nvestigaciones vinculan la pérdida cognitiva con trastornos comunes del sueño y el modo de caminar. |
Por Agencia el Universal | El Universal
MÉXICO, D.F., julio 18 (EL UNIVERSAL).- Una serie de estudios mostrados durante la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer revelaron que los hábitos de sueño y el modo de caminar son agentes que están involucrados en la pérdida cognitiva y el Alzheimer, difundió el portal BBC Mundo.
Los estudios se realizaron por separado pero señalan que los hábitos como el sueño excesivo, la siesta así como dificultades para dormir están involucrados en la pérdida cognitiva, aseguraron los científicos que se reunieron en Vancouver, Canadá.
En una de las investigaciones que se realizó en el Hospital Brigham y de Mujeres en Boston se analizaron la información clínica de 15 mil personas de 70 años o más.
Los resultados mostraron que aquellas personas que dormían 5 horas o menos al día, así como los que lo hacían más de 9 horas tenían un promedio de funciones cognitivas por debajo del rango que mantenían aquellos individuos que dormían más de 7 horas.
Complementariamente se realizaron análisis de sangre para medir los compuestos químicos del comienzo de Alzheimer, los que dormían demasiado o poco mostraron indicios de estos elementos.
Otro estudio realizado en Francia con los datos de 5 mil personas de más de 65 años encontró que el 18% de las personas que tomaban un siestas tuvieron una baja calificación en cuanto sus capacidades cognitivas.
En la Universidad de California, en San Francisco se analizaron a mil 300 mujeres de más de 75 años. Aquellas que tenían problemas para dormir, como apnea o interrupción en los patrones normales de sueño mostraron tener el doble de posibilidad de desarrollar demencia.
Durante la conferencia también se dieron a conocer cinco estudios que relacionaban a la demencia con la manera de andar. En tres investigaciones se señalaba que caminar más lento y con variaciones en el modo de hacerlo se reflejaba en las bajas calificaciones cognitivas que recibían los participantes.
Esta serie de investigaciones muestran el vínculo que existe entre los problemas físicos y el deterioro cognitivo en la vejez.
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