Los neurólogos se enfrentan a la extraña paradoja de tener que estudiar el cerebro, analizarlo y comprenderlo, a través de su propio cerebro. La herramienta de análisis es al mismo tiempo el objeto de estudio. Quizá por ello sólo en épocas recientes ha comenzado la ardua tarea de sistematizar el estudio aplicando métodos científicos.
Históricamente el cerebro no ha gozado de una reputación elevada como centro organizador de nuestro ser. Esta función parecía ubicarse en los fluidos corporales, el corazón o incluso los testículos. El proceso por el que se descubre la verdadera función del cerebro, sus fundamentos químicos y las implicaciones de sus anomalías forma parte de la historia de la ciencia y, sin embargo, a decir de todos los científicos, el trecho recorrido es apenas comparable con lo que aún se desconoce.
Para poner orden en el estado actual de estos conocimientos y combatir tópicos tan extendidos como faltos de fundamento, Eduardo Punset dedicó varios programas de Redes a esta materia, cuya estela sigue este libro reproduciendo en ocasiones literalmente los diálogos mantenidos con los diversos científicos entrevistados.
Comenzando por el mismo orden que toma Punset, nos adentramos en el origen histórico de la imagen del cerebro. La historia de este órgano como rector de nuestros impulsos cognitivos, como sede de las funciones más elevadas de las que estamos dotados, se remonta a tan sólo el siglo XVII a través de la figura de Thomas Willis cuyas ideas sin embargo no lograron imponerse hasta un par de siglos más tarde. Hasta entonces, el estómago, el corazón y otras vísceras parecían tener la consideración de depositarias del alma.
Lejos de tópicos extendidos, como el de que el cerebro es la máquina más perfecta que existe, se argumenta más bien lo contrario: el cerebro es un órgano con numerosas limitaciones y defectos. Lo que lo hace admirable es la capacidad para superar esas limitaciones de manera ingeniosa.
Sin duda, la principal capacidad del cerebro es la de razonar, analizar hecho y extraer conclusiones, lo que permite alterar nuestra conducta en el futuro y comprender la pasada. Sin embargo, los científicos han venido a demostrar que ni el pensamiento supuestamente racional está exento de un cierto rasgo intuitivo ni el pensamiento pasional está tan exento de raciocinio como se creía.
Es decir, los elementos que influyen a la hora de adoptar un juicio son diversos debiendo el cerebro actuar como coctelera de la que sale una decisión única. Malcon Gladwel ha demostrado que las decisiones intuitivas, inmediatas, resultan en muchas ocasiones más acertadas que aquéllas que surgen fruto de la reflexión. La explicación está en una serie de pautas y patrones cognitivos fruto de nuestra experiencia cotidiana que nos ahorran multitud de procesos reflexivos. Claro que estos moldes nos aferran tenazmente a errores pasados y suponen la base de muchos de nuestros prejuicios...
Este maravilloso órgano es capaz incluso de crear una máquina que lo emule y aún supere puesto que parece que la inteligencia artificial tiene ganada la batalla al intelecto en aspectos tales como razonamiento lógico, cálculo e incluso la capacidad de aprender de experiencias del pasado y poder anticipar sucesos futuros. Lejos de las ideas manidas de que en ningún momento una máquina podrá llegar a superar al cerebro, científicos como Jeff Hawkins permiten vislumbrar una parte de este porvenir y nos aclaran que, precisamente, el desarrollo de estos “cerebros artificiales” permitirán conocer de un modo impensable hoy en día cómo funciona nuestra propia inteligencia.
Pero no podemos estudiar tan sólo los cerebros que funcionan con precisión matemática. Muchas personas tienen problemas, desajustes, que más parecen propios de la literatura fantástica que de la vida cotidiana. A estas anomalías ha dedicado su vida el neurólogo Oliver Sacks publicando numerosos libros cuya lectura es tan maravillosa y enriquecedora como la mejor de las novelas que se puedan encontrar. Entre otras muchas investigaciones, Sacks ha dedicado su atención a los afectados por el Síndrome de Tourette, personas incapaces de controlar determinados actos (movimientos, hablar, blasfemar, cantar, etc) y que llevan una vida agotadora tratando de que dichas pulsiones no les incapaciten.
Otro de los extraordinarios descubrimientos de este científico es la capacidad del cerebro para engañarse. El cerebro no refleja la realidad tal y como es sino que completa las lagunas en función de conocimientos previos, fabulaciones, de manera que la visión que nos ofrezca sea coherente, aunque no necesariamente verdadera. Es decir, el cerebro no necesita la verdad, sino su verdad. Así ocurre especialmente en el caso de los recuerdos (cuya fiabilidad, todos estaremos de acuerdo, no es excesiva y cada uno recuerda lo que quiere y como quiere), pero también ocurre con la interpretación de imágenes confusas, de hechos y actitudes. En definitiva, el cerebro crea su propio mundo y actúa en función de esa imagen, muy difícil de adaptar y modificar, de ahí todos nuestros prejuicios y condicionamientos.
Pero en ocasiones, las alteraciones del cerebro son voluntarias: hablamos de la posibilidad de que terceras personas puedan condicionar nuestra forma de pensar (y, por tanto, actuar). Acuñado tras la guerra de Corea cuando se estudió a presos americanos liberados de campos de prisioneros, el término “lavado de cerebro” ha dado lugar a una amplia literatura científica que aún no se ha puesto de acuerdo sobre si es o no posible condicionar hasta tal punto el cerebro de una persona. Sin llegar a esos extremos, hay otros muchos ejemplos de “lavado de cerebro” con efecto más limitado pero muy extendidos. Política, religión, moda, televisión, parecen condicionar de tal modo a determinadas personas, que cualquier rastro de pensamiento individual está más allá de toda expectativa.
Un capítulo más siniestro, es el dedicado a quienes parecen disfrutar del daño ajeno, principalmente de ocasionarlo. Los psicópatas aterrorizan nuestros sueños y, según afirma Robert Hare, su número es tan elevado que dicho temor parece comprensible. Ahora bien, ¿estas personas están enfermas y son por tanto ajenas al daño que causan e inimputables penalmente? O por el contrario, ¿son plenamente conscientes de sus actos y capaces de evitarlos?¿Hay terapias válidas?¿La sociedad es un elemento detonador de estos psicópatas? Como en otros muchos campos, en éste, la Ciencia no ha logrado aún la unanimidad puesto que los psicópatas combinan en igual proporción inteligencia y maldad lo que les hace especialmente peligrosos ya que pasan inadvertidos socialmente y, en los casos en que ocupan posiciones de poder, su total falta de empatía puede causar verdaderos estragos psicológicos en sus subordinados.
Sin embargo, en ocasiones la amenaza llega desde el interior devastando nuestros ser. La depresión se ha convertido en uno de los mayores males de nuestro tiempo sin que aún haya consenso científico en su verdadero origen, químico o anímico. Tampoco hay un remedio eficaz para la totalidad de los casos (si hablamos del trastorno bipolar la situación se agrava notablemente).
Afortunadamente, el cerebro es la gran fuente de creación que ha dado a la luz todas las artes que conocemos y que es capaz de hacernos sentir emociones como el amor, la solidaridad y la empatía. El estudio de la creatividad, dónde radica y cómo puede estimularse es una de las ramas más prometedoras de la actual neurología.
Para quienes hayan visto los programas correspondientes, poco aportará el libro salvo la comodidad de la lectura o la facilidad de consulta. Para quienes no hayan visto los programas y estén interesados en la materia, este libro será una extraordinaria provocación para comenzar una investigación más profunda en cada una de las facetas que se plantea.
Para conocer algo más ver vídeos al final:
- El síndrome de Tourette
- El cerebro es una chapuza
- Somos predeciblemente irracionales
- La intuición no es irracional
- Manipular el cerebro
Fuente: Confieso que he leído
Resumen por capítulos .
I Parte. Perdidos en el laberinto.
Cap. 1.- El alma está en el cerebro.
La era neurocéntrica, en la que nos encontramos hoy, llegó de la mano de un grupo de sabios que junto a Thomas Willis (1621-1675) reconocieron la inseparabilidad de cerebro y mente. Willis adelantó hace 3 siglos la era del cerebro.
Por entonces ya proponía curar los trastornos mentales (como la depresión) con sustancias químicas. Hasta él, la melancolía se trataba con la astrología y con rezos. Él recomendaba un jarabe y charla agradable como terapia.
Fue el primero que advirtió que todo estaba en el cerebro y sostuvo la revolucionaria idea de que nuestro cerebro era heredado de los reptiles e integrado en un cerebro mayor.
Muchos años después, con Freud, se impuso el psicoanálisis y se abandonó el uso de fármacos para tratar las enfermedades mentales, que no se reutilizaron hasta después de la 2ª Guerra Mundial.
Cap. 2.- Pensamiento consciente y decisiones inconscientes.
La mayor parte de las decisiones que tomamos, aunque parezcan producto de larga reflexión lógica, tienen como responsable el Inconsciente..... y parece que son tan acertados como pueda serlo una decisión tomada tras meses de pensamiento racional.
Y manda el Inconsciente porque “el cerebro computa aproximadamente 11 millones de unidades de información o bits por segundo, procedentes del exterior de nuestros sentidos .....como mucho a nivel consciente podemos manejar una 50 unidades por segundo....en resumen.....la mayoría de la información queda fuera del pensamiento lógico o consciente”.(pág. 35).
Las dualidades corazón/cabeza ó intuición/razón, son demasiado simplistas. En realidad van unidas cuando tomamos una decisión.
Cap. 3.- Oliver Sacks o la complejidad de la mente.
Sacks nació en Londres y desde 1965 vive en Nueva York. Es médico neurólogo, químico y escritor. “Transforma la exploración científica en obras literarias de profundo calado humano” (pág. 40).
Según este científico, el cerebro sólo tiene un objetivo : nuestra supervivencia. Y para conseguirlo es capaz de fabular y cambiar o suplir la información que nos falte porque “el mundo real es menos importante que el mundo que necesitamos” (pág. 41). Así, el cerebro rellena los huecos que falten, en definitiva, vivimos en un mundo construido por nuestro cerebro.
En los textos de Sacks hay constantes referencias al poder de la música sobre nuestro cerebro porque con la música las ondas cerebrales cambian y se producen efectos neurológicos importantes.
Y fue la música uno de los elementos que utilizó Sacks junto a la levodopa en el tratamiento de los enfermos postrados en Hospitales a causa de la encefalitis letárgica. Historia contada en la célebre película “ Despertares “.
Como curiosidad, cuenta el autor que Sacks reconstruye su propia vida y la de sus pacientes, escribiendo diarios, de los que alguien contabilizó la cifra de 650 volúmenes. Dice Oliver Sacks que para él escribir un diario es una actividad esencial y que lleva haciéndolo los últimos 60 años.
Cap. 4.- Construyendo la realidad.
En el 2003 se obtuvo la secuencia completa del genoma humano. Pero aún sabemos muy poco sobre el funcionamiento del cerebro. Aquí se debate la cuestión de qué es la inteligencia. Una respuesta es que inteligencia es la capacidad para hacer predicciones. Hay un gran debate sobre esta cuestión. Lo que si parece claro es que la inteligencia reside en la parte más moderna de nuestro cerebro, en el Neocortex (fina capa que cuenta con más de 30.000 millones de neuronas. Aquí están todas nuestras habilidades, conocimientos, todo lo que llamamos nuestra vida, y todo eso en una superficie que desplegada vendría a ser del tamaño de una servilleta). Es al Neocortex al que recurrimos cuando voluntariamente queremos dejar de respirar un momento. Y es al cerebro primitivo al que debemos nuestra respiración automática, igual que las demás funciones vitales de nuestros órganos.
El famoso científico Jeff Hawkins asegura que muy pronto podremos construir máquinas inteligentes, que podrán pensar y comprender como los humanos.
Cap. 5 .- Cosas que nunca deberíamos aprender.
Dice el autor que las cosas que nunca debimos aprender son: que estamos programados para morir; que somos más inteligentes de lo que éramos hace 50.000 años y que caminamos hacia algo mejor.
Sobre la cuestión de que estamos programados para morir, hay aportaciones que apuntan hacia que “nuestro cuerpo no está programado para morir sino para sobrevivir” opina el gerontólogo Tom Kirkwood.
Según el punto de vista evolucionista, nuestro cerebro es el resultado de la selección natural, es decir, la supervivencia de los genes más adecuados.
Ante la pregunta sobre si estamos determinados por los genes, responde que cuando se completó el Proyecto Genoma Humano, se descubrió que había sólo unos 30.000 genes y que “semejante escasez genética no era suficiente para construir un gran cerebro y demostraba que debemos de tener mucho espacio para el libre albedrío” (pág.76). Hay razones para pensar que, aunque estamos condicionados por nuestro proceso evolutivo y por nuestros genes, el cerebro puede prever el castigo e inhibir el comportamiento, por tanto sí somos responsables de lo que hacemos.
Sobre la cuestión de la evolución de nuestro cerebro, hay pruebas para afirmar que es similar al que teníamos en la Edad de Piedra. Hay reacciones innatas que muestran esta herencia, como el miedo a las serpientes, a pesar de que sabemos que es muy difícil que nos encontremos con una.
En cuanto a si el cerebro busca la verdad, dicen algunos teóricos que no es cierto, que “No necesitamos la verdad: necesitamos algo que nos sirva para ir tirando… para vivir no necesitamos ninguna verdad” (pág. 88). Además, en diferentes capítulos se insiste en que el cerebro cuando tiene un hueco de información, inventa.
Acaba este capítulo con una referencia al lenguaje que dice que además de para comunicarnos, sirve también para confundirnos porque es una herramienta imperfecta. “Nos comunicamos a pesar de la confusión que generamos” (pág. 93).
Cap. 6.- Lavado de cerebro
Las técnicas de lavado de cerebro son diversas y antiguas, podríamos remontarnos a los tiempos de la Inquisición. Las condiciones para conseguirlo son : aislamiento, incertidumbre, repetición de mensajes cortos y simples y control. La educación es el mejor antídoto.
Muchas sectas actúan de forma que consiguen esto sometiendo a la victima a una alimentación hipocalórica sostenida de forma que se debilite, lo que es un factor más para conseguir el efecto de lavado de cerebro.
En este capítulo se describe el famoso experimento de Milgram sobre obediencia a la autoridad, que concluyó que cualquier persona puede actuar con crueldad extrema si es sometido a una autoridad que se lo ordena.
Cap. 7.- Nueva percepción del cerebro
El cerebro puede deteriorarse por un traumatismo o por una enfermedad degenerativa, pero también es capaz de recuperarse porque se reorganiza y la clave está en su plasticidad. La práctica, por ejemplo, de un violinista, modifica su cerebro desarrollando más el área del cortex que controla su mano izquierda, que es la que más utiliza para tocar ese instrumento.
Punset nos presenta el Institut Guttmann de Barcelona, centro pionero en la investigación y tratamiento del cerebro.
En este capítulo hay unos diálogos muy interesantes con algunos investigadores (uno de ellos es Pascual-Leone, de la Universidad de Navarra), sobre las bondades de la Imaginación.
Al parecer son muy similares los procesos cerebrales que se activan cuando imaginamos, por ejemplo, un movimiento. Sólo pensar en el movimiento mejora la destreza cuando después se ejecuta. Esto es porque cuando una persona imagina, por ejemplo que juega al tenis, utiliza las mismas estructuras cerebrales que cuando juega de verdad. De hecho la VISUALIZACIÓN es una técnica que se emplea en el deporte de élite “antes de hacer algo, piensa en ello” . Es el entrenamiento mental. (pág. 116).
Así pues, cuando nuestro cerebro imagina algo, es como si lo estuviera viendo en realidad, a efectos de estructuras cerebrales.
Otras informaciones interesantes de este capítulo son :
-las neuronas ESPEJO, son las que habitan en algunas regiones cerebrales y son las responsables de que los humanos tendamos a imitar a los que nos rodean y también están implicadas en el hecho de que sintamos emociones similares a las de las otras personas o las podamos comprender.
-los CIRCUITOS PLACEBO que son circuitos que se activan en el cerebro cuando creemos en que una terapia va a funcionar y, de hecho, la fe que ponemos en ella “cura”. Pascual-Leone investiga sobre cómo se podrían activar estos circuitos para conseguir autocuraciones.
Acaba el capítulo con la pregunta de por qué son los jóvenes irresponsables . La respuesta es fisiológica : porque el Cortex, el área que nos ayuda a prevenir riesgos entre otras muchas funciones superiores, no está todavía desarrollada del todo sino inmadura. Sus neuronas prefrontales no están firmemente conectadas.
También hay un problema de conexión neuronal en un trastorno llamado ALODINIA : es una disfunción cerebral que se manifiesta como sensación de dolor cuando el estímulo no es doloroso. Ésta y otras disfunciones se investigan en el citado Institut Guttmann.
2ª Parte : Secretos del Laberinto
Cap. 8.-Educación Emocional
Las emociones se desencadenan a partir de estímulos externos. Son la respuesta fisiológica. Luego, el cerebro elabora esa respuesta y aparecen los SENTIMIENTOS. EMOCIÓN y sentimientos van ligados a la especie humana y nos ayudan a tomar decisiones. Su falta es una enfermedad, como el síndrome de Capgras, que impide que cognición y emoción vayan juntas.
El responsable de nuestras emociones es el que está por debajo de la Corteza Cerebral : el sistema Límbico. Este sistema está comunicado con el Sistema Nervioso Autónomo, que es el que controla el ritmo cardíaco, respiración y sudoración, entre otras funciones orgánicas. Y es por eso por lo que cuando nos emocionamos se alteran estos parámetros.
La historia muestra como se ha pretendido conseguir que la Humanidad controle sus emociones. Ése es el objetivo de los tratados éticos y de las religiones, así como de sus textos sagrados, como la Biblia o el Corán. Pero no existe una propuesta científica internacional y coherente que atienda al desarrollo emocional de los seres humanos.
Debería producirse una “alfabetización emocional” a través de la estructura educativa. Sería muy conveniente que los niños y niñas recibieran formación que facilitara sentimientos como la lealtad, empatía y la solidaridad, por ejemplo.
Cap. 9.- La mente del psicópata.
El psicópata no tiene conciencia ni empatía y ni siquiera un experto en el tema como el psicólogo Robert Hare, sabe qué se puede hacer con estas personas.
No se nace psicópata pero sí se desarrolla esta personalidad muy pronto. Desde niño, tiene unas características especiales como falta de miedo o de ansiedad y una gran impulsividad. Hoy se considera la psicopatía como un trastorno de la personalidad y no como una enfermedad. Se piensa que se debe a unas características genéticas unidas a un entorno facilitador.
Parece que hay unas características cerebrales especiales como es la falta de conexión entre el sistema Límbico y la Corteza prefrontal. El origen de tal desconexión podría ser un accidente (golpes, etc.) o un gen, por ejemplo. En esta disfunción se origina su incapacidad para sentir emociones. Una causa de psicopatía podrían ser los malos tratos en la infancia porque se provoca un aumento de cortisona en sangre y esta sustancia lesiona las neuronas.
Si se aplicara la escala Hare a todo el mundo, se observaría que el porcentaje de psicópatas es similar al de esquizofrénicos ( un 1%) . En España habría casi 500.000 psicópatas.
La reflexión final se refiere al aumento del número de psicópatas. Aunque no todos los psicópatas son asesinos, la máxima expresión de esta personalidad es el asesino en serie. Muchos especialistas están de acuerdo en que nuestra sociedad exalta los valores de la psicopatía (competitividad, manipulación, ser nº 1, etc.), lo que es un caldo de cultivo apropiado para que ese fenómeno se desarrolle.
Cap. 10.- Claves violentas.
Las investigaciones sobre la base biológica de la violencia apuntan hacia una carencia de materia gris en el Cortex prefrontal, que es la zona que inhibe la agresividad y es la parte que se activa en la toma de decisiones complejas. En estudios con cerebros de psicópatas, se observó que esta área cerebral, que se esconde detrás de los ojos, tenía un volumen reducido en un 11 % sobre el cerebro de personas normales.
El maltrato repetido a un bebé puede ser la causa de que se dañen las fibras nerviosas que unen el área prefrontal (inhibidor de la agresividad) con áreas más profundas donde se gestan las emociones.
Otras causas detectadas como causantes de agresividad son : consumo de drogas, alcohol, educación basada en la agresividad y otros factores ambientales y la bioquímica: se ha encontrado que cuando DESCIENDE EL NIVEL DE SEROTONINA SE INCREMENTA LA AGRESIVIDAD.
A partir de estos datos, se está investigando con fármacos inhibidores, como el Prozac (fluoxetina), que impide que se fije la serotonina en los receptores, por lo que sigue fluyendo en el cerebro.
Parece que hay bastante consenso en cuanto a que las causas de la violencia están ligadas a malos tratos, unidos a daño cerebral o a algun tipo de enfermedad mental. Hasta golpes en la cabeza, o zarandeos, pueden lesionar el cortex prefrontal. También la desatención (un niño que llora y no lo cogen, por ejemplo) pueden ser causa de cerebros inclinados a la violencia. (pág. 181). Hay cifras que demuestran que reducido el maltrato infantil, se reduce drásticamente la violencia en los años posteriores. Los niños maltratados tienden a la violencia; las niñas maltratadas tienden a la depresión.
Otro elemento que se ha estudiado por su incidencia en la agresividad es la nicotina. LA NICOTINA ES CAPAZ DE DETENER EL CRECIMIENTO DE LAS NEURONAS, POR LO QUE DAÑA EL CEREBRO DEL FETO PORQUE SU PRESENCIA EN SANGRE DISMINUYE LA CANTIDAD DE OXIGENO QUE EL EMBRION RECIBE DE LA MADRE. (pág. 184).
Ante todas estas investigaciones surge el debate sobre si el que comete actos violentos obra con libre albedrío y si es o no responsable de sus actos. El debate está ahí pero lo que sí es seguro es que hay que apostar por la educación para los más jóvenes y buen trato en la infancia.
Dice Punset al final que hay que ser positivos porque no se pierde nada y que la amabilidad y “ser buena persona” es la mejor actitud para mantener la salud.
Cap. 11.- Placeres y desgracias de la imaginación.
Algunas teorías actuales son reduccionistas en cuanto a que consideran que somos el resultado de nuestros genes. Pero hay mayor consenso en cuanto a que los genes propician pero el ambiente en que cada cual se desarrolla es imprescindible para moldear a la persona.
Uno de los temas de debate es la DEPRESIÓN que parece estar asociada a un gen que acciona sobre la secreción de Serotonina. En general se piensa que poseer ese gen hace más vulnerable a la persona a padecer esa enfermedad pero no la desarrolla necesariamente.
En este capítulo Punset hace hincapié en el efecto devastador de la preocupación. Dice “Hombres preocupados, cerebros devastados” (pág. 196). Habla del gran poder que tiene la imaginación porque cuando pensamos en algo funesto nuestro cuerpo funciona mal y se produce un desgaste innecesario.
“Hay estudios que confirman que algunas partes del cerebro quedan devastadas por pensamientos y preocupaciones que no tienen nada de reales….el estrés puede matar neuronas de una parte del cerebro llamada hipocampo, que es decisiva para el aprendizaje y la memoria” (pág. 198). “Pensar desgracias perjudica seriamente la salud”.
“Nuestras expectativas nos configuran tanto como el ambiente y nuestros genes…¡Nos basta imaginar para deprimirnos! (pág. 201)
En cambio, la anticipación de cosas positivas, como la imaginación de cosas placenteras inunda el cerebro de dopamina. Imaginar felicidad genera la química necesaria para que nos sintamos bien.
Cap. 12.- Inteligencia creativa.
La creatividad es el impulso de crear y generar ideas pero no se sabe con exactitud como opera, aunque sí se reconocen sus frutos.
Aquí surge una cuestión sobre si la educación y socialización disminuyen la creatividad puesto que ésta supone pensar de forma diferente y aquéllas potencian el aprendizaje de la obediencia y la recompensan, favoreciendo el pensamiento uniforme.
Midiendo la inteligencia, podemos hablar de más de un tipo, la inteligencia académica y la inteligencia creativa o la inteligencia práctica. Una persona puede tener un alto coeficiente de inteligencia académica y, en cambio, no saber adaptarse a su entorno.
Al igual que la biología afecta al comportamiento, el aprendizaje afecta al cerebro. Cuando se desarrolla la persona mediante aprendizajes, cambia el cerebro.
En este capítulo se debate también sobre la creencia de que algunos trastornos mentales, como la esquizofrenia, favorecen la creatividad. Al parecer hay similitudes en los cerebros de esquizofrénicos y de algunos artistas, pero no se puede concluir que todo esquizofrénico sea creativo.
Se analiza el caso de Van Gogh, que no sabía nada de pintura (excepto que había trabajado en una tienda de arte en Londres) y de repente coge los pinceles y decide plasmar su visión del mundo.
Pero nuestra sociedad, dicen algunos invitados a Redes, está anclada en aspectos económicos que conducen a la obtención de beneficios, dando de lado a la creatividad.
Cap. 13.- Calculamos fatal.
Es un capítulo dedicado a cómo manejamos los números y cómo nos engañan. Comienza con un párrafo que hace uso de la matemática : “De los billones y billones de seres humanos potenciales que podrían haberse generado a partir de todos los óvulos y espermatozoides que han existido en la historia…” has nacido tu, que has convertido esa potencia en acto y, sin embargo, no lo sabes.
También hace un pequeño análisis de la criptografía, que “es la rama de las matemáticas que ahora controla nuestros teléfonos móviles, las contraseñas de internet y la compra que hacemos con nuestra tarjeta de crédito” (pág. 238).
Cap. 14.- Cerebro y lenguaje
El origen del lenguaje va ligado al origen de nuestro cerebro y, en este capítulo, se analiza la evolución de nuestro cerebro y el de otros mamíferos. Muchos científicos creen que el lenguaje es la principal causa del crecimiento cerebral. El lenguaje y la comunicación sirvieron para sobrevivir como especie y el habla es una particularidad específica del hombre porque para hablar no basta con emitir sonidos. Pero hay autores que consideran que lo más específico que nos diferencia del resto de las especies es la codificación del lenguaje : la escritura.
Los primeros mamíferos aparecieron hace poco más de 200 millones de años y aunque “nos encanta creer que somos la cúspide de la Creación….allá, en las profundidades del mar, un ser hermoso y brillante nos mira y…parece sonreír…el delfín es el mamífero que rivaliza con el hombre en la escala de la capacidad craneal. Tiene una gran corteza cerebral y un comportamiento complejo, comparable al humano.” (pág. 257). Algunos estudios muestran que los delfines tienen conciencia de sí mismos y que pueden morir de estrés.
Cap. 15.- La gran amenaza : la DEPRESIÓN
“En los últimos 10 años se ha demostrado que la depresión incide en nuestro cuerpo y cambia su anatomía. Una situación de estrés repetida, incluso imaginada, cambia o puede cambiar el volumen de nuestro cerebro, del hipocampo, en más de un 10%” (pág. 259).
Se aborda una vez más la cuestión de que parece haber asociación entre depresión y creatividad y se preguntan algunos qué hubiera pasado si Van Gogh hubiera tomado Prozac. El caso es que esta enfermedad ha ido acompañada de un sentimiento romántico que ha provocado el que sea considerada una dolencia menor, cosa absolutamente alejada de la realidad.
La depresión se caracteriza por lentitud de pensamiento, tristeza y confusión mental. Hoy día se empiezan a conocer algunas anomalías cerebrales específicas de la depresión y esto va a permitir que, por fin, sea considerada una enfermedad como cualquier otra.
El Prof. Kramer, gran especialista del tema, señala que la depresión no es específica de los humanos. En cuanto a la incidencia de la genética en su aparición, es de un 40 % aproximadamente. El 60 % restante se debe al entorno.
Los síntomas más conocidos son : tristeza, insomnio, dificultad de concentración, ideas suicidas....Pero la pregunta es ¿dónde acaba la tristeza y empieza la depresión? El diagnóstico no es fácil para el médico.
Hoy día, las técnicas de neuro imagen ayudan porque la depresión provoca alteraciones en la forma del hipocampo o en la corteza prefrontal (pág. 263).
El cerebro deprimido es más vulnerable a los acontecimientos externos, por lo que una situación adversa puede vivirse como una verdadera catástrofe para la persona deprimida.
Según las investigaciones de la profesora Ivette Sheline, el Hipocampo de las personas deprimidas se reduce de tamaño. Y dice más : “la reducción de tamaño del hipocampo era proporcional al número de días que una mujer había estado deprimida sin que se le proporcionara ningún tratamiento” (pág.264)
Además la depresión afecta a los huesos y al sistema cardiovascular. Concluye que la depresión es una enfermedad multisistémica porque afecta a todos los órganos del cuerpo. Por tanto es necesario tratar la depresión como se trata cualquier otra enfermedad.
En cuanto a las causas de la depresión, son diversas pero en este primer apartado del capítulo, se destaca una situación muy estresante como causa de depresión : la combinación de abandono y humillación.
Según el Prof. Sapolsky, cuando una situación de estrés o de sobrecarga de tensión se mantiene durante cierto tiempo, aparecen disfunciones y una de estas disfunciones es la depresión.
Además de esto está la predisposición a padecer la enfermedad a causa de los genes y un neurotransmisor : la Serotonina. “En los últimos 7 u 8 años hemos descubierto que las personas fabrican nuevas neuronas continuamente en la edad adulta. Se solía creer que dejábamos de crear neuronas a los 2 ó 3 años de edad. Pero ahora sabemos que con 60,70 u 80 años estamos fabricando nuevas neuronas en el Hipocampo. Y una de las cosas que los tratamiento como el Prozac, el electroshock y el litio parecen tener en común es que estimulan la producción en el hipocampo de nuevas neuronas o nuevas conexiones neuronales” (pag. 267) .
Según la OMS en el mundo hay más de 340 millones de personas deprimidas. En España afecta a 3 millones de personas y las cifras van en aumento. Se pronostica que la depresión será la 2ª causa de pérdida de años de vida saludable en el 2020. Hay muchas esperanzas puestas en la ingeniería genética para combatir esta enfermedad en el futuro.
En resumen, la depresión es una enfermedad como otra cualquiera y como tal hay que tratarla. Lo difícil es diagnosticarla. El tratamiento se aconseja que sea, además de medicamentoso, acompañarlo de una terapia cognitiva para que la persona deprimida aprenda a pensar de forma más adecuada, cambiando algunas creencias irracionales. Al cambiar creencias se cambian sentimientos.
Cap. 16.- ¿Qué nos hace felices?
Es habitual que cometamos errores en las expectativas que tenemos de las cosas. Pensamos que si obtenemos tal o cual cosa vamos a ser felices para siempre; o si nos ocurre tal o cual desgracia no la vamos a poder soportar. Pues bien, luego, si en la realidad ocurren tales cosas, no tendremos los sentimientos planeados sino que transcurrirá todo de diferente manera. Somos muy deficientes haciendo ese tipo de pronósticos.
En cuanto a los sentimientos o emociones, se hace una precisión : las emociones fluctúan, no pueden ser constantes. Es por eso que es absolutamente inútil pretender estar siempre felices porque la felicidad es un sentimiento y como tal, tiene que cambiar. Lo mismo para los sufrimientos “no hay mal que dure cien años”. Hay que aprenderse esta lección : las emociones son transitorias.
Lo gracioso es que aunque lo sepamos, no nos sirve porque no sabemos “empatizar con nuestro yo futuro” . Si ahora estoy mal, aunque sepa racionalmente que no va a durar siempre, no me consuela y lo vivo como si fuera a prolongarse toda la vida. La respuesta que dan algunos teóricos es que tenemos un sistema de autodefensa que se activa en situaciones muy graves, para defendernos. Pero en situaciones de pequeños traumas no lo hace y nuestro cerebro no sabe salir de ese laberinto emocional en el que se encuentra. Lo que sí tenemos que recordar siempre es que nuestro cerebro es nuestro aliado y que siempre actuará movido por nuestra supervivencia. No es la felicidad lo que busca el cerebro, sino la tranquilidad y el sosiego.
Por otra parte, la sociedad occidental, tal y como está configurada, no permite que las personas sean felices con las pequeñas cosas de la vida.
Termina el autor recordándonos que la felicidad no es más que una emoción y como tal es transitoria y que es ante todo ausencia de miedo. Y Podemos encontrarla en el camino que recorremos mientras la buscamos.
El Alma Está En El Cerebro (Capítulo REDES 421)
¿Dónde está el alma? Esta ha sido una pregunta difícil de contestar. Para empezar, algunos animales ni siquiera se reconocen entre sí mismos frente a un espejo. Otros como los chimpancés, igual que nosotros, se reconocen y tienen conciencia de si mismos. Los seres humanos tenemos imaginación, emociones y memoria: éstas eran las tres facultades del alma, según el pensamiento antiguo. Ahora sabemos que el alma está en el cerebro.
Cuando creemos solucionar un problema, en realidad, no estamos calculando la solución: lo único que hacemos es recuperar información de la memoria y hacer una predicción. Así funciona la corteza cerebral, la misma que está ahora funcionando en vuestro cerebro para poder entender estas palabras. Dentro del cerebro todo son señales eléctricas iguales, no hay colores ni sonidos. Pero vemos oímos y olemos, ¿verdad?
Celebrando la publicación del libro “El Alma está en el Cerebro”, en REDES recuperamos una selección de buenas entrevistas y reportajes sobre ese kilo y medio de materia gelatinosa que oculto, en nuestro cráneo, es capaz de cosas maravillosas.
Oliver Sacks, Carl Zimmer, Jeff Hawkins, Antonio Damasio y Robert Sapolsky nos acompañan en este programa junto a reportajes y opiniones desde la calle. El alma del Redes.
El Alma Está En El Cerebro (Capítulo REDES 421)
El síndrome de Tourette
El cerebro es una chapuza
Somos predeciblemente irracionales
La intuición no es irracional
Manipular el cerebro
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