La detección precoz de la endometriosis puede no sólo mejorar notablemente la calidad de vida de la mujer que lo padece, sino evitar trastornos físicos y psicológicos innecesarios. Determinados marcadores relacionados con la menstruación en la adolescencia pueden dar la voz de alarma.
La endometriosis es un crecimiento anormal del tejido que recubre el útero y cuyos efectos van desde dolor intenso hasta infertilidad. Una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de París Descartes en asociación con el departamento de obstetricia, ginecología y medicina reproductiva del hospital de Paris de Asistencia Pública y el Instituto Cochin han desarrollado un estudio donde identifican marcadores detectables en la adolescencia asociados a endometriosis en la edad adulta.
El artículo será publicado en octubre en la revista “Journal of pediatric and adolescent gynecology”. En élCharles Chapron y sus colaboradores estudian factores como dismenorrea severa en la adolescencia, la ineficacia de los medicamentos antiinflamatorios de naturaleza no esteroide y la necesidad deusar anticonceptivos orales para aliviar el dolor como algunos de los síntomas más relacionados con el desarrollo de la endometriosis en la edad adulta. La endometriosis en la adolescencia se detecta principalmente tras un cuadro de dolor continuado sin respuesta a la medicación.
En cada ciclo menstrual el tejido que recubre el útero, el endometrio, prolifera previamente a la ovulación con el fin de preparar la cavidad uterina para un posible huevo en el caso de que se produzca la fecundación. Tras la ovulación, si no ha habido concepción, el tejido endometrial se descompone y se desprende en el sangrado menstrual. Cuando el endometrio crece más de lo normal puede invadir zonas de la cavidad pélvica como ovarios, vejiga o regiones detrás del útero entre otras. Este tejido sigue el mismo ciclo de proliferación, desprendimiento y descomposición que el endometrio uterino ya que responde a hormonas de la misma forma, pero al encontrarse en lugares extraños, no puede salir del cuerpo de la misma manera que lo hace el flujo menstrual y comienza a producir una serie de sustancias químicas que pueden irritar los tejidos cercanos dañándolos severamente y causar dolor. Si se detecta precozmente puede ser tratado mediante hormonas, pero cuando el endometrio crece demasiado es necesario pasar por el quirófano para retirarlo.
“Cuando una chica les dice que tiene dolores durante el periodo menstrual y ni los medicamentos y ni las almohadas eléctricas le ayudan, por favor, créanla y ayúdenla”. Son palabras de Carol Drury, coordinadora de educación y directora adjunta de la Asociación de endometriosis(Milwaukee, EEUU), recogidas en otro artículo del mismo número de la revista, realizado por investigadores del Hospital de Mujeres Brigham y la Escuela médica de Harvard en Boston (EEUU), donde se resumen los estudios realizados hasta la fecha relacionados con la endometriosis en adolescentes. En este trabajo de revisión se recogen datos de estudios realizados entre los años 1996 y 1997 donde afirman que el 73% de los casos de dolores pélvicos crónicos fueron diagnosticados de endometriosis.
Los casos de endometriosis asintomáticos no están valorados, en ocasiones cuando las mujeres llegan a la edad adulta se detecta la patología al acudir a consultas rutinarias de ginecología o bien cuando se ven afectadas por problemas de fertilidad. En la actualidad, según datos del 2010 del Instituto Nacional de salud infantil y desarrollo humano Eunice Kennedy Shriver de los Estados Unidos, hay alrededor de 5,5 millones de mujeres afectadas de endometriosis en América del Norte. Chapron y su grupo apuntan a que en la mayoría de los casos la endometriosis puede tener su origen en la adolescencia, pero en muchas ocasiones el diagnóstico es tardío, lo que puede derivar en la necesidad de pasar por quirófano. Sin datos concluyentes de que exista una predisposición genética clara para padecer endometriosis, el entendimiento de síntomas previos a la patología pueden ayudar a los médicos a prever la tendencia a la endometriosis de sus pacientes adolescentes. Los autores apuntan la necesidad de revisiones ginecológicas en la adolescencia y abogan por la atención de los pediatras y otros profesionales hacia el comportamiento de las adolescentes en relación a su ciclo menstrual. Un diagnóstico precoz puede evitar que las mujeres tengan que ser sometidas a cirugía y que otros tejidos puedan verse afectados.
BIBLIOGRAFÍA
Charles Chapron, Bruno Borghese, Isabelle Streuli and Dominique de Ziegler. Markers of Adult Endometriosis Detectable in Adolescence. Journal of Pediatric and Adolescent Gynecology. Vol 24, (5) suppl. 1. October 2011, pp: S7-S12.
Divya K. Shah and Stacey A. Missmer. Scientific Investigation of Endometriosis among Adolescents. Journal of Pediatric and Adolescent Gynecology. Vol 24, (5) suppl. 1. October 2011, pp: S18-19.
Artículo publicado para el máster de la UNED de Periodismo Científico y Comunicación Científica
Fuente: eciencia
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