La música puede modificar profundamente tus estados de ánimo. Le preguntamos a los expertos por qué
¿No es sorprendente que al recorrer tu biblioteca musical, el escuchar distintas canciones afecte tu ánimo de forma tan significativa? Un track te puede hacer bailar, mientras que otro puede llevarte a un lugar oscuro y deprimente, vagamente conectado con un recuerdo ¿Por qué sucede esto? Como dijo Van Halen alguna vez: “¡Que alguien me traiga un doctor!”.
Y acá hay uno: “Una vez que el vínculo emocional con la música se establece, nuestras reacciones neurológicas son profundas”, confirma la doctora Concetta Tomaino, directora del Instituto de Música y Función Neurológica en Nueva York. “Nuestro cerebro crea cableados a ciertas situaciones que se repiten mientras se escucha música”.
¿Cómo funciona la química? La conexión personal que tienes con ciertas canciones desencadena la liberación de químicos que producen bienestar, como la dopamina y serotonina, las mismas que se liberan cuando se consumen drogas como la cocaína y el éxtasis, ofreciendo una descarga de adrenalina y una sensación de euforia.
También ocurren cambios hormonales: “Tu cerebro desencadena la liberación de la ‘hormona del amor’, la oxitocina, que promueve sentimientos de cariño y confianza”, dice por su parte el doctor Michael De Georgia, director de Música y Medicina en el University Hospitals Case Medical Center.
La estructura de una canción también tiene un impacto. Según De Georgia, la clave de una canción exaltante es que esté sincronizada con los latidos de nuestro corazón, que palpita entre 60 y 80 veces por minuto.
Cualquier ritmo por debajo de los 60 latidos es a la vez triste y relajante, mientras que cualquier canción por sobre los 80, puede causar ansiedad. “El rock te puede hacer sentir eufórico, pero una frecuencia muy por encima de los latidos del corazón hace que el cerebro libere las hormonas del estrés”, señala.
Fuente: Publimetro
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