Un equipo de científicos australianos ha desarrollado un dispositivo para tratar los casos extremos de aneurismas e infartos cerebrales
MARYEM CASTILLO Madrid
Para acceder a los misterios del cerebro se necesita tecnología especializada de gran precisión y de poco tamaño. Por ello hay grandes avances científicos que no caben en un dedo. El equipo de investigación de la Universidad RMIT (Royal Melbourne Institute of Technology) y el Real Hospital de Melbourne, en Australia, han creado el motor más pequeño y potente con el fin de tratar infartos cerebrales y aneurismas en los casos más graves.
Este nanomotor sería una posible solución en las operaciones de neurocirugía poco invasivas donde se insertan microcatéteres de plástico flexible en las venas del cerebro para tratar los ictus y las aneurismas, según un artículo publicado en el Instituto Americano de Física de EEUU.
El dispositivo desarrollado con la tecnología MEMS (Sistemas microelectromecánicos —Microelectromechanical Systems en ingles-) tiene el tamaño de un grano de sal, la anchura de una hebra de pelo (250 micras) y la potencia de una batidora de mano. Es lo suficientemente pequeño para navegar por las pequeñas venas cerebrales e identificar las obstrucciones arteriales — provocadoras de los derrames cerebrales— y los aneurismas. Además tiene la suficiente fuerza y esfuerzo de torsión para ‘cargar’ con su peso y el de un catéter. En un accidente cerebrovascular la mejor terapia es la prevención o la actuación de manera temprana. Y eso puede conllevar una cirugía craneal.
Seis años ha tardado el Centro de Nanofabricación de Melbourne en desarrollar este micromotor, que se utilizará para guiar los catéteres que se introducen por las venas del cerebro en las operaciones de neurocirugía, evitando dañarla. “Es como intentar introducir un espagueti al dente por un tubo muy fino de papel mojado” explica el catedrático Bernard Yan, del Real Hospital de Melbourne, como ejemplo para entender la resistencia de las venas.
“Ahora podemos desarrollar mas instrumentos que puedan ser dirigidos, guiando el catéter a su destino con mayor rapidez y precisión”, ha dicho Yan, en la presentación del dispositivo. “Esto mejorará considerablemente la tasa de supervivencias de los infartos cerebrales y mejorará la calidad de vida de los pacientes”. Y es que con este pequeño invento se pueden realizar más cateterismos, que son menos invasivos que otras cirugías
Aproximadamente el 15% de las intervenciones de neurocirugía no tienen éxito, según Yan. Uno de los problemas al que se enfrentan los médicos es la resistencia que presentan los catéteres al viajar por los vasos sanguíneos. Al no tener forma de dirigirlos se puede pinchar una vena o no acceder a la zona obstruida del cerebro. En el peor de los casos, la resistencia a moverse por el interior de las venas puede llevar a romperlas, provocando lesiones cerebrales e incluso la muerte del paciente.
0 comentarios:
Publicar un comentario