Durante las últimas décadas, los lingüistas han demostrado que, cuando se trata de hablar, muchos de los estereotipos de género tienen bastante de cierto: los hombres tienden a hablar en voz alta, mientras que las mujeres susurran, los hombres hablan más uno por encima del otro, mientras que las mujeres conspiran más por la espalda, los hombres tienden a esconder sus sentimientos, mientras que las mujeres se los cuentan a los extraños en el metro. Según algunos críticos, estas diferencias no son más que un reflejo de nuestros presupuestos culturales sobre el género. Pero, según un nuevo libro, hay una razón mucho más simple de estas diferencias lingüísticas: la biología.
En “Duelo y Duets”, John L. Locke, un profesor de lingüística en Lehman College y autor de “espionaje: una historia íntima”, sostiene que los hombres y las mujeres tienen formas radicalmente diferentes de hablar, no por su educación, sino porque que tienen necesidades evolutivas radicalmente diferentes.
Los hombres, dice, usan el lenguaje antagónico, o “duelos”, para mostrar su fuerza y ??probarse a sí mismos frente a las mujeres. Las mujeres, por su parte, usan una más tranquila forma de hablar para unir unos con otros – y ayudar a protegerse contra los hombres agresivos. Y, de acuerdo con Locke, este es un patrón que ha estado ocurriendo durante miles y miles de años.
Hombres y mujeres, dos formas de comunicarse, por Juan Bautista Pino
Por: *Juan Bautista Pino
La forma de comunicarse y expresarse de hombres y mujeres, puede parecer en algún caso una conversación donde no se habla el mismo idioma. Cada cual está en lo suyo propio y muchas veces es imposible un verdadero contacto donde cada una de las partes, pueda sentir el descubrimiento del otro.
Es muy comentada la dificultad de los hombres para expresar sus emociones. Y esto es cierto. Debido a que para ellos la conversación no consiste en conocer al otro, sino en una especie de deporte competitivo donde hay que probar algo.
Los hombres tienen objetivos en la conversación y muchas veces su empeño más o menos sutil, consiste en cambiar las ideas o las acciones de alguien.
Rara vez se deja entrever una emoción para que pueda darse la “ventilación emocional”. Esto es muy practicado habitualmente entre las mujeres y al hombre suele parecerle como una actitud un poco de indulgencia, como acaparar la atención de los demás hablando de ellas mismas.
El lenguaje de los hombres es en parte idioma, en parte código, en parte señales. No es un arte para aproximarse al otro sino una forma racional de comunicación, donde se suprimen los sentimientos y así se puede evitar el sentirse comprometido.
El lenguaje de los hombres es en parte idioma, en parte código, en parte señales. No es un arte para aproximarse al otro sino una forma racional de comunicación, donde se suprimen los sentimientos y así se puede evitar el sentirse comprometido.
Los hombres deberían saber que no hay ganadores en una conversación. Eso sucede propiamente en los debates, donde el objetivo es demostrar algo. El sentido verdadero de la conversación es la cooperación y la integración, buscando la sorpresa, deleite, el juego amistoso en el mejor de los casos.
El lenguaje de los hombres es un lenguaje de hechos, de cosas cuantificables, verificables, concretas y que se puedan definir. Rara vez permiten algo tan fugaz como una emoción que es un lenguaje sin palabras y que no se sabe bien a donde te lleva. Los hombres tienden a hablar con sus parejas cuando tiene problemáticas, como si fueran dos abogados.
Los hombres no es que tengan menos habilidades que las mujeres es que sencillamente tienen otros objetivos, controlar y principalmente ganar. Esto obstaculiza bastante el punto básico de apertura necesario para relacionarse.
Las revistas masculinas enfatizan sobre todo la información, los resultados, los hechos. Los problemas propios de los hombres es lo último de lo que ellos quieren enterarse, no quieren leer nada negativo de ellos mismos. No quieren verse de esa manera y así evitan la introyección. Es decir el mirar hacia adentro.
Las revistas de las mujeres, en cambio hablan de los distintos problemas y de cómo solucionarlos. Ponen el acento en analizar y buscar alternativas.
Los hombres tienen también arranques emocionales e intuiciones pero están entrenados para no fiarse de ellos. Sienten de igual manera pero se sienten confundidos porque su vocabulario emocional no es el más adecuado y se pierden fácilmente. Las mujeres también pueden perderse por el extremo opuesto en una tiranía emocional inmadura y desproporcionada que las aleja de la realidad de las cosas y ponen a un hombre en un estado de desconcierto total.
En conclusión el lenguaje de los varones y el de las féminas es bastante diferente. Ellos se expresan de una manera más bien plana, uniforme, sin emoción. Ellas en cambio, son un paisaje emocional con énfasis, curvas, en cierto modo un mundo imprevisible. El diría “este es un buen libro” mientras que para una mujer sería “un libro maravilloso”. Ellas tienden a irse a los extremos. El puede estar enfadado, ella indignada. Ellos se expresan de una forma más monótona, ellas tienden a mostrar la emoción, riéndose de manera exagerada si es el caso, o alzando la voz o declarando su enfado sin disimulo; en general más expresivas en el sentido teatral. El siempre tendrá la tendencia a esconderse detrás de lo que siente para evaluar sus posibilidades en la situación. Ellas tienen un carácter cooperativo y se implican directamente, ellos por su parte tienden a la competencia y tienen que pensárselo.
Las mujeres por otro lado, tienen sus propios ritmos y son más sensibles que los hombres en el plano físico y biológico. La menstruación y el flujo de hormonas las agarran y las hacen más cambiantes en su ánimo. Su sutileza también las puede hacer más vulnerables. En general los hombres no entienden nada de esto porque ellos viven su cuerpo de otra manera y muchos lo consideran una exageración más, propia de mujeres.
Hay una forma de comunicación que usan mucho los hombres: es la “indirecta” es una forma de protegerse, así se tantea la reacción de una mujer, valorando hasta donde se puede llegar. Hablar directo invita a respuesta directa, transparencia llama a transparencia. La indirecta permite un margen de control donde uno no se arriesga y así se puede volver a atrás si así lo decide.
Las bromas son una forma de indirecta, los adolescentes la usan mucho entre ellos, igual que los adultos en su trato con los niños. Este tipo de comunicación que puede ir de lo divertido a lo jocoso es como un juego de espejos cruzados donde todo significa algo, pero no lo que parece. Esta es una forma en que los hombres manifiestan un poco sus sentimientos y emociones. “Algo es algo”.
Se puede ver el grado de acercamiento en una conversación en como se va cambiando de manejo de información a la revelación de emociones. Esto es lo que verdaderamente acerca a dos personas. Las nuevas relaciones empiezan conversando sobre hechos, después con el tiempo se entra en las opiniones de las cosas, finalmente si ha surgido la amistad surgirán las emociones.
Hay dos temas clásicos en las conversaciones de los hombres: los deportes y el sexo. En principio ellos hablan del trabajo que es un tema que tiene “hechos” y “objetivos” y que además tiende a la competitividad. También hablan de las cosas de la familia. Pero probablemente la conversación derive más tarde o más temprano a hablar de deportes o de sexo. El primero es de naturaleza competitiva “per sé” y el segundo se ve en términos de hechos: hazañas y éxitos sexuales más o menos verdaderos, tamaño del pene etc.
Cuando los hombres se hacen más mayores decae a veces su interés por el deporte y las conversaciones sobre sexo se hacen más prudentes. El foco de las bromas sexuales se aparta de las historias fantaseadas en la adolescencia sobre éxitos y excesos y la sensación de no haber satisfecho esos deseos de juventud se convierte en algo incomodo de compartir. En su lugar se bromea y se hacen chistes cómodamente impersonales sobre impotencia, prostitutas, homosexualidad y tamaño del pene.
Una mujer podría preguntar: ¿por qué les resulta tan difícil a los hombres decir -te amo-? estas palabras poseen una magia para la mayoría de las mujeres que su ausencia se les hace inaceptable. Muchos hombres se resisten y dirían que ya se lo han dicho en comentarios rutinarios, con gestos a los que se les pone énfasis especial y que estas “dos palabritas” las mujeres la cargan con demasiado peso emocional. No es que los hombres no expresen afecto y amor sino que el modo en que lo hacen, a las mujeres no les parece eso… una expresión de amor. Por otro lado es muy raro que los hombres expresen afecto entre ellos, solo en situaciones extremas. Esto les conecta con una parte que generalmente no saben manejar.
Las bromas son una forma de indirecta, los adolescentes la usan mucho entre ellos, igual que los adultos en su trato con los niños. Este tipo de comunicación que puede ir de lo divertido a lo jocoso es como un juego de espejos cruzados donde todo significa algo, pero no lo que parece. Esta es una forma en que los hombres manifiestan un poco sus sentimientos y emociones. “Algo es algo”.
Se puede ver el grado de acercamiento en una conversación en como se va cambiando de manejo de información a la revelación de emociones. Esto es lo que verdaderamente acerca a dos personas. Las nuevas relaciones empiezan conversando sobre hechos, después con el tiempo se entra en las opiniones de las cosas, finalmente si ha surgido la amistad surgirán las emociones.
Hay dos temas clásicos en las conversaciones de los hombres: los deportes y el sexo. En principio ellos hablan del trabajo que es un tema que tiene “hechos” y “objetivos” y que además tiende a la competitividad. También hablan de las cosas de la familia. Pero probablemente la conversación derive más tarde o más temprano a hablar de deportes o de sexo. El primero es de naturaleza competitiva “per sé” y el segundo se ve en términos de hechos: hazañas y éxitos sexuales más o menos verdaderos, tamaño del pene etc.
Cuando los hombres se hacen más mayores decae a veces su interés por el deporte y las conversaciones sobre sexo se hacen más prudentes. El foco de las bromas sexuales se aparta de las historias fantaseadas en la adolescencia sobre éxitos y excesos y la sensación de no haber satisfecho esos deseos de juventud se convierte en algo incomodo de compartir. En su lugar se bromea y se hacen chistes cómodamente impersonales sobre impotencia, prostitutas, homosexualidad y tamaño del pene.
Una mujer podría preguntar: ¿por qué les resulta tan difícil a los hombres decir -te amo-? estas palabras poseen una magia para la mayoría de las mujeres que su ausencia se les hace inaceptable. Muchos hombres se resisten y dirían que ya se lo han dicho en comentarios rutinarios, con gestos a los que se les pone énfasis especial y que estas “dos palabritas” las mujeres la cargan con demasiado peso emocional. No es que los hombres no expresen afecto y amor sino que el modo en que lo hacen, a las mujeres no les parece eso… una expresión de amor. Por otro lado es muy raro que los hombres expresen afecto entre ellos, solo en situaciones extremas. Esto les conecta con una parte que generalmente no saben manejar.
A veces los hombres expresan afecto a las mujeres como lo hacen con sus amigos barones: bromeando, quizás una palmadita en la espalda, hablar con indirectas.
En realidad el problema está en no saber reconocer el lenguaje que usa el otro y el no ser capaz de usar los dos lenguajes para tener más amplitud en la relación. El lenguaje de los hechos y el lenguaje de lo que sentimos mientras suceden esos hechos. En la práctica esto supone un gran número de confusiones en las relaciones entre las personas y muchas veces cada cual “se monta” su propia opinión de “lo que se supone que me quería decir el otro” por tanto mucho más difícil todavía poder expresar amor y afecto que es lo que nutre una relación y la hace satisfactoria y duradera.
De esta manera se ve claro que mostrar las emociones sin miedo, de manera equilibrada y oportuna es una garantía para que una relación sea positiva. El plano de las emociones es lo que verdaderamente une a la gente y la comunicación es lo que ajusta y modela esa comunicación para el beneficio de dos personas.
* JUAN BAUTISTA PINO PÉREZ es licenciado en Psicología por la Universidad de Sevilla. Psicoterapeuta familiar individual y de pareja desde el modelo sistémico. Técnico de inserción laboral, orientador profesional y educativo. Formación y experiencia en técnicas de hipnosis.
C/ Naranjas 14, 11402 Jerez de la Frontera (Cádiz) TF: 665449837 Correo Electrónico
1 comentarios:
Es todo lo que hay a lo que me refiero es que cuales son las formas de ablar de una mujer como por ejemplo: gritando,o lenguaje indirecro a eso es alo qué yo me refiero
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