva ya intentándolo por su cuenta. Silvia Lobo, coordinadora de la unidad de Atención al Paciente de la clínica Genivif de Madrid, me explica que si no hay impedimentos físicos primero se intenta que haya una concepción natural. Se aplica a la mujer un tratamiento hormonal de hiperovulación y se controla el ciclo, si tras unos meses no se consigue el embarazo, se opta por la IA y seguidamente si los intentos siguen siendo fallidos, se pasa a la FIV.
El proceso puede ser por tanto muy largo y “cuando la pareja pasa por varios intentos fallidos aumenta considerablemente el nivel de ansiedad”. Según el Registro de la Sociedad Española de Fertilidad en el año 2009 se dieron un total de 3.608 ciclos de FIV, 22.936 ciclos de ICSI simple o mixta con óvulos propios y 31.173 ciclos de IA. Combinando los datos de FIV e ICSI, se obtuvieron un 31.1% de gestaciones en relación al número de ciclos iniciados con óvulos propios, estando casi el 50% de las mujeres en edades comprendidas entre los 35 y los 40 años. En la IA el 94.7% de las mujeres eran menores de 40 años, dando lugar a un 12.7% de gestaciones sobre el total de ciclos. Es decir, las técnicas de reproducción asistida no son infalibles, al menos a la primera.
Se sabe que muchas parejas dejan el tratamiento porque no son capaces de soportar la presión. Anunciación Jiménez se sometió hace diez años a un tratamiento de reproducción en una conocida clínica de Madrid tras un año intentando quedarse embarazada. Finalizadas las revisiones médicas correspondientes, comenzó con el primer ciclo de hiperovulación para intentarlo de forma natural y asegura que se sentía “angustiada, nerviosa, incapaz de pensar en otra cosa, obsesionada”.
Tras varios ciclos fallidos se pasó a la IA y entonces “la seguridad de que iba a ir bien” la invadió y en el primer intento se quedó embarazada. Pero ya había pasado un año desde que decidieron acudir a la clínica. Anunciación está convencida de que en su caso el factor psicológico jugó un papel fundamental, “casi del 80%”. En ningún momento le ofrecieron tratamiento psicológico ni ella se lo planteó, siempre fue tratada con cariño y le decían que relajarse era fundamental, pero como ella dice “eran otros tiempos y con relajarse tenía que valer”.
Estrés y el tratamiento de reproducción asistida, estudios epidemiológicos
Jeanne Carter del departamento de psiquiatría del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York ha publicado en colaboración con científicos del departamento de ginecología y epidemiología e investigadores del Hospital Presbiteriano de Nueva York un estudio donde concluye que el 33% de las mujeres que están sometidas a un tratamiento de reproducción asistida, esperando un ovocito de una donante estaban clínicamente deprimidas y el 59% tenían altos niveles de distrés (estrés negativo).
Parece claro que enfrentarse a la infertilidad tiene un impacto negativo en la salud emocional. Estudios anteriores apuntaban a que el distrés sufrido por la infertilidad es comparable al que expresan pacientes que están pasando por situaciones más graves. Un análisis anterior de Carter analizaba los niveles de calidad de vida, estrés y preocupación por la reproducción en mujeres que están en tratamientos de fertilidad con donación de óvulos y comparó a mujeres cuya fertilidad se ha visto dañada debido a un cáncer y mujeres infértiles sin haber padecido cáncer. El análisis publicado en la revista Journal of Cancer Survivorship concluye que las mujeres cuya fertilidad se ha visto reducida debido al cáncer tienen menores niveles de estrés que el otro grupo de mujeres, y apunta que es fundamental un buen asesoramiento de las opciones reproductivas para paliar la ansiedad que ocasiona este tipo de procesos.
En las clínicas de reproducción asistida son conscientes de la presión a la que está sometida una pareja cuando acude a consulta y ya muchas de ellas tienen un gabinete de psicólogos que intentan hacer más llevadero el tratamiento. En IVI Madrid por ejemplo tienen una unidad de apoyo psicológico. La clínica CARE(Center for Assisted Reproduction. Embryo.net) en Estados Unidos tiene en su página web un acceso directo a un formulario de consulta del stress, orientado a parejas con problemas de fertilidad.
La clínica Ginefiv de Madrid cuenta con un gabinete de Atención al Paciente y con dos psicólogas en la plantilla que. Silvia Lobo me comenta que en esta clínica de Madrid están ampliando este servicio ya que consideran importante el buen estado mental de las pacientes. Según la experiencia de Silvia en la mayoría de los casos, las pacientes que reciben apoyo psicológico con unas 3 ó 4 sesiones en los puntos clave del ciclo tienen suficiente. Sin embargo, considera que para el volumen de consultas que esta clínica maneja “el porcentaje de mujeres que solicita consulta psicológica es bajo” desde su punto de vista, “pero aquellas que vienen, luego repiten”. El hecho de no acudir a un psicólogo no quiere decir que no presenten ansiedad, sino que o bien es llevadera o no lo consideran necesario.
Reportaje realizado para el Máster de la UNED Periodismo Científico y Comunicación Científica.
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Fuente: eciencia
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