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Publicado por El Rincón de la Ciencia, Tecnología y el Conocimiento en Jueves, 21 de julio de 2016

FRASES DE CIENCIA

jueves, 10 de noviembre de 2011

El que se lo piensa mucho, acaba cayendo en la tentación

Cuando te topes con alguno de esos placeres tan difíciles de rechazar, lo recomendable es seguir el primer instinto y no pensarlo mucho, pues obtendrás razones tanto para esperar como para satisfacer.

Por: Glenys Álvarez*  Editora Neutrina 

tentacion
La tentación es un primer empujón hacia una elección que no siempre es la más adecuada. Tomamos muchas veces el sendero más placentero y olvidamos responsabilidades y metas que hemos esbozado con los demás y con nosotros mismos. Pero las tentaciones se meten por medio, nos provocan, tenemos que pensarlo bien para quitárnoslas de encima. ¿O no?

Un nuevo experimento ha encontrado en sus resultados un camino distinto hacia las opciones que origina una tentación. Ellos dicen que es mejor no pensar y seguir ese primer instinto que surge sin avisar. Si lo pensamos, nos convenceremos de que aprobar el estímulo inmediato es mejor para nosotros que tomar la senda más complicada, pero que coincide con la que racionalmente hemos decidido tomar.


“Muchas veces estamos en situaciones en que tenemos al diablito en ambos hombros y todo lo que escuchamos al pensar es que seríamos unos tontos si dejásemos pasar la oportunidad. En realidad, lo primero que hemos pensado es ´no, no lo hagas´. Pero nos detenemos a pensar y todos los pensamientos nos sugieren deleitarnos en la tentación”, explica Lora Nordgren de la Universidad Northwestern.

El primer impulso puede alejarte de la tentación

Y no es fácil hablar de tentaciones, peor aún es intentar explicar los motivos que tiene cada cual para caer o no en ellas. Si nos responsabilizamos con una conducta o acción siempre existirá la atracción hacia algo que hemos decidido no tener o usar. Quieres ahorrar el dinero para algo más importante, no deseas engañar a tu pareja, quisieras perder peso, dejar el alcohol, las drogas, las compras, las apuestas, la televisión; pero mientras andas, todo lo que quisieras evitar te puede tentar de nuevo y somos nosotros los que tenemos que decidir qué ruta tomar cuando lo hagan. 

“Para ganarle al impulso de gratificar el deseo el mejor consejo siempre ha sido pensar. Dejar que el pensamiento guíe lo que más te convenga. Pero hemos encontrado en nuestros resultados una solución opuesta: no te detengas a pensar y sigue; es probable que el primer instinto sea alejarte”, explica.

Ese estado visceral

Junto a Eileen Chou, de la misma universidad, las investigadoras indican que un factor es crucial: la interacción entre la tentación y el estado visceral en el que nos encontramos, el que desea ese tequila, este estado dicta si los procesos cognitivos estarán orientados hacia la impulsividad o el autocontrol. 

“La tentación hace que procesos protectores del pensamiento salgan a relucir. Si le presentas a una persona a dieta un pedazo de bizcocho de chocolate lo primero que vendrá a la mente es, estoy a dieta, no gracias. Pero si se detiene a pensar o a dejarse convencer por el otro, las probabilidades de caer son más altas”.

En uno de los experimentos, 49 hombres con pareja estable vieron un video erótico o un desfile de modas, el primero tenía el objetivo de excitarlos, el segundo de mantenerlos en un estado estable. Después, los investigadores les mostraron las fotos de mujeres atractivas y observaron y midieron el tiempo que la mirada se posaba en ellas. A la semana siguiente, los grupos observaron lo mismo, sin embargo, se les dijo que las chicas atractivas en las fotos eran estudiantes en la universidad, es decir, que era posible conocerlas. En este experimento, nos dicen, el grupo que vio el video erótico posó la mirada por más tiempo en las imágenes, mientras que el grupo que vio el desfile de modas hizo precisamente lo opuesto. Más tentación, por supuesto, promueve menos fidelidad.

Fumadores impacientes

fumadoresEn otro estudio se usaron 59 fumadores. La idea era observar cómo y por qué motivos la personas tomaría una gratificación rápida y perdería otra mayor a largo plazo. “Les dábamos opciones. Había un grupo que había fumado un cigarrillo antes del experimento, otro grupo llevaba 3 horas sin fumar y les decíamos que podían fumar un cigarrillo o posponerlo durante 40 minutos y ganar tres euros. Por supuesto, el grupo que había fumado y se encontraba en un estado más estable tomó el dinero. Los que llevaban tiempo sin fumar decidieron ir por el cigarrillo. El primer grupo se dio razones para esperar, el segundo para satisfacer”, indica Nordgren.

Se trata de la razón contra la pasión. Tendemos a pensar que la pasión le sirve a la gratificación inmediata y que la cognición nos ayuda a alcanzar metas a largo plazo. Y, efectivamente, la necesidad y el deseo crea impulsividad pero también dañan los procesos cognitivos que te ayudarían a interrumpir la conducta.

“Cuando deseas y eres tentado, cuando tu raciocinio está sucumbiendo en un estado desequilibrado, es cuando tienes al diablito en ambos lados y es entonces cuando el mejor consejo es huir y no pensar”.

¡Ni lo escuches!
Los resultados fueron publicados en el diario de APS: http://www.psychologicalscience.org/

Universidad de Northwestern: http://www.kellogg.northwestern.edu/





Editora NEUTRINA
*Periodista científica fundadora y directora de Editora Neutrina
editoraneutrina@gmail.com

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