Uno de los temas que he podido seguir vía twitter esta semana ha sido, por desgracia, una batalla entre científicos y periodistas. Yo creo que nos equivocamos de guerra.
Tenemos que luchar porque la sociedad llegue a tener una cultura científica suficiente como para tomar decisiones de una forma más libre.
Hay que conseguir que alguien que decida ir al homeópata lo haga conociendo el último informe de sanidad sobre el asunto. Es urgente que la gente sepa que es vital vacunar a los niños. Tenemos que evitar que la industria sea capaz de engañar al consumidor a base de etiquetas tales como “100% natural” o “Sin conservantes”. Si a base de divulgar ciencia fuéramos capaces de proteger a la sociedad de estas tomaduras de pelo quizá ellos fueran más sensibles a noticias como la del cierre de 14 líneas de investigación igual que lo han sido a los recortes en educación. Y estamos lejos de que esto pase.
Nosotros podemos escribir 10.000 blogs sobre ciencia hablando de todo esto y mucho más y podemos poner a parir los recortes en investigación en twitter, pero yo tengo la sensación de que nos estamos leyendo entre nosotros mismos, cosa que está muy bien, pero el hecho es que el mensaje no está llegando (algo que ya dijo Javier Peláez hace una semana en las Jornadas de divulgación científica que organizó la Universidad de Murcia). Y esto es así en gran parte porque el tiempo que se dedica en los medios de comunicación a la ciencia es ínfimo. Y mientras leo críticas de periodistas sobre la actitud de los científicos ante su trabajo o las respuestas de científicos a las mismas no dejo de pensar que es una guerra en la que solo habrá perdedores, y que los que más tienen que perder son los científicos y, lo que es infinitamente peor, la propia sociedad.
Afortunadamente hay espacios que demuestran que hay gente con criterio que no está dispuesta a seguir alimentando la infantil pelea entre las ciencias y las letras. Programas como “A hombros de gigantes“, “Escépticos” o “tres14” donde periodistas y científicos trabajan conjuntamente para ofrecer, en medios, una información científica tan rigurosa como contextualizada. Da gusto ver a gente peleando por cosas que merecen la pena.
Fuente: eciencia
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