Actualmente, los consumidores pueden escoger entre una gran variedad de alimentos.
Los alimentos procesados aportan diversidad y placer a nuestra dieta.
Mito: Los alimentos procesados no representan ninguna ventaja
Realidad: Gracias al procesado de alimentos disponemos de muchos productos que, de no ser por esta técnica, no podríamos consumir. Sin lugar a dudas, sin este método, no tendríamos a nuestra disposición la gran variedad de productos alimentarios que encontramos en el supermercado y las tiendas. El procesado de alimentos nos permite adquirir alimentos de temporada durante todo el año. Algunos ejemplos son las frutas, las verduras y los productos cárnicos congelados y enlatados. El procesado alarga la duración de los alimentos durante su almacenamiento. El pescado en conserva y la leche U.H.T. constituyen dos ejemplos de alimentos procesados nutritivos y de fácil adquisición. Esta técnica también mejora la seguridad de los alimentos mediante diversos métodos. Así, los tratamientos a temperaturas elevadas destruyen las bacterias nocivas; algunos aditivos impiden que las grasas entren en descomposición (se vuelvan rancias) o que se desarrollen hongos y bacterias dañinas; y el envasado ayuda a prevenir la manipulación indebida de los alimentos. Otra gran ventaja de los alimentos procesados es su comodidad. Imagínese que no existiesen los congelados o las verduras en conserva que tan prácticas resultan para preparar la cena fácil y rápida del domingo.
Mito: Los alimentos procesados no son tan nutritivos como los frescos
Realidad: Muchos alimentos procesados son tan nutritivos como los productos frescos que han estado almacenados, o incluso más, si se emplean determinados métodos de procesado. Las verduras congeladas suelen procesarse a las pocas horas de haberse cosechado. El proceso de congelación implica una pérdida muy reducida de los nutrientes, de manera que las verduras congeladas conservan un alto contenido de vitaminas y minerales. En cambio, las verduras frescas se recogen y, posteriormente, se transportan al mercado. Pueden pasar días e incluso semanas hasta que llegan a nuestra mesa, lo que implica una pérdida progresiva de vitaminas independientemente del cuidado que se tenga al transportarlas y almacenarlas. Ciertos métodos de procesado pueden provocar la pérdida de determinados nutrientes, es el caso de algunas vitaminas y minerales que se quedan en el agua de cocción o en las partes del grano que se eliminan para elaborar la harina. Sin embargo, el procesado de alimentos también puede aportar beneficios nutritivos adicionales. Se ha demostrado, por ejemplo, que el licopeno, un poderoso antioxidante (sustancia que protege al organismo) presente en el tomate y la sandía, puede asimilarse mejor (aumenta su “biodisponibilidad”) cuando los tomates se procesan y convierten en puré, salsa o sopa de tomate.
Mito: No es necesario añadir aditivos a los alimentos procesados
Realidad: Los aditivos alimentarios cumplen una función importante al preservar la frescura, seguridad, sabor, aspecto y textura de los alimentos procesados. Estas sustancias se agregan con fines específicos, ya sea para garantizar la seguridad del alimento o mantener su calidad durante el almacenamiento. Por ejemplo, los antioxidantes impiden que las grasas y los aceites se vuelvan rancios mientras que los conservantes evitan o reducen el desarrollo de microbios (como el moho del pan), y los espesantes permiten que las preparaciones a base de frutas adquieran consistencia “gelatinosa” para que se puedan untar en el pan tostado. Los colorantes se utilizan para aumentar el atractivo de los alimentos. Si bien estas sustancias no aumentan la seguridad ni mejoran la textura, permiten ofrecer a los consumidores una selección de productos que les resulte más atractiva o agregue placer a la dieta gracias a su color. Los aditivos pueden añadir propiedades organolépticas específicas a los alimentos (como sabor y textura) para responder a los hábitos culturales y las expectativas de los consumidores. Todos los aditivos deben ser aprobados por las autoridades competentes, que establecen límites estrictos en cuanto a la cantidad y el tipo de sustancias que puede emplearse. Todos los aditivos deben figurar en la lista de ingredientes del envase de forma que los consumidores puedan elegir libremente.
¿Hacer la cena después de un día de trabajo? Para los padres que laboran es generalmente todo un desafío regresar a sus casas al filo de las 7 de la noche, después de una jornada laboral y de buscar a los niños en la escuela.
Es fácil comprender cómo algunas familias dependen de los alimentos procesados y preparados que están listos con sólo dos minutos en el horno de microondas, y que vienen con colores y sabores que atraen a los niños más pequeños.
El aspecto positivo es que algunos expertos sostienen que ciertos alimentos preparados empaquetados, como bolsas de ensaladas o vegetales congelados, son opciones inteligentes. Pero la publicidad incluso hace aparecer un yogur con alto contenido de azúcar o un paquete de fideos macaroni con queso _con elevado contenido de sodio_ como si fueran alimentos saludables.
"No hay tiempo suficiente, por eso los padres generalmente recurren a los refrigerios y a los alimentos preparados y procesados que frecuentemente son altos en calorías y bajos en valor nutricional", sostiene el doctor Richard Visser, que estudia nutrición de niños y obesidad en su clínica de Aruba.
Visser no espera que las familias eliminen por completo las comidas procesadas, pero sugiere que los padres deben pensar con tiempo para hacer cuidadosamente comidas que les ayuden a ahorrar tiempo.
"Planee la alimentación de los niños a lo largo del día", sugiere, y les aconseja a los padres que "lo hagan de la misma manera que organizan sus cosas en el trabajo".
Ese enfoque funcionó para Jill Sando, una mamá de dos niños que trabaja en Mineápolis. La mayoría de los fines de semana trata de cocinar un poquito más para que le quede comida durante la semana. Y si cocina para ella y su esposo después que sus niños (de uno y tres años) se duermen, cocina de más para servirles esos alimentos a los chicos la noche siguiente.
ero para el jueves o viernes, cuando se acaban esas sobras, "recurro a calentar algunos de los alimentos congelados (procesados)", dice Sando. "Pero sólo una vez a la semana recurro a los trozos de pollo congelados, no todas las noches".
Todos los días parecen llegar a las estanterías de los supermercados nuevos productos preparados, y es difícil saber cuáles son los más saludables.
"Sin dudas, hemos visto un incremento de la cantidad de productos preparados destinados a las familias", expresa Amy Schaefer, portavoz de la empresa Whole Foods. Los padres más jóvenes, señala, generalmente eligen los alimentos procesados orgánicos.
"Como están ahora los pesticidas, la cantidad que tienen los alimentos convencionales es tan pequeña que honestamente no sé si hay alguna diferencia", indica.
¿Qué deberían entonces colocar en sus carritos de compras los padres con poco tiempo para cocinar?
Vegetales y frutas congelados, enlatados y preparados:
Ensaladas en bolsa, zanahorias pequeñas peladas y manzanas en trozos, son una buena opción, de acuerdo con Kava: "Lo importante es que los niños se acostumbren a comer estas cosas y no esperar que les guste todo desde el primer momento".
Pero no todas las latas son iguales, así que es mejor preparar una ensalada de frutas con uvas congeladas y cortadas en trozos que comprar una lata de ensalada de fruta llena de almíbar.
Cereales, panes y refrigerios ricos en fibras:
"Existe una cantidad creciente de cereales con alto contenido de fibras que saben bien para los niños", explica el doctor Joseph A. Skelton, director del programa para niños del Centro de Nutrición, Ejercicio y Control de Peso del Hospital de Niños de Wisconsin.
Proteína fresca fácil de servir:
Gina Rogers, una madre de dos niños que trabaja en New Rochelle, Nueva York, cocina hamburguesas de pavo a la parrilla y compra pollo asado en la rotisería, y lo sirve en fetas o en quesadillas. Sus hijos lo disfrutan, pero aún prefieren el pollo congelado preparado, que tiene más grasa, calorías y sodio que el de la rotisería. Además de carne de aves, Visser sugiere comer pescado porque los niños necesitan ácidos grasos omega-3 y omega-6.
Leche y agua, en lugar de refrescos o jugos de fruta:
Los jugos de fruta no ofrecen la fibra que está en la fruta y en cambio tienen una gran dosis de azúcar. Cuando se sirve el jugo, es mejor diluirlo con agua.Refrigerios sin mucho azúcar ni colorantes:
Actualmente "los chicos están acostumbrados a sabores fuertes, muy dulces y a los colores llamativos.
Todo eso incrementa la manipulación de la comida", indica Visser. Una dieta rica en refrigerios con azúcares y colorantes artificiales puede hacer que los niños se desinteresen por los alimentos naturales frescos.
Sin embargo, los padres no deberían sentirse culpables si les permiten comer algunos alimentos procesados a sus hijos.
Fuente: Alimentación Sana
1 comentarios:
Si está decidiendo si incluir o no un alimento muy procesado en su dieta, puede ser útil evaluar su contenido nutricional y su efecto a largo plazo sobre la salud. Un alimento ultraprocesado industria alimentaria que contenga una proporción desigual de calorías y nutrientes puede considerarse poco saludable. Por ejemplo, las investigaciones apoyan una asociación entre un alto consumo de bebidas azucaradas y un mayor riesgo de obesidad, diabetes y enfermedades del corazón. Pero algunos alimentos procesados que contienen nutrientes beneficiosos, como el aceite de oliva o los copos de avena, se han relacionado con tasas más bajas de estas enfermedades crónicas.
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