Hay mucha gente que la pasa mal donando sangre para alguien que lo necesita, pero cuánto peor lo pasa la persona que necesita donantes y además tiene un grupo sanguíneo escaso o poco compatible. Todo ello podría quedar en el pasado dentro de un tiempo, porque Luc Douay (de la Universidad Pierre y Marie Curie, en París) extrajo hemocitoblastos de la médula ósea de un voluntario y las hizo desarrollarse en glóbulos rojos a través de una serie de factores de crecimiento.
El equipo liderado por Douay etiquetó las células cultivadas para seguir su rastro e inyectó 10.000 millones de ellas (equivalentes a 2 mililitros de sangre) de vuelta al torrente del donante de médula. Los resultados fueron publicados en el periódico médico Blood.
Tras cinco días, entre un 94% y un 100% de las células continuaban circulando en el organismo del voluntario y A los 26 días, permanecía entre un 41% y un 63% de las células (que es una tasa normal para las células de sangre producida de manera normal). Las células de laboratorio respondieron tal como las normales, llevando oxígeno de manera efectiva a todo el cuerpo. Excelentes noticias para la medicina y la salud.
“Los resultados muestran una promesa de que hay una reserva ilimitada de sangre al alcance”, celebra Douay. Algo vital, sobre todo pensando en lugares del mundo que padecen de elevadísimas tasas de infección por VIH.
Ya existen otros intentos por sintetizar sangre a través de la creación de un sustituto artificial (en lugar de crear sangre natural de manera artificial), que serían muy útiles para guerras o terremotos, porque tiene la ventaja de no necesitar refrigeración. Pero ésta cuenta con la ventaja de que se asemejará mucho más a la real, disipando las inquietudes de seguridad que generan los productos artificiales.
El trabajo de Douay representa un gran salto, pero aún falta recorrer un largo camino antes de contar con una producción masiva de esta sangre. Por ejemplo, para realizar una transfusión a un paciente, se necesitarían 200 veces la cantidad de células utilizadas en este trabajo. No obstante, Robert Lanza, uno de los primeros en cultivar glóbulos rojos de laboratorio a gran escala, sostiene que el uso de células madre embrionarias podrían generar diez veces la cantidad lograda por Douay. ¡Júntense muchachos!
Transfusión de sangre
Con los descubrimientos realizados acerca de la circulación de la sangre por William Harvey, se inició una investigación más sofisticada para las transfusiones de sangre en el siglo XVII, con experimentos acertados de transfusiones en animales. Sin embargo, las investigaciones sucesivas en seres humanos no fueron tan exitosas y continuaron trayendo muerte.
Historia y desarrollo del método
El primer intento de transfusión sanguínea registrado ocurrió en el siglo XV relatado por Stefano Infessura. En 1492 el Papa Inocencio VIII cayó en coma, por lo que se requirió de la sangre de tres niños para administrársela a través de la boca (ya que en ese entonces no se conocía la circulación sanguínea) a sugerencia del médico. A los niños de 10 años de edad se les prometió pagarles con sendos ducados de oro y, sin embargo, tanto el Papa como los jovencitos murieron. Algunos autores desacreditan el relato de Infessura, acusándolo de antipapista.
La primera transfusión de sangre humana documentada fue administrada por el doctor Jean-Baptiste Denys, quien el 15 de junio de 1667 describió el caso de un enfermo de sífilis que murió después de haber recibido tres transfusiones de sangre de perro: «Estaba en el proceso exitoso de recibir la transfusión... pero algunos minutos después... su brazo se calentó, su pulso aceleró, el sudor brotó sobre su frente, se quejaba de fuertes dolores en los riñones y en el estómago, su orina era obscura, negra de hecho... luego murió...».
Recién durante la primera década del siglo XIX se identificaron los diferentes tipos de sangre, y que la incompatibilidad entre la del donante y el receptor podía causar la muerte.
Karl Landsteiner descubrió que las personas tenían diferente tipo de sangre y que las transfusiones no eran compatibles entre personas de diferente tipo. En 1901 describió el sistema de ABO y en 1940 el sistema Rh.
El método de conservación de sangre humana para su uso diferido en transfusiones, mediante la adición de citrato de sodio, fue desarrollado por el médico argentino Luis Agote en 1914.
Para realizar transfusiones, deben tomarse medidas para asegurar la compatibilidad de los grupos sanguíneos del donante y el receptor, para evitar reacciones hemolíticas potencialmente fatales. La tabla de compatibilidades e incompatibilidades de tipos de sangre es como se indica en la tabla de la derecha.
Sin embargo, no son el ABO y el Rh los únicos tipos de grupos sanguíneos existentes. Existen otros tipos de grupos sanguíneos menos conocidos por ser menos antigénicos que los anteriores y por lo tanto menos susceptibles de provocar reacciones de incompatibilidad.
Por ello es imprescindible realizar pruebas cruzadas entre la sangre de donante y la del receptor, para descartar la existencia de anticuerpos en el receptor contra eritrocitos del donante. Antiguamente este análisis se hacía observando la reacción al microscopio y valorando con el mismo la aparición o no de aglutinación (incompatibilidad). En la actualidad el proceso está automatizado y ya no es imprescindible depender únicamente de la fiabilidad del observador al microscopio.
Donación de sangre
Mediante la donación de sangre se pretende cubrir las necesidades de transfusión que necesitan las personas enfermas. La donación es realizada principalmente por voluntarios o familiares de los enfermos. Los países desarrollados suelen contar con un sistema que controla las donaciones a través de los bancos de sangre.
La sangre se extrae por medio de una punción en el brazo y se trata para impedir su coagulación, posteriormente la sangre se separa en sus componentes principales, plasma, plaquetas y glóbulos rojos.
La sangre de los donantes es posteriormente analizada, pasando un exhaustivo control que incluyen numerosas pruebas para detectar los principales virus que puede contener la sangre, como: Pruebas para la detección de anticuerpos irregulares, pruebas de serología infecciosa, pruebas para medir el nivel de transaminasas y prueba del NAT.
Transfusión e infección
Los países desarrollados someten cada unidad de sangre donada a pruebas de laboratorio para detectar la presencia de múltiples tipos de virus y bacterias como el VIH/SIDA, las hepatitis B y C o la sífilis. Así, al realizar una transfusión sanguínea, la probabilidad de que una unidad de sangre sea portadora de virus o bacterias es inferior a una entre 1,9 millones en el caso del VIH e inferior a una entre un millón en el caso de la hepatitis C.[2] No obstante, en 2008, la Organización Mundial de la Salud reveló que en 31 países en desarrollo y con economías en transición no se realizaban, en todas las unidades de sangre donada, pruebas para detectar la presencia de virus o bacterias responsables de enfermedades infecciosas.
TABLA DE COMPATIBILIDAD SANGUÍNEA
Datos mundiales
Las transfusiones de sangre salvan vidas y mejoran la salud, pero millones de pacientes no tienen acceso a sangre segura cuando la necesitan. El programa de la OMS sobre la Seguridad de las Transfusiones Sanguíneas efectúa un seguimiento de los principales indicadores cuantitativos de la seguridad de la sangre para observar las tendencias y progresos, así como para identificar a los países que necesitan apoyo de forma prioritaria. Esta nota descriptiva se basa en los datos recopilados sobre el año 2007.
Las transfusiones de sangre salvan vidas y mejoran la salud, pero millones de pacientes no tienen acceso a sangre segura cuando la necesitan. El programa de la OMS sobre la Seguridad de las Transfusiones Sanguíneas efectúa un seguimiento de los principales indicadores cuantitativos de la seguridad de la sangre para observar las tendencias y progresos, así como para identificar a los países que necesitan apoyo de forma prioritaria. Esta nota descriptiva se basa en los datos recopilados sobre el año 2007.
En 2007, 162 países cuya población total (5900 millones de personas) representa el 92% de la población mundial aportaron a la OMS datos sobre 85,4 millones de donaciones de sangre.
El informa abarca 7997 centros de sangre, en cada uno de los cuales se recogió un promedio de 9000 donaciones (entre 20 y 499 212). La media anual fue de 13 600 donaciones por centro (entre 49 y 289 075) en los países desarrollados, de 6 000 (entre 20 y 499 212) en los países en transición, y de 2800 (entre 114 y 23 251) en los países en desarrollo.
Aunque la necesidad de sangre es universal, al acceso a sangre segura presenta grandes diferencias entre los países en desarrollo y los países desarrollados. Se calcula que, en general, el mínimo necesario para atender las necesidades más básicas de un país es que el 1% de su población sea donante (10 donantes por 1000 habitantes); esas necesidades son mayores en los países con sistemas de atención de salud más avanzados.
* De los 85,4 millones de donaciones hechas en 2007, aproximadamente el 65% correspondieron a los países desarrollados, que solo representan aproximadamente un 25% de la población representada.
* Las donaciones por 1000 habitantes, que también reflejan la disponibilidad general de
sangre en un país, son muy variables, y la menor disponibilidad corresponde a los países en transición y en desarrollo. La tasa media de donaciones fue de 38,1/1000 habitantes (entre 4,92 y 68,01) en los países desarrollados, de 7,5 (entre 1,07 y 35,18) en los países en transición, y de 2,3 (entre 0,40 y 7,46) en los países en desarrollo.
* Se registraron menos de 10 donaciones por 1000 habitantes en 73 países, 71 de los cuales son países en desarrollo o en transición.
Tipos de donación de sangre
Hay tres tipos de donación de sangre: voluntaria no remunerada; de familiares o allegados, y remunerada. Los donantes voluntarios por motivos altruistas presentan menor prevalencia de VIH, virus de la hepatitis y otras infecciones transmitidas por la sangre que quienes donan sangre para familiares o a cambio de algún pago. Solo la donación regular de voluntarios no remunerados puede garantizar un suministro suficiente de sangre segura. Los datos de 2007 muestran algunas mejoras de esas donaciones a nivel mundial, pero muchos países en desarrollo y en transición todavía dependen mucho de las donaciones relativamente poco seguras de familiares o allegados y de donantes remunerados.
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