Desde siempre, y gracias en gran parte a los dibujos animados, hemos creído que a los ratones les gusta el queso. La asociación de queso + ratones está en nuestra cabeza desde que eramos niños y resulta lo más natural pensar que es una verdad inmutable (así como que Plutón era planeta).
Pues no. No les gusta el queso. Unos científicos de la Universidad Metropolitana de Manchester desmintieron que el queso sea un manjar para los ratones. Dicen que prefieren alimentos con alto contenido en azúcares, como semillas y frutas y que el olor y sabor tan fuertes del queso les hace no comerlo. Lo que me hace recordar los hámsters que he tenido, que son básicamente ratones sin cola, y realmente nunca les dí queso (nunca se me ocurrió).
Entonces ahora el libro de Quién se llevó mi queso tendrá que cambiar a algo así como a Quién se llevó mis frijoles o Quién se llevó mis uvas. O mejor, combinando ambas: Quién se llevó mi barra de granola.
Ahora, sin Plutón como planeta y sin ratones que les guste el queso, las señales del anuncio del fin del mundo son inminentes. ¡Arrepentíos!
La empresa de control de plagas Rentokil, luego de realizar un estudio sobre los animalitos que conviven con humanos descubrió que “Los ratones no adoran el queso, los topos no son ciegos, las súper ratas existen, las cucarachas pueden regenerarse y las pulgas pueden saltar hasta 150 veces su propia longitud”.
Uno de los hallazgos insólitos fue que “los ratones adoren el queso es un mito urbano, puesto que éstos prefieren los alimentos con alto contenido de azúcares como frutos secos, muesli o la manteca de cacahuete y en un año, una pareja de ratones puede tener hasta 3 mil crías”.
También revelaron que “las ratas topo, el único mamífero de sangre fría, son inmunes al dolor, o que los topos no son ciegos aunque cortos de vista y tiene un excepcional olfato y un oído hiper sensible”.
Según la investigación de Rentokil, es que “es verdadero que las cucarachas pueden regenerar muchos de sus tejidos como los ojos, las antenas o parte de su exoesqueleto. Asimismo, sus patas articuladas pueden desprenderse igual que la cola de las lagartijas, regenerándose completamente. Sin embargo, es falso que puedan vivir sin cabeza, porque éstas sólo necesitan la cabeza para beber y una hembra puede vivir sin beber varias semanas”.
Y según las investigaciones confirman que “la idea de que las abejas sólo pueden picar una vez, ya que su aguijón está diseñado para peleas entre iguales. Esto es cierto sólo si atacan a un mamífero o a un humano, porque al intentar retirar su aguijón se produce un desgarre en el abdomen provocándole la muerte. No obstante, si una abeja pica a otra de su especie, ésta conserva su aguijón y puede volver a usarlo sin problema”.
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