¿Por qué se nos arrugan las yemas de los dedos de las manos y los pies, aunque no otras partes del cuerpo, cuando pasamos un tiempo en el agua?
La razón más extendida por la que los dedos se nos quedan como uvas pasas al estar mucho tiempo en remojo es que simplemente lo hacen porque, como la piel no es impermeable, absorbe el agua cuando nos bañamos. En las manos y los pies la piel es bastante más gruesa y eso hace que absorba más agua que el resto del cuerpo y que el efecto sea más perceptible al quedar el líquido entre la dermis y la epidermis.
Mark Changizi, un neurobiólogo evolutivo en los Laboratorios 2AI en Boise (Idaho), va en contra de la creencia común de que los dedos se ponen “como pasas” en remojo simplemente porque absorben líquido. Changizi cree que las arrugas actúan como las bandas de rodadura de los neumáticos, creando canales que permiten que el agua pueda drenarse fuera cuando hacemos presión con nuestras manos sobre superficies húmedas.
Esto permite a los dedos hacer un mayor contacto con esas superficies, dándoles un mejor agarre.
Los científicos han sabido desde mediados de la década de 1930 que las arrugas de los dedos en remojo no se forman si los nervios en un dedo se rompen, lo que implica que son controlados por el sistema nervioso. En un estudio publicado en la revista Brain, Behavior and Evolution, Changizi y su equipo estudiaron las fotos de 28 dedos arrugados de otras tantas personas.
El equipo descubrió que todos ellos tenían el mismo patrón: una serie de canales longitudinales sin conexión desde un punto de ramificación en la parte superior del dedo, algo parecido al dibujo de una rueda. Cuando se presiona con un dedo, se aplica la presión de la punta hacia atrás. Los lados de los dedos actúan entonces como dos cordilleras que evacuan el agua hacia los lados; pero entre medias se queda una parte plana, una especie de meseta donde el agua puede acumularse.
Las arrugas se forman en esta meseta, porque “ahí es donde hay que hacer todo el trabajo para canalizar el agua hacía afuera”, explica Changizi.
Sin embargo no todo el mundo está emocionado con esta teoría. Chen Xi, un ingeniero biomecánico en la Universidad de Columbia, en Nueva York, cree que las arrugas tienen una causa simple: cuando los dedos se sumergen en agua caliente, los vasos sanguíneos se contraen y se reduce el tejido en relación a la piel, que hace de hebilla.
Sin embargo, Mark Changizi dice que el proceso que describe no tiene en cuenta el hecho de que los dedos se arrugan también en agua fría; o que no se arrugan cuando su suministro de sangre se interrumpe. Esta nueva hipótesis evolutiva tiene en cuenta que las arrugas más importantes se desarrollan en los extremos de los dedos, que son las primeras partes en tocar una superficie.
Ahora Changizi y su equipo ahora quieren ver si los mamíferos que viven en hábitats húmedos son más propensos a desarrollar dedos arrugados. De momento han encontrado una especie de macaco que así le ocurre y piensan que puede haber muchos más, lo que también enlazaría con la famosa “Teoría del Mono Acuático (ACC)”, una explicación diferente de algunas de las características de la evolución humana que se basa en que el antepasado de los seres humanos actuales era un primate acuático o semi-acuático, ya bípedo y sin apenas pelo.
La última prueba de la hipótesis será comprobar con humanos si la gente con los dedos arrugados son mejores en el agarre en condiciones húmedas, poniéndoles a subir a mano descubierta por una superficie resbaladiza por el agua.
Será entonces cuando todos los interrogantes sean respondidos.
Fuente: Nature
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