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Publicado por El Rincón de la Ciencia, Tecnología y el Conocimiento en Jueves, 21 de julio de 2016

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viernes, 18 de mayo de 2012

Las diez leyendas psicológicas más populares, desveladas

leyendas

LOS OPUESTOS NO SE ATRAEN, NI LA BAJA AUTOESTIMA TIENE LA CULPA DE TODO

En A través del espejo (The Dark Mirror), el largometraje más célebre del director alemán Robert Siodmak, su protagonista lograba descubrir gracias a un test de Rorschach la terrible verdad que se ocultaba detrás de las hermanas Ruth y Terry. Esa mancha amorfa que debe inspirar al paciente a pronunciar una palabra que condense su sentimiento acerca de la misma era la clave para comprender todo misterio personal, sugería la película de los años cuarenta. La verdad es que probablemente no sea tan fácil acceder a la mente de una persona como sugería el largometraje. 

Al igual que ocurre anteriormente con el refranero popular, tomamos como verdaderos ciertos mitos psicológicos que son bastante discutibles, cuando no directamente falsos.

Algunos de ellos han sido recogidos en el libro 50 Great Myths of Popular Psychology (Wiley-Blackwell), ensayo escrito por Scott O. Lillienfeld, Steven Jay Lynn, John Ruscio y Barry L. Beyerstein. A continuación, explicamos diez de los más extendidos y comunes en nuestra vida diaria.

1.- Sólo utilizamos el 10% de nuestro cerebro


La leyenda popular recuerda con cierta frecuencia las palabras de Albert Einstein, que defendía su brillantez inteletectual argumentando que al contrario que lo que ocurría con la mayor parte de nosotros, utilizaba hasta un 15% de su capacidad cerebral, mientras que el resto sólo empleamos un 10%. Pues bien, nadie ha podido confirmar dichas declaraciones, y mucho menos refrendar que el 90% de nuestra materia gris es inútil. 

Más bien parece ser que dicha errónea concepción tiene su origen en la mala interpretación de unas palabras del psicólogo americano William James, que no se refería tanto a nuestro uso efectivo del cerebro como a nuestro potencial personal.

2.- Una baja autoestima es la causa principal de la mayor parte de dolencias


La psicología contemporánea ha encontrado en una autoestima dañada la explicación preferente de gran parte de los problemas del hombre moderno, ya sean adicciones, depresiones o fobias de diversa índole. Se trata de una visión del ser humano en la que se relativiza la importancia de lo externo a favor de lo interno, pero quizá de una manera desmesurada. Un grupo de investigadores encabezado por Roy Baumeister llegó a la conclusión tras revisar 15.000 estudios diferentes de que no existe ninguna relación directa entre ser adicto a una sustancia y tener una baja autoestima. Más bien, argumentaba el estudioso, una buena autoestima es la consecuencia del éxito, no la causa.

3.- Cuanta más gente presencia un accidente, más ayuda recibirá esa persona


El célebre caso de Kitty Genovese, asesinada delante de docenas de indiferentes testigos en el neoyorquino barrio de Queens en 1964, motivó uno de los estudios más célebres de la época, realizado por John Darley y Bibb Latané. Es en ese texto cuando se acuña el concepto de “difusión de la responsabilidad” (también conocido como “efecto espectador” o “síndrome Genovese”), que señala que cuanta más gente presencie un acontecimiento donde se requiera ayuda, menos probabilidad existe de que cada uno de ellos mueva un dedo, pues considerarán que otro lo hará. En realidad, no todos los que presenciaron el crimen miraron hacia otro lado, sino que un pequeño porcentaje de ellos sí telefonearon a la policía, aunque fuese demasiado tarde. Lo cual no desmiente los resultados del estudio, pero sí matiza el carácter legendario del mismo.

4.- El polígrafo desenmascara a todos los mentirosos


Lo que en realidad detecta este hasta cierto punto útil ingenio es el nerviosismo del hombre que está siendo analizado, no la falsedad o veracidad de sus afirmaciones. Partiendo de la idea de que mentir nos pone irremisiblemente nerviosos, los defensores del polígrafo aseguran que si se detecta una alteración en los índices registrados es porque el analizado no está diciendo la verdad. 

Pero también puede ocurrir que si te preguntan por un crimen te sientas más excitado que si lo hacen por tu nombre, lo cual no implica que seas un asesino, argumentan los detractores. Y al revés, un autocontrol perfecto puede hacer desaparecer cualquier signo de turbación, aunque seas culpable. Aún no existe el polígrafo perfecto.

5.- Los opuestos se atraen


Dos personas absolutamente opuestas tienen más probabilidades de llevarse bien, ya que se entiende que se complementarán en su vida diaria, señala el mito. Un introvertido con una mujer lanzada, una joven desorganizada con un hombre metódico, un chico de ciencias con una de letras, ¿destinados a triunfar? Pues no, sino que diversos estudios, como el realizado recientemente por Paul Ingram y Michael Morris de la Universidad de Columbia, han descubierto que las personalidades parecidas se atraen con más facilidad y tienen más probabilidades de triunfar en una relación a largo plazo.

6.- Sólo la gente que sufre depresión se suicida


Mucha gente se siente a salvo del suicidio por la razón de que no se les ha diagnosticado depresión, ya que se cree que sólo este perfil de pacientes son los que llevan a cabo tal acción. En realidad, diversos estudios han demostrado que potencialmente cualquier persona puede acabar con su propia vida. 

Asunto diferente es que, por razones obvias, gran número de suicidas hayan padecido una larga depresión. Pero existen otros perfiles diferentes y bastante comunes, como el del suicida impulsivo, que comete su acción sin planificación previa como reacción precipitada a una mala noticia sin que medie un largo proceso de depresión.

7.- Los mensajes subliminales pueden llevarnos a consumir cualquier cosa


¿Puede un fotograma aislado conducir a una masa de consumidores hacia la cafetería de unos cines con el objetivo adquirir una popular bebida de cola? En realidad, no es tan sencillo, ni mucho menos estamos expuestos de tal forma a los mensajes introducidos por las compañías. Ni siquiera los impulsos de nuestro subconsciente determinan la mayor parte de nuestro comportamiento, por lo que aún queda un amplio margen para nuestro libre albedrío. Terence Hines, autor de Pseudoscience and the Paranormal (Prometheus Books) defiende que “años de investigación han demostrado que la estimulación subliminal tiene efectos muy limitados”.

8.- La luna llena favorece los crímenes


Ciertas figuras mitologícas (como la del Hombre Lobo) y realidades físicas (el influjo de la luna sobre las mareas) proporcionan una base cultural a la idea de que los movimientos de dicho astro condicionan nuestro comportamiento durante la fase de luna llena, una idea extendida por el psiquiatra Arnold Lieber. Sin embargo, un estudio realizado por dos psicólogos en 1985 llegó a la conclusión de que no había ninguna relación entre dicha fase y el aumento de los crímenes. 

Los expertos defienden que cualquier crimen ocurrido en luna llena es utilizado como argumento a favor de tal concepción, mientras que los producidos el resto del año no son tomados como datos significativos: es la llamada “falacia del sesgo”.

9.- El test de Rorschach nos desvela la auténtica personalidad de las personas

También denominado como la prueba de la mancha de tinta, se trata de una de las herramientas de uso más extendido entre psicólogos, pero de utilidad mucho más limitada que lo que la cultura popular nos ha sugerido. Un artículo publicado en el Attorney’s Textbook of Medicine mantiene que “los resultados no responden a los niveles mínimos de estandarización, fiabilidad o validez necesarios”. No se trata de que sea completamente inútil, sino de que en muchas ocasiones, al igual que ocurre con la grafología, sus resultados no son tan extrapolables como se pretende.

10.- Es mejor expresar nuestra furia que guardárnosla


Se apela al carácter catártico y tranquilizador de la ira para explicar por qué consideramos que enfadarnos es bueno. Se trata de una idea procedente del psicoanálisis, que defiende que la represión de los impulsos es muy perjudicial ya que deriva en diferentes psicosis. 

Por ello, se suele señalar que todas las expresiones de agresividad se pueden prevenir expresando libremente tu furia. En realidad no es así, ya que un ataque de agresividad sólo nos pone más nerviosos y raramente proporciona tranquilidad más allá del corto plazo. 

El hecho de que enfurecernos parezca tranquilizarnos se debe a que es algo natural, propio del mero paso del tiempo, no a las propiedades curativas de la expresión de la furia.

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